El neoyorquino se presentará el 7 de septiembre en el estadio Azteca
En la Capital del Sol, Kravitz hizo brillar
al blues y a American woman
Pink, sensación de los adolescentes gringos abrió
el concierto del sábado en Miami
Apoyar a las nuevas figuras mediante su disquera, uno de los planes del
músico
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Miami, Florida, 11 de agosto. Lenny Kravitz y Pink
hicieron que brillara el lado este de la llamada Capital del Sol,
el sábado pasado en un concierto que anticipa lo que será
su presentación en el estadio Azteca, el próximo 7 de septiembre.
El Mars Music Anphitheatre de esta ciudad recibió a unas cinco mil
personas; en el coloso de Santa Ursula, los cantantes estadunidenses tienen
el reto de meter 50 mil almas.
Los asistentes de esta tarde-noche lucen alegres y varios
ya llevan algunos tragos, que seguirán incrementando adentro. Sobre
todo los del área VIP, que pagaron los boletos más caros.
Llegan en sus camionetas, en sus autos, en sus largas limosinas. Algunos
hacen acto de presencia en motos. Se ven fuertes por el ejercicio sistemático,
tanto ellos como ellas. Hay quien llega en plan familiar, con sus hijos,
que pretenden ver a Pink, la güera sensación de los adolescentes
gringos.
Hay dólar y por dos tickets se pagan 112
verdes; una cerveza nacional 6, en promedio; un coctel, 10. Una playera
estampada, que en México no pasa de 80 pesos, vale 30 (dólares).
Nadie protesta por los precios.
Nadie
rompe el orden
Pasean, van de un lado a otro comiendo hot dogs
y hamburguesas. Todo muy normal; nadie se aloca, nadie realiza un acto
que rompa la disciplina. La seguridad trabaja como la maquinaria de un
reloj. De los altavoces sale el sonido de canciones varias, todas familiares
en México. El clima no cede; es caliente, lo cual hace que las damas
vistan ropa ligera, corta. No hay rubor, pero tampoco nadie las mira con
acoso, a pesar de los tragos.
Hasta antes de las ocho de la noche el anfiteatro es más
bien una gran cantina con puntos de venta de comida rápida. Se interrumpe
la música de ambiente. Una gritería de adolescentes anticipa
que Pink está por subir (bautizada como Alecia Moore, 18 de septiembre
de 1979), quien tiene dos discos en el mercado. No hace esperar a sus seguidores
y hace una aparición con muchas ganas. En entrevista previa al concierto,
de cerca, se ve fuerte, maciza y atractiva.
Interpreta Don't let me get me. La respuesta de
las jovencitas y algunos niños fue con mucha histiamina.
Logra su objetivo. Tiene una experiencia que se remonta
a cuando su vida sólo sumaba 13 años. A los 14 escribió
su primera canción y en sus primeras apariciones le chiflaban porque
no gustaba. Su deseo de triunfo ahora lo ve cumplido frente a sus paisanos,
este sábado, que corean There you go y Most girls,
más algunos covers.
En la rueda de prensa anunció que luego de su concierto
en el Azteca hará una fiesta mexicana para celebrar su cumpleaños,
"con burritas, mole, tacos y quesadillas... también quiero probar
cerveza". No desea quedarse con el estigma de ser cantante pop, para lo
cual la ayuda, aseguró, abrir las presentaciones de Kravitz.
Rock potente y sinuoso
Una
pausa de media hora. La noche es caliente y algunos se quitan las camisetas.
La cerveza fría es consumida con ánimo de náufrago.
Se apagan las luces y entra Lenny. Su rock potente y sinuoso, con apariencia
de abúlico pega en los que tiene enfrente. Su guitarra en forma
de flecha. Miles de seudobilletes vuelan del escenario hacia el público.
Tienen la imagen del músico nacido en Nueva York, en 1964, a quien
se le coloca en el horizonte de Jimi Hendrix. "No soy un genio. Me falta
mucho por recorrer", precisa quien vivió su infancia entre Bahamas,
Manhattan y Brooklin.
