Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 21 de agosto de 2002
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Política

José Steinsleger

Música Esperanza

Después de oír una sonata de Bach al piano, ejecutada por Miguel Angel Estrella en El Potrerillo, remoto caserío del noroeste argentino, un trabajador de la zafra contó que una noche, volviendo al rancho "muerto de cansancio" luego del trabajo, su mujer ya dormía y le había dejado el radio encendido, cosa que hubiera música para que no se sintiera solo.

"La música que oí era como un ruido de fondo", dijo. "Pero cansado como estaba no moví el dial y me senté a comer. Al rato, me sentí bien, muy sereno. Dormí como un angelito. Unos meses más tarde la historia volvió a repetirse. Reconocí que era la misma música. Pegué la oreja al radio y sentí que era no se qué cosa de Juan Sebastián Bach...

"Al día siguiente me levanté con la idea fija de descubrir quién era el Bach ese. Les pregunté a mis compañeros de 'laburo' (trabajo) y a los vecinos pero nadie lo conocía. Pensé que a lo mejor el tipo fuera de Salta o de Santiago o de Bolivia. Meses más tarde estaba en la ciudad de Tucumán haciendo unos trámites y se me ocurrió preguntarle al em-pleado. Así supe que Bach era alemán y que estaba muerto. šPensar que yo tenía ganas de conocerlo!...

"Entonces fui a una librería y compré una biografía. Me enteré que el hombre era de los nuestros, humilde, con muchos hijos, y un 'laburante' de la música. Bach pensaba que nosotros -los fieles sencillos- sentimos más cerca a Dios cantando cosas que nos son familiares. Le decían El padre de la música. Desgraciadamente, los ricos se apropiaron de Bach. Nos lo robaron. Se quedaron con lo mejor, como se quedan con las mejores escuelas o los mejores hospitales."

En aquellos años de los 60 y principios de los 70, Miguel Angel Estrella cargaba su piano en un camión del gremio azucarero. Entre vidalas, bagualas, chacareras y valsecitos los valles calcha-quíes trepidaban con la música de Bach, Scarlatti, Chopin, jazz y tangos que los indios y campesinos oían con deleite y atención. "Una vez me hicieron tocar 22 veces seguidas un Rondó de Mozart", contó Estrella en entrevista con el periodista francés Jean Lacouture.

En enero de 1974, luego de cinco meses y 700 actos culturales, las cosas cambiaron. "El público nos acompañaba cada vez más en los ingenios y esto era visto con desagrado y reticencia por alguna gente del gobierno. La explicación que se me dio fue que nuestra tarea era hermosa pero irritaba profundamente a la oligarquía". Un decreto de las autoridades prohibió sacar el piano de la ciudad de Tucumán.

La Federación Indígena se movilizó. Un grupo de campesinos recorrió 90 kilómetros a pie, llegando hasta la casa de Estrella. Allí le dijeron: "Ese piano es patrimonio de toda la provincia y no sólo de la ciudad. Dicen que somos burros. ƑPero cómo explican que nosotros entendamos la música del compadre Chopin que era un genio? Sabemos también que vos te vas pronto a Europa. Llévanos, pues, a un lugar donde podamos escucharte tocar el piano".

En los dos primeros años de la dictadura militar Miguel Angel Estrella tocó en los escenarios más exigentes de Europa. En noviembre de 1977 hizo una gira por México y aquí aceptó una invitación para enseñar en el Conservatorio, contratado por Bellas Artes. Pero el 15 de diciembre de 1977, encontrándose en Montevideo, 30 coches con hombres de civil y de armas largas tomaron la casa en que pernoctaba y lo llevaron a un centro de torturas.

"Me acusaron de ser peronista y 'capitán' de los montoneros. Hicieron varios simulacros de cortarme las manos, luego de pisotéarmelas y torcerme los dedos. Me torturaron seis días seguidos. En la última sesión me decían que me las cortarían con una sierra eléctrica. Un energúmeno gritaba: '... como a Víctor Jara, te cortaremos las manos y después te mataremos'."

Estrella permaneció hasta febrero de 1980 en el penal Libertad, como preso del Estado uruguayo. Los cargos de "atentado a la Constitución" no requerían de mayores argumentos. La globalización del Plan Cóndor, que la CIA desde Washington, y el Chile de Pinochet y la Argentina de Videla coordinaban sus alcances en los países de la subregión, tampoco los requería.

La solidaridad internacional se puso en acción. Su maestra Nadia Boulanger, Yves Montand, Simone Signoret, Yehudi Menujin y personalidades de Europa, Estados Unidos y América Latina pidieron por Estrella. La familia le enviaba las sonatas de Beethoven, que los directivos del penal devolvían porque las partituras tenían palabras en "lengua extranjera": allegro, forte, grazia. La reina de Inglaterra consiguió que Estrella pudiese tener un piano en la celda. El piano entró. Pero las autoridades dispusieron que el teclado del instrumento no tuviese cuerdas para "no perturbar la tranquilidad de los otros presos..."

Miguel Angel Estrella es hoy "embajador de buena voluntad de la UNESCO". A partir de septiembre próximo la orquesta que dirige difundirá su música en los países de Medio Oriente. Los músicos proceden de Israel, Irak, Jordania, Egipto, Marruecos, Argelia y Palestina. Su fundación, creada cuando salió de la cárcel hace 20 años, se llama Música Esperanza.

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