CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
El horror del error
DESDE LA TRAGEDIA del neoliberalismo y su subsecuente globalización, nada o poco extraña a los ojos humanos.
POR ESO, NO hace mucho tiempo, cuando se decidió salpicar de Coca-Cola las calles de la ciudad, asumí que conmigo muchos mexicanos más estarían en desacuerdo con ese extraño compromiso de cambiar los anuncios espectaculares por el sello de muchas empresas en las láminas que dan nombre a los corredores por donde transitamos.
ENTONCES RECIBI, CON cierta extrañeza, misivas electrónicas de simpatizantes de las barras y las estrellas que se lanzaron en defensa no de la limpieza visual que debería caracterizar a la nomenclatura, o de la memoria histórica que obliga a tratar de conocer por qué la calle se llama de tal o cual manera. No, esos lectores, a quienes debo el favor de leerme, me culparon de atacar a la empresa de las gaseosas aguas negras.
DESPUES, UNA TARDE cualquiera, una vecina miraba la genuflexión de Fox ante Juan Pablo II y me preguntaba: Ƒpor qué se tachó de humillación el beso en el anillo? La pregunta fue agresiva, su disgusto no cabía en el elevador.
PARA REMATAR, SE dice que las omisiones de autores como Paz o Fuentes en nada deben preocupar al resto de los que habitamos este país y se congratulan de que en la mínima biblioteca que se instalará en las escuelas existan títulos de autores de menor valía literaria.
Y ENTONCES SI, he de confesar, ya nada debe sorprenderme. Hay algunos que en la desaforada defensa de la exclusión pactada han tratado de menospreciar a Paz y Fuentes, como quien defiende la chamba, pese a todo, por sobre todo.
DE PRONTO EMERGEN de su oscuridad perenne y en el ejercicio pleno de la soberbia tratan de ofrecer una disculpa, quieren defender lo perdido y con su gris de siempre concluyen en un simple "ahí se va" que los pinta de mente entera.
PERO A FIN de cuentas la historia, que no perdonará el error y juzgará a estas autoridades en la medida de su olvido, también nos descubrirá las razones que dieron pie a este tan comentado caso.
SEGUN ME DICEN, las cuentas de algunas editoriales que, casualmente, editaron las obras que sí se hallan en la lista de la SEP, no fueron lo suficientemente exitosas en los últimos tiempos y menos aún en lo que se refiere a la literatura infantil.
ES MAS, HAY quienes aseguran que existen bodegas llenas de libros que irán a parar a las bibliotecas aula, mismos que no pudieron ser vendidos en las librerías del país.
Y ENTONCES, COMO ya se ha hecho costumbre, el gobierno fue al rescate de los libreros en aprietos económicos. Los títulos fueron escogidos por los libreros, según me dicen, y luego avalados por los expertos.
POR ESO, ENTRE esos títulos no se reprodujo a innumerables escritores mexicanos -recordemos que tampoco se incluyó al zacatecano López Velarde, por citar a otro más-, pero a fin de cuentas era el negocio de los libreros y punto.
LO MALO DE esto es que el gobierno, otra vez sin importarle la gente, se haya convertido en cómplice de la atrocidad. Viva el cambio y sus defensores.
CIUDAD PERDIDA