ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Atenco como ejemplo
A RAIZ DE LAS interesantes opiniones vertidas en esta página de toros de La Jornada hace ocho días por el empresario taurino y coleccionista Diego Carmona, en el sentido de que era urgente formar una asociación de tenedores de derecho de apartado de la Plaza México como última "instancia de defensa y persuasión" con que podría contar el público aficionado, las reacciones no se hicieron esperar.
REFLEJO DE LA pasividad que hace varias décadas caracteriza al grueso de los asistentes a la desprestigiada plazota, no faltaron los que consideran que "no se puede unificar criterios en torno a la creación de dicha asociación, habida cuenta de la diversidad de intereses, estatus y lugar de residencia de los titulares de derechos de apartado" (más de 16 mil).
CON ESTOS CRITERIOS se explica el descenso que hace tres décadas experimenta el otrora escenario de toros más importante de Latinoamérica, a merced del voluntarismo de quienes dicen arriesgar un dinero tan sospechoso como inacabable, pero como nunca inversamente proporcional a los resultados taurinos que diversos manirrotos han podido presentar.
ATENCO, DEL NAHUATL tentli, a la orilla del agua, y co, lugar, está indisolublemente ligado a páginas gloriosas de la historia del toreo mexicano por ser también el nombre de la hacienda ganadera que en el Valle de Toluca fundara en 1528 Juan Gutiérrez Altamirano, pariente y compañero de armas de Hernán Cortés, quesque con vacas y toros navarros (tan lejos Navarra de Andalucía y Cádiz de Veracruz que si esos bóvidos lograron llegar vivos a la Nueva España deben haber servido como simiente de chivos), y por las memorables hazañas toreras que el atenquense Ponciano Díaz, Rodolfo Gaona y otros, realizaron con sus bravas reses. Pero el nombre de Atenco habría de multiplicarse en más de 50 laboriosas poblaciones mexiquenses, incluida San Salvador Atenco.
UNIDOS ORGANIZADAMENTE DESDE octubre del año pasado, campesinos y ejidatarios de esa y otras comunidades pudieron echar abajo los frívolos decretos expropiatorios que por falsa causa de interés público pretendían despojarlos de sus tierras. Pero si hubiesen pensado como los tarjetahabientes de derechos de apartado de la Plaza México, hoy estarían contando los siete pesos que por metro cuadrado les ofrecían algunos cretinos del gobierno del cambio.
UNA MUESTRA DE lo que tan displicentes aficionados entregan cada temporada dizque grande a cambio de espejitos y figuritas con novillos despuntados: el derecho de apartado de una localidad de octava fila del primer tendido de sombra costó el año pasado mil 395 pesos, y el boleto por corrida 239 pesos, con lo que por cada derecho de apartado el empresario se embolsa graciosamente el precio de entrada a casi šseis corridas! Ello explica su indiferencia ante las pobres entradas que los más de los domingos exhibe el inmueble, pues su negocio no está en la asistencia y menos en recuperar el brillo de una tradición.