Refrenda que se trata de la ciudad de Tollan,
considerada de ''manera errónea'' Tula
Teotihuacán impuso su cosmovisión en
Mesoamérica: Enrique Florescano
Sentó sus reales en los reinos mayas de Tikal,
Copán y Kaminaljuyú, entre otros
El historiador articuló hallazgos arqueológicos,
investigaciones y conocimientos recientes
ANGEL VARGAS
El historiador Enrique Florescano hizo publico un descubrimiento
que obligará a rescribir la historia del México antiguo:
sostiene que Teotihuacán es la cuna de los reinos y la civilización
en Mesoamérica; en otras palabras, la legendaria Tollan. Un adelanto
de esta tesis se publicó en estas páginas el 21 de agosto.
De esa forma considera a Teotihuacán ''la civilización
más importante de América", porque su cultura, lengua y pensamiento
fueron determinantes para la formación histórica de los pueblos
de Mesoamérica desde el periodo clásico, que es el de mayor
esplendor para la región, hasta prácticamente la llegada
de los conquistadores españoles, explica en entrevista.
Con ese planteamiento, que asume como premisa una revaloración
de la llamada ciudad de los dioses y la figura de la serpiente emplumada,
el especialista derrumba una tesis que imperó durante poco más
de medio siglo entre las principales corrientes de estudio sobre Mesoamérica,
que situaba ese mítico lugar en la ciudad de Tula, en el actual
estado de Hidalgo.
Ejemplo de poder conquistador
Florescano
llegó a esa conclusión luego de articular hallazgos ar-queológicos,
investigaciones históricas y conocimientos recientes que demuestran
la injerencia militar, política, cultural y religiosa teotihuacana
en diversos pueblos mesoamericanos, como los del área maya, desde
tiempos muy tempranos del periodo clásico.
A ello suma el descubrimiento de hace unos años
de que en la época clásica zapotecos y mayas reconocían
a esa metrópoli bajo el nombre de Tollan, el lugar de los tules
(símbolo de multitud), la ciudad de los hombres sabios (Ah Puh).
''En contraste con los estudios anteriores a 1970, que
definían a Teotihuacán como una teocracia concentrada en
los cultos religiosos y el comercio de objetos suntuarios, investigaciones
recientes revelan la potencia militar del Estado teotihuacano y su naturaleza
conquistadora, vocación que lo convirtió en la máquina
de guerra más efectiva de Mesoamérica", apunta.
''Ejemplo del poder conquistador de Teotihuacán
es la presencia de las armas y la parafernalia militar teotihuacana en
Tikal, Copán y Kaminaljuyú, y otros reinos mayas que declararon
que sus gobernantes procedían de la metrópoli del México
central. El desciframiento de los jeroglíficos mayas y los nuevos
estudios epigráficos permiten afirmar, sin lugar a dudas, que en
el año 378 dC el poderoso reino de Tikal fue invadido por un general
teotihuacano, quien depuso a su gobernante e instauró una dinastía
de origen teotihuacano."
Otro ejemplo proporcionado por el historiador es el empleo
del símbolo de Quetzalcóatl o serpiente emplumada, de origen
teotihuacano, para representar el poder y el linaje del gobernante en reinos
posteriores.
''Este símbolo adquirió tal prestigio -señala-
que desde esos años hasta la caída de Tenochtitlán
fue el emblema real más difundido y carismático de Mesoamérica,
como lo confirmó su exaltada manifestación en Xochicalco,
Cacaxtla, Tula, Chichén Itzá, Cholula, Uxmal, Coixtlahuaca,
Tilantongo, Mayapán, Tenochitlán y otras capitales."
El náhuatl, lengua franca
La identificación de Teotihuacán como la
antigua Tollan cobra significación más profunda por el descubrimiento
de que la lengua de los pobladores de esta metrópoli era una variante
del náhuatl. Es decir, como las otras culturas de la época
clásica, Teotihuacán tenía un sistema de escritura
bien desarrollado, similar al de los aztecas, según el especialista.
''Esto es de una importancia tremenda, porque quiere decir
que el náhuatl fue la lengua que integró cultural, política,
religiosa y socialmente al mundo mesoamericano desde por lo menos el siglo
uno de nuestra era hasta hoy. Ahora podemos explicar por qué cuando
llegan los españoles y se encuentran con Tenochtitlán es
tan fácil o tan rápido aceptar el náhuatl como lengua
franca de toda Mesoamérica, pues lo había sido durante varios
siglos atrás. Con este descubrimiento la cultura nahua alcanza una
profundidad y una densidad histórica inusitadas."
La visión propuesta por Enrique Florescano ofrece
también una nueva explicación sobre el origen de Tula y Chichén
Itzá, cuyo desarrollo histórico y semejanzas culturales atribuye
a que ambas fueron modeladas bajo el legado teotihuacano, y no a que la
primera se impuso militarmente a la segunda, como argumentan los arqueólogos.
El historiador se dice consciente de la agitación
y las controversias que provocará su hallazgo (que será publicado
en fecha próxima tanto en libros como en forma de suplementos en
La Jornada).
Reitera que Teotihuacán es la celebrada Tollan,
es decir, la matriz de la que surgió la peculiar cosmovisión
mesoamericana sobre la creación del mundo, el origen de los dioses
y el principio de los reinos, así como la metrópoli política,
religiosa y cultural más influyente entre los años 100 y
650 dC.