ASTILLERO
Julio Hernández López
Condicionamiento informativo
Los ramos nupciales declarativos
Carlos Abascal causó revuelo con sus declaraciones
La venta de Bital y otros intercambios
EL GRAN COCACOLERO llegado al poder político anunció un nuevo esquema de entrevistas con los reporteros porque, reconoció, "hay que pensar las cosas y conectar la lengua con el cerebro". No más encuentros "banqueteros" con la prensa, estableció, al tiempo que anticipaba que (consciente del mal funcionamiento de algunos de sus subordinados) hará cambios en su gabinete que ganarán "las ocho columnas" de los periódicos. Eso dijo el gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría Domínguez, concesionario y distribuidor en la entidad de mil cosas, entre ellas, de la chispa electrificada de la vida.
OTRO COCACOLERO DISTINGUIDO, en cambio, proponía el martes a periodistas un raro trato de tufos chantajistas: daría entrevistas a los medios si éstos le garantizaban publicar una nota específica sobre las actividades presidenciales del día. "Ya les dije para que me aprobaran un acuerdo", les soltó en Aguascalientes, luego de chancear con ellos por ser tan preguntones: "Yo les doy la entrevista. Hablamos. Siempre y cuando me cubran la nota del día. Entonces, dos notas. Una, la que ustedes digan, y otra, la que yo hago". Guillermina García, reportera de Panorama Informativo, le mencionó a Guillermo Ochoa que el presidente de la República había dicho en el marco de un acto en el INEGI, en Aguascalientes, que "ustedes están muy preguntones, y a veces vuelan un poco -volar, en el argot periodístico, es inventar: breviario del Astillero volante-. Yo ya les dije que hay que buscar un acuerdo para que ustedes estén prácticamente obligados a manejar la nota del día" (larguísima moraleja: no hay funcionario de prensa -ni la señora Marta, ni Paquito Ortiz, ni el Negro Elizondo- capaz de remediar el mal de un Presidente que no entiende que sus ocurrencias siempre ganarán mejor espacio periodístico que sus declaraciones formales, pero que el remedio no está en obligar a los medios a publicar sus discursos rolleros de cada día, sino en dejar de aventar ramos nupciales declarativos adentro de los aviones mediáticos).
SIN EXIGIRLE QUE PUBLICARA sus notas cotidianas, el Presidente de México dio una entrevista a The San Antonio Express News, en la que anunció que en marzo de 2003 visitará Texas, luego de cancelar su gira de este mes como protesta por la violación de derechos humanos cometida contra un mexicano. "Cuando uno cree en valores, uno vive por ellos", dijo en Los Pinos. Luego explicó la manera como esos valores pueden medirse temporalmente: "No podía viajar a Texas ocho días después de que Javier Suárez Medina fuera ejecutado". Y, como podrá comprobar cualquier interesado, para marzo de 2003 ya habrán pasado más de esos ocho días de guardar.
EL PRESIDENTE, MIENTRAS tanto, desayunó ayer en casa de la familia a la que le tocó arribar a la celebrable cifra de 4 millones de beneficiados con el asistencialismo clientelar que antes se llamaba Progresa y ahora se denomina Oportunidades (lo bueno es que nadie le pidió su opinión a López Obrador sobre ese desayuno escenográfico, pues tal vez habría dicho que esa estampa le recordaba al general Cárdenas, ganándose la simpatía popular mediante la ingestión de chilaquiles o corundas). Hasta allí llegaron los émulos hidalguenses de San Salvador Atenco: campesinos de La Palma que advirtieron su recurrencia a los ma-chetes en caso de que se pretenda construir en sus terrenos el maltraído nuevo aeropuerto nacional (por cierto, Pedro Cerisola graznará, perdón, hablará, hoy ante comisiones legislativas federales sobre el tema).
Y HABLANDO DE comidas pensadas para la fotografía, agruras por doquier ha provocado Carlos Abascal con sus declaraciones recientes. Mortificado tal vez porque la prensa no atiende suficientemente las escaleras hacia el vacío que él llama reforma laboral, ha vuelto a las andadas retóricas. Reunido con estudiantes de la Universidad Panamericana, arreó parejo: contra el Benemérito de las Américas al que redujo a mero ideólogo de las telarañas, pues su máxima famosa anidaría en esos espacios desatendidos a los que habría que sacudir con un golpe (de pecho, preferentemente); pero también contra los camaradas empresarios (él mismo, Abascal, fue dirigente nacional del gremio, y un eximio representante de ellos preside el país y nombra ex líderes patronales como secretarios del Trabajo) que constituirían en ocasiones "el principal obstáculo para el desarrollo económico", pues muchos de ellos "siguen pensando en que el trabajador es una mercancía, y su trabajo debe ser objeto de un máximo ahorro posible y, por eso, pagan salarios mínimos e introducen regímenes de explotación".
ALGUNOS HOMBRES DE dinero, sin embargo, ni siquiera se enteraron de la palabrería de la nueva clase política. Lo que importan son los hechos, y uno de ellos es la venta del Grupo Financiero Bital a la firma bancaria y financiera que ocupa el segundo lugar mundial, el inglés Hong Kong Shanghai Bank. La venta del 100 por ciento del citado banco mexicano costará mil 140 millones de dólares. Con el ruido de Bital, poco se notó que un grupo de guanajuatenses había recibido beneficios desde la cúpula foxista. Banco del Bajío, en el que la familia de Ramón Aguirre Velázquez ha tenido acciones y cargos directivos, se quedó ayer con el Banco Industrial jalisciense, que había sido creado a finales del salinismo con Raymundo Gómez Flores y Juan Arturo y José Luis Covarrubias Valenzuela como principales accionistas. El Banco del Bajío, sin embargo, ha adquirido ahora solamente las oficinas y la cartera de depósitos de unos 10 mil clientes del Industrial, pero las pérdidas y otros pasivos quedarán a cargo del gobierno federal šfaltaba más! Algunos importantes asuntos del Banco del Bajío, como su litigio contra el Grupo Acerero del Norte (las familias Ancira y Autrey), han sido llevados por el notabilísimo abogado panista Fernando Gómez Mont. La familia Aguirre tiene, además, un aliado guanajuatense importantísimo: Javier Usabiaga, el secretario de Agricultura del gobierno federal.
Y YA CON ESTA se despide, por hoy, esta cantarina columna, sin saber en qué terminó la reunión de los priístas con el presidente Fox, misma que seguramente se realizó "en buen plan".
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