REPORTAJE ESPECIAL
Cheney recibió subsidios para asegurar contratos
con Petróleos Mexicanos
El gobierno de EU entregó apoyos a la empresa
que dirigía
La firma Halliburton Corporation, de la que el actual
vicepresidente estadunidense fue ejecutivo en jefe, es una de las principales
proveedoras de equipo para perforación y tecnología de punta
de la paraestatal mexicana
JIM CASON Y DAVID BROOKS /corresponsales
washington y nueva york
El vicepresidente Dick Cheney ha sido un gran promotor
de inversión estadunidense en el sector energético de México,
pero aun antes de ingresar al gobierno de George W. Bush ya estaba involucrado
directamente en dicha área por medio de una gigantesca empresa texana
-ahora bajo la lupa por el creciente escándalo empresarial estadunidense-,
que entonces dirigía.
Según documentos oficiales del gobierno, Halliburton
Corporation, la empresa de la cual el actual vicepresidente fue ejecutivo
en jefe, recibió cientos de millones de dólares en subsidios
y apoyos del gobierno estadunidense para lograr contratos con Petróleos
Mexicanos (Pemex) en la segunda mitad de los años noventa.
Desde que Cheney dejó la firma para sumarse al
gobierno de Bush, Halliburton ha negociado nuevos contratos con Pemex para
proveer equipo de perforación y otros servicios para el proyecto
de la cuenca de Burgos.
En julio pasado Halliburton anunció haber logrado
otro contrato por 44 millones de dólares para proporcionar equipo
y servicios al campo Bloque Sur de Cantarell, en Campeche, el más
grande de México.
"Este contrato solidifica nuestra posición como
el principal proveedor de tecnología de punta para Pemex", declaró
Manuel Palomo, vicepresidente residente en México de Halliburton
Energy Services.
El que Halliburton, la proveedora de equipo para campos
petroleros más grande del mundo, tenga negocios en México
no es sorpresa, pero el Center for Public Integrity, con sede en Washington,
ha presentado una serie de interrogantes sobre por qué el vicepresidente
Cheney, un feroz campeón de la libre empresa, aceptó enormes
subsidios del gobierno para conseguir contratos en países como México,
entre otros.
Este financiamiento público de negocios internacionales
también ilustra uno de los mecanismos por medio de los cuales el
gobierno de Washington asegura que empresas estadunidenses mantengan su
posición dominante como proveedoras de equipo y otros insumos del
sector energético mexicano.
Según el Departamento de Comercio, en 1998 Estados
Unidos proporcionaba 88 por ciento de todo el equipo importado utilizado
en la industria petrolera de México.
Desde que Bush llegó a la Casa Blanca, su gobierno
ha promovido activamente una creciente "cooperación" con México
en asuntos de energía.
La Comisión de Energía, que fue encabezada
por Cheney el año pasado para definir la política energética
estadunidense, recomendó específicamente una mayor cooperación
bilateral con México, y esfuerzos para "ampliar y acelerar inversión
en energía, petróleo, gasoductos y conexiones de la rejilla
eléctrica transfronteriza".
Sin embargo, ejecutivos del sector petrolero estadunidense
han expresado su preocupación por los complicados riesgos políticos
inherentes a todo negocio en el sector de energía en México
y, como resultado, el Ex-Im Bank, agencia del gobierno federal que otorga
créditos y garantías de empréstitos, se ha dedicado
a ofrecer apoyos para este tipo de inversiones.
Durante décadas el Ex-Im Bank ha estado involucrado
con México, pero en los últimos 10 años ha puesto
cientos de millones de dólares a disposición de empresas
estadunidenses para promover contratos en el sector energético mexicano,
según una revisión de documentos de esa instituición
crediticia realizada por La Jornada.
"Históricamente, México ha representado
el mercado extranjero más grande del Ex-Im Bank", afirmó
el presidente del banco al firmar un acuerdo en 1999 para poner a disposición
4 mil millones de dólares para la promoción de exportaciones
estadunidenses.
Así fue que Halliburton, cuando Cheney era su presidente,
recibió garantías de crédito del Ex-Im Bank por más
de 500 millones de dólares en contratos con Pemex en 1998 y 1999,
de acuerdo con documentos obtenidos por la organización independiente
Center for Public Integrity.
"Bajo la dirección de Dick Cheney, un conservador
tipo 'quítenme el gobierno de en medio', durante los últimos
cinco años Halliburton surgió como el cochinito del
bienestar corporativo, beneficiándose de por lo menos 3.8 mil millones
en contratos federales y préstamos garantizados por los contribuyentes",
escribió el centro al caracterizar los beneficios que Halliburton
ha recibido no sólo para sus proyectos en México, sino por
todo el mundo.
En México, Brown & Root Energy Services, una
unidad de Halliburton, firmó varios contratos con Pemex, incluyendo
varios en 1997 y 1998.
Un contrato reportado por Halliburton en junio de 1998
comprometió a la empresa a ser proveedora de Pemex en "servicios
generales de administración de proyecto" para Cantarell. Este convenio,
junto con otros firmados entre subsidiarias de ambas empresas, fueron negociados
con el apoyo de garantías de empréstitos otorgados por la
Casa Blanca, y con ello se ha asegurado que Halliburton siga siendo la
empresa estadunidense más grande involucrada en la modernización
de lo que se describe como el campo petrolero más grande de México.
Además, en octubre del año pasado el Ex-Im
Bank aprobó un préstamo de 130 millones dólares para
ayudar a Halliburton a conseguir contratos con Pemex para proveer de equipo
al proyecto de desarrollo de gas de la cuenca de Burgos. Las otras empresas
involucradas en el proyecto financiado por el Ex-Im Bank también
son de Texas, como M-I Drilling Fluids LLC, Dowell Schlumberger, Tetra
International, Weatherford Inc., Peerless Manufacturing y Owen Oil Tools.
Aunque actualmente Halliburton está bajo investigación
de la Comisión de Valores (SEC, por sus siglas en inglés)
por posibles irregularidades contables durante el periodo en que la empresa
era conducida por Cheney, no ha surgido ningún indicio de que los
contratos con México hayan sido de ninguna manera ilegales o que
violaron alguna norma.
No obstante, la relación de Halliburton con Pemex
sí exhibe el interés de largo plazo que este gobierno, y
en particular el vicepresidente Cheney, tiene en ampliar la participación
empresarial estadunidense en el sector de energía de México.
Este interés por parte del gobierno estadunidense
no se limita a petróleo y gas.
En 1998, el Ex-Im Bank también otorgó una
garantía de empréstito para financiar una venta por 169 millones
de dólares de generadores de turbina de gas a la Comisión
Federal de Electricidad (CFE).
En mayo de 2000, durante el último año de
la presidencia de Bill Clinton, el Ex-Im Bank ayudó negociar un
nuevo tipo de contrato con la CFE relacionado con la construcción
de la planta generadora Bajío, en Guanajuato. Este convenio involucró
a dos empresas privadas estadunidenses, la Bechtel International y General
Electrical Power Systems, para la construcción de una planta eléctrica
de 601 megavatios, con la condición de que la paraestatal mexicana
compraría electricidad de esa planta durante los siguientes 25 años.
"Esta es la primera de una nueva serie general de proyectos
independientes de fuerza (eléctrica) en México, que abrirá
más oportunidades a exportadores de Estados Unidos, al tiempo que
se ayuda a México a incrementar la producción de fuerza para
su propio pueblo", explicó el entonces presidente del Ex-Im Bank,
James Harmon.