Buscamos autonomía: Huberto Aldaz
Ritual vacío, la celebración del día de las etnias, afirma el INI
ALMA E. MUÑOZ
Huberto Aldaz, director del Instituto Nacional Indigenista, consideró la conmemoración del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas como "un ritual vacío, estéril y burocrático", en el que no puede haber festejos si las instituciones no responden a las demandas étnicas y prevalecen la desigualdad, la discriminación, el racismo, la pobreza, la exclusión y el despojo en esas comunidades.
El funcionario habló durante la ceremonia para cancelar, por primera vez, un timbre postal con imágenes de indios, desairada por Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social; Xóchitl Gálvez, titular de la Oficina para la Atención de los Pueblos Indígenas de la Presidencia de la República, y Gonzalo Alarcón, director del Servicio Postal Mexicano, pese a que su presencia se anunció desde principios de semana.
Acompañado de algunos intelectuales indígenas, el diputado perredista Héctor Sánchez y Guillermo Espinosa, director honorario del Instituto Indigenista Interamericano, Aldaz remarcó la importancia de que se alcancen cambios en los terrenos político, económico, social y cultural que permitan a México ser una nación pluricultural, en la que la constante sea la defensa de sus derechos y el respeto a su autonomía.
En un acto en la cancillería, el director del INI defendió la consulta que sobre la reforma institucional se lleva a cabo en todo el país, porque, explicó, "buscamos una entidad autónoma, con fuerza política presupuestal y moral para que pueda acompañar a las comunidades en la construcción y búsqueda de esquemas de desarrollo y vigile que el compromiso del pueblo mexicano se pueda cumplir y, si fuera posible, tener la facultad de recomendar o sancionar".
Héctor Sánchez, presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, defendió la ley de derechos y cultura indígenas elaborada por la Comisión de Concordia y Pacificación a partir de los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
El legislador perredista recordó que 90 por ciento de los municipios indígenas son considerados como de alta y muy alta marginalidad, mientras 13 mil localidades llegan a niveles de pobreza extrema y lacerante. Además, citó, "hay cientos de encarcelados que fueron utilizados por el narcotráfico o lucharon por sus tierras por defender recursos naturales.
"Requerimos no sólo de programas y políticas asistencialistas que estén sujetas al capricho de unos cuantos. Los pueblos indígenas necesitan autonomía económica, política y cultural, porque de lo contrario no habrá desarrollo. No precisamos de una institución supeditada al Presidente de la República o a una secretaría de Estado -cuando el INI pertenece a la estructura de la Sedeso- sino de una que defienda nuestros derechos".
Al acto también acudió el ex director del INI, Marcos Matías, en su calidad de miembro del Foro Permanente de Pueblos Indígenas en la Organización de Naciones Unidas. En entrevista dijo confiar en que el gobierno mexicano atienda oportunamente a los pueblos indígenas, porque "durante toda la historia de México habían estado discriminados y excluidos de la política social, aunque a partir de los 90, cuando se acentuaron los movimientos indígenas, se empezaron a crear algunos instrumentos".
Recordó que en México oficialmente se reconocen 12 millones de indígenas, 40 millones en América Latina y 500 millones a nivel mundial, mismos que "enfrentan el problema del gasto social para atender su mundo de carencias".
Descartó que exista una preocupación gubernamental porque los conflictos indígenas se conviertan en "una amenaza para la estabilización del país. Ni la ONU lo ve así, pues nuestra recomendación es siempre el diálogo, la paz, la intermediación, no buscar caminos de confrontación ni con machetes ni con fusiles ni con armas".
No obstante, en coincidencia con Huberto Aldaz, refirió que está latente la posibilidad de brotes de violencia si no atienden los conflictos agrarios persistentes entre comunidades indígenas, cuyo número alcanza los 362 según Xóchitl Gálvez, aunque no todos son de la misma magnitud.