Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 16 de agosto de 2002
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En Corrientes se multiplica la pobreza

Patéticos cuadros de desnutrición infantil en la provincia argentina

AFP

Corrientes, 15 de agosto. ''Tienen graves síntomas de desnutrición y vientre hinchado por los parásitos", afirma el médico Alberto Arregin, que vio toda clase de cuadros derivados de la pobreza, pero ninguno como el de tres de los 11 hermanitos Miranda, internados en hospitales de Corrientes después de alimentarse únicamente con tierra.

"Los doctores están contentos porque Ricardo va largando (arrojando) los parásitos", dice Estela Morales, de 37 años, tía de los hermanos Miranda. Ricardo, de 16 años, está internado desde hace 15 días en terapia intensiva del Hospital Escuela General San Martín con un cuadro de desnutrición de tercer grado, el más elevado, y pesa la mitad de lo que corresponde a su edad.

Morales se siente "privilegiada", porque es de las pocas de la numerosa familia que tienen trabajo: ''lavo, plancho y lo que venga", explica durante la visita a su sobrino en remplazo de los padres que, desde temprano, están con la juez que analiza retirarles la custodia de algunos de sus hijos.

A un kilómetro de distancia, en el Hospital Pediátrico Juan Pablo II, Cristina y Fernando Miranda ya llevan dos meses internados con grado dos de desnutrición.

En una de las camas yace Fernando, y al observarlo tan menudo e inmóvil cuesta creer que ya cumplió los 4 años.

Su hermana, que lo dobla en edad, pabue04-145258-pihrece un animalito agazapado, en cuclillas sobre una silla desvencijada, pero su mirada perdida no denota la más mínima agresividad.

"Lo que estos niños necesitan es vitamina o, de olla, y lo que estamos haciendo es darles de comer, ni más ni menos", ilustra el médico Arregin, director del moderno centro de salud.

Hace tiempo que conoce a esa familia indigente, una de las tantas que sobreviven a duras penas en Corrientes, en el noreste argentino, zona de pobreza a 950 kilómetros de Buenos Aires.

"El caso de los hermanos Miranda refleja un gran déficit sociocultural, porque a la gente no se le enseña a pescar sino que se le regala el pescado", analiza Arregin.

Más allá de la metáfora, la familia Miranda vive a escasos metros del río Paraná, generoso en cantidad y variedad de peces, en un terreno fiscal que pertenecía a una fábrica de cemento donde sólo sobrevive el armazón de una vieja maquinaria oxidada, mudo testigo de épocas doradas en que se construían carreteras y puentes en la zona.

Allí, en el barrio Mendoza al Sur, una sorprendente limpieza choca con el aspecto de abandono de varios de los hermanitos Miranda, su ropa hecha jirones, que juegan con pies descalzos al futbol con primos y vecinos.

"Los chicos estaban bien, pero vino esta crisis en el país y ahora mis hijos no tienen más trabajo ni changa (trabajo eventual), nada", se queja Eloísa Paula Montenegro, la abuela de los niños, madre a su vez de diez hijos.

Casi ciega, doña Eloísa conserva una envidiable lucidez y toda su coquetería: "tengo 81 años", dice, pero su esposo, Juan Esteban Miranda, la corrige: "84".

Juan, hombre menudo de 89 años, un ex peón de estancia que recorrió durante décadas los campos a caballo y ahora se apoya en un palo a modo de bastón, no pierde la sonrisa ni para quejarse de que, "desde que estoy acá, hace 30 años, no tengo trabajo, no recibo ayuda del gobierno".

Debajo de un árbol, Ramoncito tiene la mirada perdida y camina con dificultad. No pesa más de 38 kilos, y sus 17 años parecen siete u ocho. Juega con tierra, está en cuclillas, igual que su hermanita Cristina, internada.

El padre, Ramón Miranda, hace tiempo que no vive con su familia, sólo acude cada tanto para ver a su esposa, Marta Benítez, "para tener relaciones sexuales", dice el pediatra Roberto Jabornisky.

Jabornisky atiende una salita de primeros auxilios en el barrio Santa Marta, donde Benítez acudía cada tanto, pero "no llevaba a control regular a sus hijos, sólo venía a pedir leche. Ni siquiera recuerda los nombres de sus 11 hijos", narra.

Después de realizar un crudo diagnóstico de su provincia, que acapara el récord ar-gentino de mortalidad infantil (30 por mil) y de pobreza (71 por ciento), con una desocupación de 23.1 por ciento, superior a la media nacional (21.5 por ciento), Jabornisky acepta que "hay padres que se preocupan, van al río y pescan, llevan a sus hijos a los comedores comunitarios, a control de salud".

"Pero los Miranda no hicieron nada. La justicia les puede sacar dos o tres chicos, pero van a seguir teniendo más", anticipa el pediatra de 40 años.

Coincidentemente, el director provincial de Minoridad y Familia, Carlos Casella, explica que "si bien hay programas de atención primaria de la salud, los Miranda se niegan a asistir".

La parálisis productiva, el abandono de políticas sociales, los recortes presupuestarios y la escasa recaudación tributaria multiplicaron en progresión geométrica los índices de pobreza en Corrientes, donde el Estado es el principal generador de puestos de trabajo.

Miles marchan "contra el hambre"

En este contexto, la "marcha contra el hambre, por trabajo y en defensa de la justicia, la salud y la educación", de desempleados y organizaciones sindicales, concluyó este jueves en la ciudad de La Plata con una concentración de 12 mil personas, luego de recorrer durante cuatro días la castigada periferia de Buenos Aires.

El dirigente docente Hugo Yasky advirtió, además, que el clima de inseguridad que vive el país "está llevando a una especie de guerra civil no declarada", y que "este miedo que nos hacen vivir tiene que ver con criminalizar la miseria e imponer el esquema del orden y el autoritarismo por encima de la justicia social".

Estas declaraciones se dan cuando la policía de la populosa provincia de Buenos Aires, la mayor fuerza de seguridad argentina, conocida como la "maldita" por sus vínculos con crímenes políticos y ejecuciones extrajudiciales, sigue en el centro del debate político, tras el caso del asesinato de un joven previamente secuestrado.

"Lo serio es que estamos hablando de una violencia que viene del Estado", dijo María del Carmen Verdú, de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional.

En tanto, autoridades de Entre Ríos dieron asueto administrativo, en momentos en que aumentan los rumores sobre saqueos a supermercados en la nordestina provincia.

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