José Antonio Rojas Nieto
Los grandes números de la energía
Hace no más de tres semanas apareció la edición 2002 de la importante publicación BP statistical review of world energy (BP revista estadística de la energía mundial -www.bp.com/centres/ energy), una de las más prestigiadas en el mundo de los datos internacionales de energía, que compendia y sintetiza información de las fuentes especializadas de mayor prestigio internacional en datos sobre combustibles y energía (International Energy Agency, McCloskey, Oil and Gas Journal, Parpinelli Tecnon, Platts, World Energy Council) y que es preparado por un grupo de analistas especializados de la compañía petrolera británica British Petroleum.
Más allá de que, en algunos casos, es posible descubrir algunas diferencias significativas con fuentes oficiales particulares (por ejemplo las reservas probables de petróleo reconocidas actualmente a México son de 26 mil 900 millones de barriles y Pemex informa oficialmente de 30 mil 838 millones) se trata de un instrumento de trabajo muy útil en el análisis comparativo de la situación energética de los países y -todavía más- en el análisis de las tendencias mundiales.
Así, esta edición actualizada de las estadísticas de BP (como se la identifica coloquialmente en el medio y que, además, tiene la gracia de ofrecer los primeros datos anuales del año anterior), nos permite ratificar un primer hecho importante respecto de 2001, que efectivamente y a nivel mundial, se experimentó una desaceleración en el consumo de energía, pues luego del notable crecimiento de 3.3 por ciento en el año 2000, sólo se alcanzó una tasa de 2.1 por ciento en 2001.
Así, el año pasado, el consumo mundial de energía primaria alcanzó un volumen equivalente a prácticamente 200 millones de barriles de petróleo al día (199.8) de los cuales, específicamente, el crudo representa el 38.5 por ciento, es decir, 76.5 millones de barriles al día. Esto, por cierto, significa que el consumo mundial de petróleo no sólo no creció sino que, incluso descendió un poco; y, sin embargo, siguió siendo la fuente primordial de abasto de energía en el mundo en 2001.
El segundo punto que sobresale al analizar las estadísticas de BP, es algo que puede ser interpretado como un hecho histórico, y es que hasta 2001, todavía el segundo energético más importante del mundo fue el carbón, con un total equivalente a un consumo diario cercano a 49 millones de barriles de petróleo. Pues bien, es muy probable que a partir de este año 2002, ese segundo lugar ya lo tenga que compartir con el gas natural, cuyo consumo en 2001 fue ligerísimamente inferior al carbón, con un equivalente cercano a 48 millones de barriles de petróleo al día.
Con esto, una vez más se ratifica que entre estos tres combustibles fósiles y altamente contaminantes, prácticamente se satisface el 90 por ciento de los requerimientos energéticos del mundo. Se trata, como bien se ha reflexionado desde hace muchos años, de tres especies energéticas no sólo exhaustibles (en extinción diría un amigo), sino fuente principal de la contaminación, lo que significa que a pesar de todo no se ha resuelto este terrible problema.
De los datos publicados este año se pueden destacar dos elementos más: 1) que la energía nuclear representa el consumo equivalente a 12 millones de barriles al día y que no parece que aumentará más (šcuántos soñaron hace 50 años que en el año 2000 esta forma de energía sustituiría a no menos de 50 o 60 millones de barriles de petróleo!); 2) que la hidroelectricidad y otras fuentes alternas de energía (solar, eólica, biomasa, entre otras) proporciona energía que sustituye un monto equivalente a 12 millones de barriles al día de petróleo, importante pero todavía muy menor en términos del desiderátum social de energías limpias y renovables.
Seguimos, pues, sumergidos en un terrible problemas. En lo fundamental, nos movemos, disponemos de calor de proceso, cocinamos nuestros alimentos, generamos calefacción y aire acondicionado, y tenemos fuerza electromotriz con tecnologías todavía muy ineficientes, que utilizan combustibles no renovables, altamente contaminantes. Y frente a este problema no se vislumbran soluciones en el horizonte inmediato. Lamentablemente.
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