ENTREVISTA
CARLOS SALAS, INVESTIGADOR DE LA UAM
Sólo 30% de desempleados recuperan trabajos formales
70% DE QUIENES PIERDEN SU EMPLEO SE INCORPORAN A CHANGARROS
Mientras la situación laboral del país
empeora día tras día, las autoridades pierden el tiempo en
discusiones bizantinas sobre el número de pobres y no van al fondo
del problema. Para solucionar el asunto, asegura Salas, hay que reconstruir
la infraestructura urbana y rural
FABIOLA MARTINEZ
En México sólo 30 por ciento de quienes
quedan en el desempleo logran reinsertarse a corto plazo en alguna ocupación
formal, mientras que el resto se refugia en microunidades -conocidas como
changarros-,
en su mayoría generadoras de empleos de mala calidad, señaló
Carlos Salas, especialista en economía del trabajo.
Precisó que el promedio salarial en nuestro país
es de 70 pesos al día (equivalente a menos de dos salarios mínimos)
y poco más de la mitad de la población no recibe ingresos
necesarios para vivir en condiciones adecuadas.
Las
diferencias en ingresos continúan siendo abismales. Por ejemplo,
los directivos de empresas o un alto funcionario público -que en
conjunto no rebasan 5 por ciento de la población--reciben en promedio
sueldos ocho veces más altos que los de un obrero, mientras que
en la mayoría de los hogares el número de integrantes que
laboran se incrementó en los pasados 15 años de 1.4 a 1.9
miembros.
Es decir, "las condiciones empeoran día tras día
para todos, y de continuar el mismo modelo económico en 10 años
tendremos contrastes nunca vistos que redundarán en una mayor polarización
y estallidos sociales", expresó el doctor Salas, autor de 61 artículos
y diversos libros en torno al tema laboral.
En entrevista con La Jornada, el también
profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana
(UAM) afirmó que la definición del número de pobres
en México es en realidad una discusión bizantina, estéril,
porque el problema no son las estadísticas, sino el modelo de acumulación,
vigente en México desde hace 20 años.
-¿Cuál es el problema central del creciente
número de empleos de mala calidad y, en consecuencia, de pobres?
-El problema es que el propio modelo está reproduciéndose.
Es decir, aun si con un acto mágico se eliminaran hoy todos los
pobres del país, en 10 años tendríamos nuevamente
el mismo número o tal vez más. Mientras el gobierno no entienda
qué es lo que está generando esos pobres, de nada servirán
los programas asistenciales.
-Entonces, ¿los programas son sólo paliativos
para resolver el problema de la pobreza y el desempleo?
-Sí, porque un programa que no vaya a fondo, que
no implique un aumento generalizado del salario, empleos estables o una
forma distinta de inserción de México en el mercado mundial,
seguirá siendo una estrategia que generará más pobres.
Así de fácil.
-En su opinión, ¿cuáles son las acciones
que se deberían aplicar de inmediato para tratar de revertir esa
tendencia?
-Para empezar, yo dudo que un gobierno como el nuestro
tuviera interés en ello. Sin embargo, en tal caso lo primero sería
un programa de emergencia para la construcción y reconstrucción
de infraestructura en el campo y la ciudad (caminos, puentes, obras de
riego, distribución de agua), como alternativa para la generación
de empleos y reactivar el mercado interno.
"Este programa de emergencia, que podría durar
uno o dos años, le proporciona a la población mayores ingresos
y le ayuda a vivir mejor. Enseguida está reconstruir cadenas productivas
que se encuentran desactivadas o destrozadas, pero eso implica renegociar
acuerdos internacionales y un cambio de perspectiva del crecimiento del
país. Y, sobre todo, hay que pensar para qué quieres ese
crecimiento."
Una de las principales críticas a las estadísticas
oficiales se refiere al número de mexicanos que se ubican en el
desempleo abierto (cercano a 2.5 por ciento de la población económicamente
activa), que resultan notablemente inferiores a las registradas en Estados
Unidos y a la mayoría de los países europeos.
Al respecto, Salas explicó que ese indicador se
elabora con base en lineamientos internacionales con todo el rigor metodológico
que es posible; sin embargo, en México "son pocos los desempleados"
por la sencilla razón de que sólo una pequeña parte
de la PEA se puede dar el lujo de estar en esa condición; el resto,
generalmente, se traslada a las microunidades, única alternativa
inmediata para sobrevivir.
De una población de poco más de 100 millones
de personas, 40 millones están en edad de trabajar; es decir, constituyen
la PEA. De éstos, 7 millones viven en el campo y 33 millones en
zonas no agropecuarias.
A su vez, de los trabajadores urbanos en referencia, 20
millones laboran en unidades productivas pequeñas, medianas y grandes,
y el resto, unos 13 millones (entre 40 y 44 por ciento de la PEA), están
ocupados en microempresas de máximo cinco empleados cada una, de
ahí que si una persona reporta que trabajó por lo menos durante
una hora semanal no es considerada como población en el desempleo
abierto.
De esta forma, los changarros o microunidades constituyen
el modelo laboral con mayor crecimiento en los años recientes en
nuestro país, en el que 70 por ciento de los desempleados encuentran
cabida inmediata -de un trimestre a otro-, aun cuando ello no les garantice
estabilidad, contrato individual o colectivo, sindicalización y
mucho menos seguridad social o ahorro para el retiro.
La realidad nacional en este aspecto se torna cada día
en peores condiciones para jóvenes y viejos. A nivel general, explica
Salas (compilador del libro La situación del trabajo en México
2002, próximo a publicarse), crece el número de mexicanos
que no tienen más opción que emplearse en unidades de muy
baja productividad y condiciones de trabajo muy pesadas, malas o leoninas.
Para los más jóvenes, su entrada al mercado
de trabajo se realiza de manera frecuente en condiciones precarias y sin
seguridad social. Pese a ello, continúan desplazando a los trabajadores
más viejos.
En tales condiciones, manifiesta el especialista, ni los
jóvenes ni los viejos están generando la manera de jubilarse
de manera digna, por lo que dentro de 20 o 25 años habrá
otros problemas en México: ¿dónde se colocará
toda la gente en edad de trabajar, quién mantendrá a los
que no laboran y de qué vivirán aquellos que nunca tuvieron
la oportunidad de cotizar para una jubilación?