Leonardo García Tsao
Inmadurez a dos voces
Sin duda Hugh Grant ha sido fundamental para el éxito de la comedia romántica inglesa de ribetes hollywoodenses. Si bien no ha dado muestras de poseer un registro muy amplio, el actor ha resultado ideal para encarnar al galán contemporáneo en dos modelos: el tímido titubeante visto en Cuatro bodas y un funeral y Un lugar llamado Notting Hill, o el patán arrogante de El diario de Bridget Jones (y apropiado por Woody Allen en Pícaros ladrones). En el más reciente ejemplo del género, About a boy (usar su título en castellano, Un gran chico, me da cierta aprensión), Grant ensaya una variante simpática del segundo.
Dirigida por los gringos Chris y Paul Weitz (nietos de la Santa original, Lupita Tovar, para aficionados a la trivia), la comedia ha adaptado la novela homónima de Nick Hornby sobre un adolescente perpetuo llamado de manera emblemática Will Freeman (Grant, claro), quien ha llegado a los 38 años sin oficio ni beneficio. La horrible pero exitosa canción navideña que su difunto padre compuso hace años le ha permitido vivir de sus regalías sin necesidad de trabajar; por eso Will divide su tiempo entre ver televisión, rodearse de juguetes adultos y seducir mujeres sin comprometerse jamás. La felizmente breve relación sostenida con una madre soltera le revela el enorme potencial de esa categoría. Fingiendo ser padre de un menor inexistente, el hombre acude a un grupo de apoyo y a través de una de las señoras conoce a Marcus (Nicholas Hoult), un casi adolescente disfuncional, afligido con una madre jipi y deprimida llamada Fiona (Toni Collette), de tendencias suicidas. Contra la voluntad del solterón hedonista, el muchacho se impondrá en su vida dividida en unidades.
El personaje de Marcus -que tiene su propia voz narrativa y comparte la alusión del título- será por supuesto el encargado de redimir a Will, sacándolo de su cínico ensimismamiento. Por suerte, no se trata de uno de esos niños mañosos que suelen fungir de cupidos en la comedia hollywoodense, sino de un freak rechazado hasta por los nerds de su escuela. Dado a cantar en voz alta a media clase y forrado con varias capas de tejidos de lana, Marcus evita el patetismo del patito feo porque acepta su condición de marginal sin recurrir al chantaje autocompasivo. La combinación de Will y Marcus es improbable pero funciona en términos dramáticos: uno sí cree que el primero estaría intrigado por la rareza del segundo, al grado de salir de su rutina para ayudarlo.
Menos verosímil, en cambio, es la transformación total del protagonista. Aunque bastante fiel a la novela original, sobre todo en el humor corrosivo y sarcástico de Will, About a boy no puede dejar al personaje en su condición de hueva asumida e irresponsable, sino debe convertirlo en una figura ejemplar. Así, se enamorará por vez primera de una mujer (Rachel Weisz), también madre soltera, a quien no puede mentirle. Y ya metido en gastos, Will aceptará hacer el ridículo en público -un elemento imprescindible de la comedia inglesa, como rito de maduración- con el fin de solidarizarse con Marcus y su tenacidad por cantar Killing me softly ante un público juvenil aficionado al rap. No puede tratarse del mismo personaje que en secuencias previas afirmaba que lo más memorable de llevar a Fiona a un hospital era perseguir a la ambulancia a toda velocidad.
Aun asi cabe elogiar a los hermanos Weitz por mejorar de manera cuántica su tipo de comedia (su opera prima fue la primera entrega de American Pie). Esta vez no se sintieron obligados a incluir un solo chiste escatológico o a usar la repostería con fines de autoerotismo.
UN GRAN CHICO
(About a Boy)
D: Chris Weitz, Paul Weitz/ G: Peter Hedges, Chris y Paul Weitz, basado en la novela homónima de Nick Hornby/ F. en C: Remi Adefarasin/ M: Badly Drawn Boy/ Ed: Nick Moore/ I: Hugh Grant, Toni Colette, Nicholas Hoult, Rachel Weisz, Victoria Smurfit/ P: Kalima Productions, Working Title Films; Tribeca Productions; Studio Canal. G. Bretaña - EU - Francia, 2002.
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