A la charla previa al concierto llegó sin la parafernalia
que asumen los artistas de su nivel en México. Sí con algo
de vigilancia de agentes de seguridad, en el hotel Sheraton, pero sin empujones
ni britneyseñales. Tranquilo contestó las preguntas,
la mayoría inconexas. "¡Qué alivianado!", comentaron
algunos periodistas de los ocho medios presentes. Entre sus planes se halla
apoyar a nuevas figuras, a través de su disquera Roxy Records. Y
descansar. La gira va para largo, mínimo hasta octubre, cuando hará
brincar a los japoneses, en Toyama.
En el escenario, Lenny se retuerce, se hinca, va de un
lado a otro. Pasarán Bank robber man y otras 14 más,
pero no Believe, que para muchos fue la ausente de la noche.
Hay quien trata de adivinar la canción que seguirá.
Nadie acierta. Pero el concierto ha ido en ascenso. Cerrará fuerte
el músico negro que ya para las diez y media tiene al público
en un puño. Ha habido minutos de blues, de rock clásico de
cuatro tiempos, de virtuosismo en la guitarra de parte de Craig Ross.
No podía faltar la parafernalia de los conciertos
de rock: las pantallas, las imágenes sicodélicas, los vitrales
como catedral gótica, los puntos de luz que semejan batallones de
luciérnagas; dos pantallas para que no perdieran detalle, continuidad,
los que iban por su chelas.
En el fondo, arriba, en la loma, sobre el pasto bailan
parejas, se besan teniendo como fondo la música de Kravitz, el blues.
La tranquilidad se interrumpe con la potente Are you gonna go my way,
con los requintos circulares de Ross; Kravitz se acerca a éste buscando
los apóstrofes para la foto. Cada final de los fraseos musicales
es rematada por escenas ya vistas, tal vez con Jagger y Richards o Plant
y Page.
Variaciones e imaginación
El
tema se alarga y hay quien baila sobre las sillas. La baterista negra Cindy
Blackman se arranca con un solo de su baqueta que unirá a Are
you gonna... con American woman, que prendiera el recuerdo por
Guess Who. Son más de cinco minutos de variaciones, de imaginación
percutiva. Una ametralladora, ráfagas de armonía sónica.
American
woman para ellas, para las estadunidenses, en su propia tierra, bajo
el pedazo de luna que se ve en el horizonte. Jack Daley, el bajista, es
de los que casi no aparecen, pero su trabajo es efectivo, a lo Bill Wiman.
El público gringo ha tenido su diversión,
necesaria luego de que en Miami, desde el 11 de septiembre de 2001, cayeran
las dos actividades principales de la ciudad: el turismo y el comercio,
con el creciente desempleo. Ahora parece que ha pasado lo peor y que se
ha iniciado la recuperación, ha señalado el alcalde del condado
Miami-Dade, Alex Panelas.
En la entrevista citada, Lenny dijo: "Vivimos un mundo
que está muy enfermo, lleno de peleas entre gobiernos; a mí
me gusta estar enterado de la postura de cada líder para sacar mis
propias conclusiones... Creo que uno de los grandes errores de los políticos
en este momento es que no buscan arreglar, sino luchar, y por eso no se
encuentra una solución. Toda lucha debe ser por una paz humana,
con responsabilidad y con conciencia".
Sólo unos cuantos mexicanos han llegado a este
concierto. La mayoría de los asistentes son güeros.
Ayer tocó, en el mismo sitio, Yes, con Anderson, Howe, Squire y
White, más Rick Wakeman. Luego se presentarán Allman Brothers
Band, Rush. Todo en esa lomita del caluroso y calenturiento Miami.
En el medio se comenta que es difícil que Lenny
y Pink llenen el Azteca. Se han puesto a disposición del público
50 mil boletos, que van de los 150 a los 2 mil pesos. Habrá que
esperar.