Stiglitz: privatizar todo, apuesta al desastre
Fox cometerá un error si deja a la IP sectores claves, advierte el Nobel
DAVID ZUÑIGA
El premio Nobel de Economía 2001, Joseph E. Stiglitz, advirtió que el gobierno de Vicente Fox cometerá una equivocación si apuesta todo a la participación privada en sectores estratégicos. Señaló que antes de promover cualquier apertura se debe diseñar un marco regulatorio claro y eficiente, pues si en México se repite la experiencia de California, donde las empresas privadas manipularon el mercado eléctrico, el resultado será "desastroso".
"Creo que la excesiva concentración del gobierno mexicano en las privatizaciones es una equivocación. Las privatizaciones no van a resolver los problemas de México; pueden ser buenas o no, pero no son la clave para restablecer el crecimiento", señaló el autor de El malestar en la globalización.
Stiglitz comenta en entrevista telefónica con La Jornada que el proceso de privatización en Argentina debilitó a ese país y minó la competitividad de sus empresas al vincular las tarifas de electricidad a las de EU.
Otro riesgo de la venta de empresas públicas es que las firmas privadas, generalmente extranjeras, adquieren tal poder que pueden presionar a los gobiernos para cambiar los contratos a fin de incrementar sus utilidades. "Eso está ocurriendo en muchos otros lugares."
-ƑCuál es su opinión sobre la estrategia económica del gobierno mexicano?
-Creo que existe una considerable frustración por el hecho de que la economía mexicana está debilitada, como ocurre con la de Estados Unidos y las del resto del mundo. Es sabido que cuando Estados Unidos estornuda a México le da catarro debido a la integración económica, y el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) ha empeorado esta situación.
-Sobre las privatizaciones, Citigroup y otros grupos extranjeros se han apoderado del sistema bancario, mientras que los mexicanos tendremos que pagar una deuda de 65 mil millones de dólares. ƑQué falló?
-No he estudiado ese proceso con detalle, pero hay dos puntos claves que el caso de Argentina ilustra muy bien: el primero es que los bancos internacionales prefieren dar financiamiento a empresas internacionales como General Motors o Coca-Cola que a las pequeñas y medianas empresas locales.
"En segundo lugar, mucha gente cree, erróneamente, que el hecho de que los bancos sean de propiedad extranjera asegura la estabilidad y la viabilidad del sistema bancario o que las casas matrices de Estados Unidos vendrán al rescate si hay algún problema. El pueblo de Argentina está decepcionado y furioso pues las sucursales de Citibank y otros bancos de Estados Unidos no están dispuestos a entregar íntegramente los depósitos."
A pesar de sus críticas a los organismos financieros internacionales, Stiglitz aún cree en la economía de mercado y en el intercambio comercial, y señala que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue aún más importante que el rescate financiero de Estados Unidos para que México saliera de la crisis. Sin embargo, "la parte triste es que el sector no exportador ha tenido una recuperación mucho más lenta", pues los organismos internacionales y el gobierno mexicano han sido incapaces de resolver la falta de financiamiento, factor "absolutamente esencial" para que la economía mexicana tenga éxito a largo plazo.
En su libro, Stigliz acusa al Fondo Monetario Internacional (FMI), al Banco Mundial (BM) y a la Organización Mundial de Comercio (OMC) de haberse desviado de su objetivo original para convertirse en una especie de gobierno global, antidemocrático, colonialista, nada transparente y poco eficiente que decide sobre las vidas de millones de personas sin siquiera consultar con los afectados, en función de criterios ideológicos y políticos, más que técnicos. Compara a sus economistas con los pilotos de aviones que arrojan bombas desde 15 mil metros de altura.
Los programas de ajuste estructural, sostiene, ni siquiera han sido eficientes, pues no han reducido la pobreza ni han generado estabilidad. Sólo en la década de los noventa el número de pobres aumentó en cientos de millones.
-ƑCómo democratizar al FMI, al BM y a la OMC si los países en desarrollo no tienen poder de negociación?
-Esas instituciones han ganado gran poder y lo utilizan. Reflejan desproporcionadamente los intereses de Estados Unidos y, más específicamente, los de algunos grupos de la comunidad financiera de ese país; ni siquiera son los intereses de los estadunidenses.
"Existe un rezago democrático en dos dimensiones: las voces de otros países y las voces de otros participantes. La solución a largo plazo es replantear las formas de gobierno y control de estas organizaciones; mientras tanto, se pueden hacer algunas mejoras: más transparencia y mayor participación de la gente en la definición de las políticas del FMI y el BM. Las organizaciones no gubernamentales deben levantar su voz y cuestionar lo que hacen estos organismos''.
-ƑQué puede hacer la sociedad civil para promover estos cambios, además de realizar manifestaciones como las de Seattle, Praga o Génova?
-No son sólo protestas. Es un esfuerzo de más largo plazo en el que participan individuos y ONG. Afortunadamente, en las democracias los gobiernos responden, aunque sea lentamente. Por ejemplo, el movimiento Jubileo 2000 consiguió que el FMI, el Banco Mundial y algunos países redujeran la deuda de 20 de las naciones más pobres del mundo, a pesar de años de negativas. Esos esfuerzos deben continuar. La acción de la sociedad civil va más allá de las protestas. Somos muy afortunados en tener una serie de ONG que vigilan lo que hace el FMI y hay miles de congresistas y estudiantes en todo el mundo que se interesan cada vez más en lo que hacen estas instituciones y les demandan mejor comportamiento.
-Escándalos como los de Enron, WorldCom, Andersen, Tyco y QWest, entre otros, Ƒson una señal de que hemos pasado del capitalismo de compinches (crony capitalism) al capitalismo de criminales (crook capitalism)?
-Algunas de estas preocupaciones son válidas, pero el problema es aún más profundo: el marco institucional que permitió que esto ocurriera fue resultado de presiones políticas, particularmente de la comunidad financiera. Por ejemplo, en 1993-94 hubo una propuesta para modificar los procedimientos de contabilidad de las inversiones bursátiles.
En respuesta a las críticas y descalificaciones que ha recibido de funcionarios del FMI, Stiglitz señala que los asuntos que trata en su libro tienen que ver con los problemas que ha causado la globalización de los mercados, la imposición de políticas fiscales y otros temas que el FMI se niega a debatir, aunque la presión de la sociedad podría obligarlo.