LAICISMO Y EDUCACION
Indignación por la exclusión de autores de la lista de libros
para bibliotecas de aula
Las omisiones de la SEP, "crimen de lesa humanidad":
Carlos Fuentes
Los niños ideales de la Secretaría de Educación
no serán lectores nunca, señala Monsiváis
ANGEL VARGAS Y ERICKA MONTAÑO
El escritor Carlos Fuentes calificó de "crimen
de lesa humanidad" la omisión de varios clásicos "imprescindibles"
de la literatura universal, como Las mil y unas noches y El Quijote,
en la lista de libros que integrarán las bibliotecas de aula de
educación básica en México.
Subrayó
que excluir obras claves como La Ilíada
o La Odisea
"resulta imperdonable", como es también la ausencia de grandes autores,
entre ellos García Márquez, Kakfa, Dostoievsky, Faulkner
y Alejandro Dumas, "indispensables para nuestra formación en la
infancia o en la juventud, como lo son Julio Ver-ne, Mark Twain, Salgari
y Ed-mundo de Amicis", por mencionar algunos de una lista de apariencia
interminable.
"Esos son sólo algunos de los autores que considero
esenciales para la formación como lectores de los niños de
educación básica, porque los libros abren la imaginación,
y el fin de la lectura es precisamente ése, porque la imaginación
es la fuerza más poderosa de la vida y tratar de oscurecerla o arrojar
un velo sobre ella es un verdadero crimen de lesa humanidad", agregó
el escritor en exclusiva a La Jornada desde su casa en Londres.
"El papel de los libros en esas primeras edades, reitero,
consiste en abrir la imaginación, y qué imaginación
puede rendirse a las maravillas de El Quijote o Las mil y una
noches, y ésos son sólo un par de ejemplos."
"Me siento halagado"
La lista de libros fue presentada hace unos días
por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y en
ella no aparecen tampoco obras de los Nobel Octavio Paz y Gabriel García
Márquez, o clásicos mexicanos como Alfonso Reyes y Jaime
Sabines, o títulos imprescindibles de la literatura universal como
algunos de los ya mencionados. Los libros de Carlos Fuentes también
quedaron fuera.
"No sé quién se haya encargado de esa selección,
pero respeto los criterios de las autoridades. Me siento halagado por la
exclusión, y creo que deberían estarlo también Gabo
y
Paz, porque quiere decir que nuestros libros se leen y se seguirán
leyendo sin necesidad de apoyo oficial alguno", dijo el autor de Aura,
obra que, cabe recordar, indignó al secretario de Trabajo, Carlos
Abascal, el año pasado, cuando impidió leerla a una de sus
hijas por considerarla obscena.
"Ni las obras de Paz, ni de García Márquez,
ni las mías dependen de listas de este tipo, porque, por fortuna,
tenemos lectores independientes y abundantes. De manera que, en el fondo,
es una exclusión que no me atañe", concluyó.
En un comunicado, la Secretaría de Educación
Pública explica que la obra de Fuentes sí forma parte de
la selección. Su cuento Chac Mool está incluido en
una antología, precisa la dependencia.
Para
Elena Poniatowska, autora entre otras obras de La noche de Tlatelolco
y
Lilus Kikus, la lista de la SEP fue "hecha al vapor y es ofensiva
para los escritores mexicanos, que se han se preguntar para qué
escriben, para qué se matan. Es una cosa espantosa, la más
arbitraria y descuidada que he leído en mucho tiempo".
Y resalta: "me parece que la mayor ofensa es para Octavio
Paz; es muy lamentable que no figure nuestro premio Nobel. Me pareció
asombroso que no estén tampoco Alfonso Reyes, López Velarde,
Jaime Sabines, Rosario Castellanos, José Revueltas, Carlos Fuentes,
Carlos Monsiváis, Sabina Berman.
"Faltan también obras como Platero y yo,
de Juan Ramón Jiménez; Canek, de Ermilo Abreu Gómez;
Cartucho
y La mano de mamá, de Nelly Campobello; o Gabriel Fernández
Ledezma, con Viaje alrededor de mi cuarto."
Esas ausencias, reitera Poniatowska, son "ofensivas. Me
parece que la lista fue hecha por gente que desconoce totalmente lo que
es la literatura y lo que hay que hay que hacer por ella".
Carlos Monsiváis, por su parte, dice no comprender
el criterio empleado por la SEP para seleccionar los 292 títulos
que formarán parte de las bibliotecas de aula, y puntualiza:
"Más que protestar por la exclusión de clásicos
inevitables como Alfonso Reyes o García Márquez, lo que me
intriga es la imagen de alumno que diseñaron ahora en la SEP. Es
un alumno que se propone no tener imaginación, que se ajusta a modelos
de lectura que no lo acompañarán el resto su vida, que lee
para olvidar.
"Es
una lista, supongo, para ayudar a la industria editorial española,
que algo lo ha de necesitar, porque la mayoría de los títulos
corresponde a editoriales de la península. Pero también eso
es lo menos.
"Lo más angustioso es darme cuenta que los niños
ideales de la Secretaría de Educación no serán
lectores nunca, no tendrán entre sus patrimonios el gozo del idioma,
nunca se enfrentarán seriamente a la necesidad contemporánea
de conocimientos de ciencia y tecnología, creerán religiosamente
en la cultura visual por sobre cualquier herejía de cultura escrita,
darán vueltas en torno de lo elemental que, al repetirse, se vuelve
lo absolutamente banal, y sólo por accidente se toparán con
libros valiosos como los de Arreola, Rulfo, Pacheco, Ibargüengoitia...
"La lista me parece un producto de la confusión,
del amor por lo pueril y del asombro ante lo que pueda efectivamente resultar
formativo para los estudiantes de primaria y secundaria. No es un problema
de exclusiones, insisto, aunque las hay muy evidentes, sino de algo más
básico. Con esta lista la SEP confirma que ignora cuál es
el proceso formativo de la enseñanza pública. Espero que
no caigan en la tentación de hacerle caso a la noción del
laicismo preconizada por el presidente Fox, que cree, por lo visto, que
el laicismo es aferrar una Constitución virtual mientras besa el
anillo papal.
"Lo que me queda claro es que la SEP lleva mucho tiempo
de ignorar cuáles son los verdaderos procesos formativos. Lo que
está en juego es la responsabilidad primordial del Estado. Por lo
pronto, lo que veo es el afán caótico de puerilizar la niñez,
y la niñez no puede ser nunca la edad pueril, sino la del inicio
de la imaginación, la crítica, el gozo del idioma y la alegría
del conocimiento."
Cierra Monsiváis: "lo que la SEP ha propuesto no
es una biblioteca básica, sino una más de las bibliotecas
de aluvión que responden al azar y las improvisaciones".