MEXICO, S A
Carlos Fernández-Vega
MEDIO EN BROMA, medio en serio, algunos sectores políticos, económicos y sociales de Argentina ven en la Patagonia la "salvación mágica" que erradicaría de esa nación todos -o casi todos- los males que la aquejan, desde que las barbaridades del menemismo le cancelaron la posibilidad de convertirse en un "ejemplo" para América Latina.
DEUDA EXTERNA, DESEMPLEO, crisis fiscal, corralito, pobreza y demás conflictos que mantienen en el hoyo social y económico a la nación conosureña se cancelarían de un plumazo si alguna mente brillante decidiera, en un acto eminentemente patriótico y soberano, "intercambiar" terreno patagónico por la cancelación de la onerosa carga que representa cada uno de los renglones mencionados, abriendo, así, el horizonte para un futuro menos drástico.
ESE SERIA EL "milagro" prometido, casi casi garantizado. Todo indicaría, sin embargo, que los promotores y/o simpatizantes de tan sabia tesis nunca se dieron cuenta de que la Patagonia -por lo menos en lo que se refiere a los mejores segmentos de ese territorio- ya pertenece al capital extranjero.
"LA PATAGONIA, EN Argentina, se ha convertido en un lujoso refugio para los ricos y famosos de todas partes del planeta... Y todavía quedan varias hectáreas por conquistar...", publicita en su más reciente edición la revista Poder (los dueños del fin del mundo), en la que describe -con su peculiar estilo- que "el mito de la Patagonia es uno de los más resistentes en estos tiempos en que los mitos duran poco. Libros, películas, sueños, marcas de los artículos más variados llevan muchos años vendiéndose gracias a él. Pero no hace tanto que algunos multimillonarios avispados descubrieron que el mito mismo estaba en venta".
MIENTRAS TODOS LOS días la población argentina tiene que cargar una piedra adicional en la espalda, en su territorio los ricos y poderosos se sirven con la cuchara grande. Valgan algunos ejemplos citados por la revista Poder: "El camino privado avanza 25 kilómetros entre bosques de Bambi, ríos de calendario, una cascada que cae 90 metros y ninguna persona. El paisaje del noroeste patagónico es una combinación de lagos suizos con montañas himalayas y arboledas canadienses... Todo muy salvaje hasta que aparece, de pronto, una llanura de césped cortado a mano que va a morir al lago y, majestuosa, al fondo, una mansión Beverly Hills. En el césped remolonean ñandúes, guanacos, teros, llamas y variopintos patos; las truchas, obedientes, en el agua. Todo, hasta las hojas secas del otoño austral, pertenece a Joe Lewis (...), financista british que tiene residencia en Bahamas, casas en Florida, un yacht siempre listo que navega alrededor del mundo y la casa más lujosa de la Patagonia, que terminó hace tres años pero ya está en obras (de ampliación)...
"LA CASA TENIA 2 mil 500 metros cuadrados y sólo seis camas. Ahora le están construyendo una piscina cubierta con motores para nadar a contracorriente, un simulador de golf y algunos gadgets más. Los que trabajan para Lewis dicen que su frase favorita comprende una sola palabra: sorpréndanme... En la casa principal ya hay alfombras como colchones persas, Internet satelital, sillones versallescos, ventanas al edén y varios cuadros que parecen Picassos... En la propiedad ya hay canchas de futbol, hockey, voley, un hipódromo chico, establos para 100 caballos, 70 empleados y los alerces más antiguos al sur del ecuador... El lago fue la piedra de la discordia: en Argentina los cursos de agua son públicos y, teóricamente, cualquiera puede acceder a ellos. Pero las tierras que rodean al lago Escondido son completamente Lewis, que tiene derecho a que nadie se las camine... Lewis dice que si la provincia quiere abrir un acceso al lago, que construya un camino; la provincia dice que no tiene dinero. Alrededor hay unas 16 mil hectáreas de tierra sin usar. Cuando le pregunto si las explotan de alguna manera, el administrador, un ex campeón argentino de ski me mira casi alarmado: no, acá la única explotación es el placer del dueño, que llega un par de veces al año en su jet privado con sus dos chefs privados y su secretaria privada y algún hijo o nieto privados hasta el aeropuerto público de Bariloche, 100 kilómetros al norte, y toma su helicóptero hasta su hogar del sur. Joe Lewis y su lago Escondido son el emblema de la Patagonia Fashion.
"LA CORRIDA EMPEZO a mediados de los 90. En esos días Argentina parecía segura, y el mundo mucho menos. La Patagonia se ofrecía como una de las últimas fronteras: un enorme territorio mítico lleno de naturaleza virgen, y vacío -casi vacío- de habitantes: un millón de personas en un millón de kilómetros cuadrados, la población de Dallas en la superficie de Colombia... Pero el problema surgía de la ventaja: la distancia. Sólo los muy ricos podían pensar en tener casa de fin de semana a miles de kilómetros de sus circuitos habituales, y eso era -para ellos- un beneficio adicional: mantenía la privacidad de un country club donde nadie entraba a menos que pudiera comprarse nueve o 10 mil acres de lagos y montañas. Así llegaron Lewis, el empresario de aviación Joe Wells, el matrimonio cristalero Swarowski y, con ellos, una excitación nunca vista en estas tierras. Los vecinos de Bariloche y aledaños empezaron a ver figuritas del jet-set detrás de cada pino...
"EL CNN TED TURNER y su señora Fonda, en cambio, eran muy reales y su finca, La Primavera, más aún: sí, me compré unas tierras porque en Estados Unidos no hay temporada de pesca en enero... Había pagado 6 millones de dólares por 11 mil acres de belleza y lo consideraba una bicoca: era menos que la paga anual de su pítcher peor pagado en los Bravos de Atlanta. Su finca en el valle del Traful es una gran reserva de caza y pesca para un solo hombre; en su casa, Turner guarda sus trofeos: entre ellos, una de las mayores cornamentas -de ciervo- que la región ha producido. Sí, ellos conservan la flora y la fauna, son muy ecologistas, me dijo un ex gobernador de la región que me pidió reserva de su nombre.
"... LOS BENETTON PAGARON casi 37 millones de dólares por cerca de 600 mil hectáreas que... si acaso valían 25... Los Benetton siguieron comprando: ahora, con un millón de hectáreas, más de 300 mil ovejas, mil toneladas anuales de lana, son los mayores propietarios de tierras argentinas. El segundo, George Soros, también tiene lo suyo por aquí: en 1995 su empresa argentina pagó 13 millones de dólares por el mejor hotel de la región, el Llao Llao, inmenso chalet cinco estrellas construido hacia 1930, que se ha convertido en la rampa de lanzamiento: en él suelen parar los que vienen a comprar el mito... la segunda ola de la Patagonia Fashion..."
Las rebanadas del pastel:
EL ILUMINADO JOHN McCharthy, director general de Fonatur, ha visto en Baja California Sur la posibilidad de reproducir el mito patagónico.
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