Por la vulnerabilidad económica proliferan los changarros: Fundes
De subsistencia, 58% de la manufactura
DAVID ZUÑIGA
La estructura productiva de México se ha debilitado en la última década: las microempresas generan cada vez menos empleo, inversión y valor agregado, y la mayoría se han convertido en meras actividades de subsistencia. Por ejemplo, entre 1989 y 1999 los negocios del sector manufacturero que tenían hasta dos trabajadores aumentaron de 49 a 58 por ciento del total.
De acuerdo con la Fundación para el Desarrollo Sustentable (Fundes), durante por lo menos diez años México ha abandonado a la pequeña empresa, que en otros países es la principal generadora de empleo en aras de un modelo económico que se concentra en la estabilidad macroeconómica, las exportaciones y la inversión extranjera.
Este esquema ha permitido controlar la inflación y el déficit fiscal, así como incrementar el valor de las exportaciones a 30 por ciento del producto interno bruto (PIB) hasta antes de la recesión de Estados Unidos; sin embargo, también se ha traducido en un aumento del desempleo, en una creciente polarización de las empresas y en la proliferación de micronegocios -muchos de ellos familiares, conocidos como changarros-- que si bien permiten subsistir a millones de mexicanos, no generan empleo remunerado, no contribuyen a la distribución del ingreso, tienen un nivel de tecnificación nulo o mínimo y, en general, no crean valor agregado.
De acuerdo con el Anuario estadístico 2001 de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), la formación bruta de capital fijo, que mide la inversión, ha caído desde 1990 en los países de la región.
En México, explica Fundes, las crisis recurrentes han minado la confianza entre bancos y microempresarios; estos últimos han desarrollado una actitud de rechazo al crédito, pues ya no lo consideran un factor de desarrollo, sino la última alternativa en caso de contingencia.