Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 30 de agosto de 2002
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Política

Confía el SME en que el frente de resistencia repita la hazaña de detener la reforma

Hoy, marcha contra la privatización eléctrica

La movilización calentará el ambiente de repudio al gobierno de Fox, opina el sindicato

FABIOLA MARTINEZ Y ELIZABETH VELASCO

Miles de trabajadores marcharán rumbo al Zócalo a partir de las cinco de la tarde de hoy, en lo que será la primera movilización masiva en este sexenio contra la privatización de la industria eléctrica.

En la descubierta irá una vez más el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), gremio que sustenta su lucha "en la irritación del pueblo y el desencanto" hacia el gobierno de Vicente Fox. "Hace tres años logramos detener ese proyecto y ahora no dudamos en repetir la hazaña", afirman.

La víspera de la marcha y el mitin sólo algunas de las organizaciones que en febrero de 1999 fundaron el Frente Nacional de Resistencia contra la Privatización de la Industria Eléctrica han confirmado su participación.

Sin embargo, el SME confía en que su convocatoria tenga eco en "todos aquellos ciudadanos que se opongan a la entrega de las empresas del sector eléctrico a los capitales privados, nacionales y extranjeros". Por eso, señalan, la de hoy será una movilización en la que se medirán fuerzas y, en especial, "se calentará el ambiente de repudio al gobierno foxista".

Origen del frente de resistencia

A iniciativa del SME, el frente quedó constituido en febrero de 1999, apenas unos días después de que el entonces presidente Ernesto Zedillo hiciera pública su iniciativa para reformar los artículos 27 y 28 constitucionales.

La estrategia debió delinearse sin pausa porque la advertencia de la privatización se ejecutó en ese mismo ritmo: el mandatario había anunciado al Congreso de la Unión su iniciativa de reforma el 2 de febrero y horas más tarde los electricistas armaron la defensiva.

El llamado urgente del SME, sindicato de Luz y Fuerza del Centro (LFC), fue atendido de inmediato por unas 60 organizaciones políticas y sociales, así como abogados, académicos, indígenas, campesinos, periodistas, estudiantes y ciudadanos en particular, cuyo compromiso fue definido por la directiva de los electricistas como "la lucha en defensa de la soberanía nacional y movilización callejera abanderada por contingentes obreros".

José Antonio Almazán, integrante del comité central del SME, definió entonces al inédito movimiento plural: "uno de lossme_2 mayores dolores de cabeza del grupo tecnócrata en el poder". El frente, dijo, es un firme bastión en defensa de la soberanía nacional y polo fundamental en el proceso de reorganización de la clase trabajadora.

A la primera reunión del frente acudieron lo mismo corrientes críticas del PRI que algunos dirigentes del PAN en el Distrito Federal; líderes del PRD, como Andrés Manuel López Obrador, Benito Osorio, Rosalbina Garavito, Demetrio Sodi, Jesús Martín del Campo, y otros militantes de partidos sin registro oficial.

También en la lista inicial del frente concurrieron líderes de los integrantes de la Federación de Sindicatos de Empresas de Bienes y Servicios, que apenas dos años antes, en 1997, habían constituido la Unión Nacional de Trabajadores, central disidente del Congreso del Trabajo (CT).

En las reuniones iniciales también participaron aquellas organizaciones que no figuraban en la membresía del CT ni de la naciente UNT, por lo que el Sindicato de la UAM, el Consejo Nacional de Trabajadores y otras agrupaciones integraron el Frente Sindical Mexicano.

Además, se unieron a la lucha en defensa de la industria eléctrica nacionalizada secciones democráticas del magisterio, del INAH, INBA, de trabajadores al servicio del Estado, ferrocarrileros y otros que han disminuido su presencia y organización, como la Coordinadora Intersindical Primero de Mayo, el Frente Zapatista de Liberación Nacional, la Asamblea Estudiantil Universitaria y el Frente Nacional contra el Neoliberalismo.

Saludos "solidarios" del exterior

El llamado del SME recibió una amplia respuesta también de trabajadores de la industria eléctrica de otros países de América, Europa y Asia, integrados en la Federación Sindical Mundial, que ahora refrendan los "saludos solidarios" tras las experiencias de privatización en Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador y Perú.

La movilización en los meses posteriores rindió frutos. Las marchas y mítines en casi todos las entidades del país, la entrega en el Congreso de la Unión de 2.3 millones de firmas de repudio a la reforma, la creación de frentes estatales de resistencia e incluso una inusitada marcha de protesta en la ciudad de México de miles de electricistas de la Comisión Federal de Electricidad, terminaron por mandar a la congeladora legislativa la iniciativa zedillista.

Tres años después, la postura sigue siendo la misma: defender cada uno de los preceptos de los artículos 27 y 28 constitucionales, que de manera textual establecen la exclusividad de la nación respecto a generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público.

En la estrategia del frente se incluye una convocatoria nacional para dar "un voto de castigo" en 2003 a todos aquellos partidos políticos que se manifiesten en favor de la iniciativa de reforma eléctrica del gobierno de Vicente Fox.

La coordinación de medios del frente afirmó que los cambios a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, en 1992, ya representan una "privatización velada", particularmente en favor de empresas extranjeras.

Una de las principales inquietudes del frente es el eventual uso de los recursos para el retiro con el objetivo de financiar a las empresas interesadas en participar en el sector eléctrico.

"Con ese escenario, y de aprobarse la privatización, los mexicanos viviríamos una situación peor que Argentina, nación que con reformas similares a las que plantea el gobierno de Fox, entregó la soberanía nacional a los capitales nacionales y extranjeros."

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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