Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 19 de agosto de 2002
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Política
ENTREVISTA

CARLOS SALAS, INVESTIGADOR DE LA UAM

Sólo 30% de desempleados recuperan trabajos formales

70% DE QUIENES PIERDEN SU EMPLEO SE INCORPORAN A CHANGARROS

Mientras la situación laboral del país empeora día tras día, las autoridades pierden el tiempo en discusiones bizantinas sobre el número de pobres y no van al fondo del problema. Para solucionar el asunto, asegura Salas, hay que reconstruir la infraestructura urbana y rural

FABIOLA MARTINEZ

En México sólo 30 por ciento de quienes quedan en el desempleo logran reinsertarse a corto plazo en alguna ocupación formal, mientras que el resto se refugia en microunidades -conocidas como changarros-, en su mayoría generadoras de empleos de mala calidad, señaló Carlos Salas, especialista en economía del trabajo.

Precisó que el promedio salarial en nuestro país es de 70 pesos al día (equivalente a menos de dos salarios mínimos) y poco más de la mitad de la población no recibe ingresos necesarios para vivir en condiciones adecuadas.

Las diferencias en ingresos continúan siendo abismales. Por ejemplo, los directivos de empresas o un alto funcionario público -que en conjunto no rebasan 5 por ciento de la población--reciben en promedio sueldos ocho veces más altos que los de un obrero, mientras que en la mayoría de los hogares el número de integrantes que laboran se incrementó en los pasados 15 años de 1.4 a 1.9 miembros.

Es decir, "las condiciones empeoran día tras día para todos, y de continuar el mismo modelo económico en 10 años tendremos contrastes nunca vistos que redundarán en una mayor polarización y estallidos sociales", expresó el doctor Salas, autor de 61 artículos y diversos libros en torno al tema laboral.

En entrevista con La Jornada, el también profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) afirmó que la definición del número de pobres en México es en realidad una discusión bizantina, estéril, porque el problema no son las estadísticas, sino el modelo de acumulación, vigente en México desde hace 20 años.

-¿Cuál es el problema central del creciente número de empleos de mala calidad y, en consecuencia, de pobres?

-El problema es que el propio modelo está reproduciéndose. Es decir, aun si con un acto mágico se eliminaran hoy todos los pobres del país, en 10 años tendríamos nuevamente el mismo número o tal vez más. Mientras el gobierno no entienda qué es lo que está generando esos pobres, de nada servirán los programas asistenciales.

-Entonces, ¿los programas son sólo paliativos para resolver el problema de la pobreza y el desempleo?

-Sí, porque un programa que no vaya a fondo, que no implique un aumento generalizado del salario, empleos estables o una forma distinta de inserción de México en el mercado mundial, seguirá siendo una estrategia que generará más pobres. Así de fácil.

-En su opinión, ¿cuáles son las acciones que se deberían aplicar de inmediato para tratar de revertir esa tendencia?

-Para empezar, yo dudo que un gobierno como el nuestro tuviera interés en ello. Sin embargo, en tal caso lo primero sería un programa de emergencia para la construcción y reconstrucción de infraestructura en el campo y la ciudad (caminos, puentes, obras de riego, distribución de agua), como alternativa para la generación de empleos y reactivar el mercado interno.

"Este programa de emergencia, que podría durar uno o dos años, le proporciona a la población mayores ingresos y le ayuda a vivir mejor. Enseguida está reconstruir cadenas productivas que se encuentran desactivadas o destrozadas, pero eso implica renegociar acuerdos internacionales y un cambio de perspectiva del crecimiento del país. Y, sobre todo, hay que pensar para qué quieres ese crecimiento."

Una de las principales críticas a las estadísticas oficiales se refiere al número de mexicanos que se ubican en el desempleo abierto (cercano a 2.5 por ciento de la población económicamente activa), que resultan notablemente inferiores a las registradas en Estados Unidos y a la mayoría de los países europeos.

Al respecto, Salas explicó que ese indicador se elabora con base en lineamientos internacionales con todo el rigor metodológico que es posible; sin embargo, en México "son pocos los desempleados" por la sencilla razón de que sólo una pequeña parte de la PEA se puede dar el lujo de estar en esa condición; el resto, generalmente, se traslada a las microunidades, única alternativa inmediata para sobrevivir.

De una población de poco más de 100 millones de personas, 40 millones están en edad de trabajar; es decir, constituyen la PEA. De éstos, 7 millones viven en el campo y 33 millones en zonas no agropecuarias.

A su vez, de los trabajadores urbanos en referencia, 20 millones laboran en unidades productivas pequeñas, medianas y grandes, y el resto, unos 13 millones (entre 40 y 44 por ciento de la PEA), están ocupados en microempresas de máximo cinco empleados cada una, de ahí que si una persona reporta que trabajó por lo menos durante una hora semanal no es considerada como población en el desempleo abierto.

De esta forma, los changarros o microunidades constituyen el modelo laboral con mayor crecimiento en los años recientes en nuestro país, en el que 70 por ciento de los desempleados encuentran cabida inmediata -de un trimestre a otro-, aun cuando ello no les garantice estabilidad, contrato individual o colectivo, sindicalización y mucho menos seguridad social o ahorro para el retiro.

La realidad nacional en este aspecto se torna cada día en peores condiciones para jóvenes y viejos. A nivel general, explica Salas (compilador del libro La situación del trabajo en México 2002, próximo a publicarse), crece el número de mexicanos que no tienen más opción que emplearse en unidades de muy baja productividad y condiciones de trabajo muy pesadas, malas o leoninas.

Para los más jóvenes, su entrada al mercado de trabajo se realiza de manera frecuente en condiciones precarias y sin seguridad social. Pese a ello, continúan desplazando a los trabajadores más viejos.

En tales condiciones, manifiesta el especialista, ni los jóvenes ni los viejos están generando la manera de jubilarse de manera digna, por lo que dentro de 20 o 25 años habrá otros problemas en México: ¿dónde se colocará toda la gente en edad de trabajar, quién mantendrá a los que no laboran y de qué vivirán aquellos que nunca tuvieron la oportunidad de cotizar para una jubilación?

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