Recibió la periodista y escritora el
doctorado honoris causa por la UAP
Elena Poniatowska lleva cinco décadas de sorprendernos
con sus revelaciones: Doger
Su libro La piel del cielo recrea ''personajes
nuestros'', señaló el rector de la institución
LA JORNADA DE ORIENTE
Puebla, Pue., 30 de agosto. Desde sus primeros
trabajos en el periódico Excélsior, Elena Poniatowska
ha caminado durante cinco décadas por la vida de México sorprendiéndonos
con sus revelaciones sobre nuestra condición social, expresó
en su discurso el rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP),
Enrique Doger Guerrero, durante la ceremonia en la que el Consejo Universitario
de esa casa de estudios otorgó el doctorado honoris causa
a la periodista y escritora por su contribución a la literatura
mexicana.
En breve semblanza, Doger Guerrero aludió a la
más reciente obra de Poniatowska, La piel del cielo, con
la cual ''los universitarios y universitarias de Puebla nos identificamos,
por tratarse de personajes nuestros. Queridos y cercanos". En esta novela,
de la mano imaginaria de Lorenzo de Tena, junto a Luis Enrique Erro y Guillermo
Haro rencontramos a Luis Rivera Terrazas, dijo en alusión al científico
y ex rector de la UAP.
En cálida ceremonia efectuada la noche del jueves
en el salón barroco del Paraninfo del Edificio Carolino, sede de
la rectoría de la UAP, así como de diversos conflictos políticos
en diferentes épocas de su historia -a los que aludió la
escritora en su discurso de recepción-, estudiantes, profesores,
investigadores y público que sigue de cerca la obra literaria de
Poniatowska, brindaron un aplauso de larga duración a la prolífica
autora.
Legataria de Reyes y Novo
Gerardo de la Fuente Lora, en representación de
la Facultad de Filosofía y Letras de la UAP, unidad académica
que elaboró la propuesta para conferir el honoris causa a
la autora de La noche de Tlaltelolco, destacó en su discurso
que Elena Poniatowska ha ayudado a México a descubrir al otro, a
los otros de sí mismo; a hacernos conscientes del caudal de desigualdades,
diversidades y diferencias sobre las que se construye a diario la vertiginosa
modernidad de estas tierras, en un proceso que se ha impuesto desde el
exterior más que haberse generado a partir de necesidades propias.
Es, en efecto, receptora del legado de una reflexión
que se inició hace un siglo por el Ateneo de la Juventud, por Alfonso
Reyes, Salvador Novo, los Contemporáneos; zaga continuada de manera
insuperable por Octavio Paz, con su disección de la herida y los
abismos del mestizaje; por Carlos Fuentes y sus vislumbres de lo histórico
como narración interminable; por Carlos Monsiváis y su imperativo
de hacer la crónica de los días; la brillantez desmesurada
de Elena Garro. Y tantos más.
La apertura de la lengua que practica Poniatowska sólo
es comparable con el efecto de Alejo Carpentier, ese francés-ruso-cubano,
en la literatura de su isla y de Hispanoamérica en general.
En su turno, Poniatowska, quien ha recibido antes cinco
honoris causa de diversas universidades del país y del extranjero,
dio las gracias no sólo a la UAP por la distinción, sino
también agradeció a los símbolos que forman parte
de la cultura poblana.
La obra de Poniatowska ha sido traducida a más
de una decena de idiomas, fue la primera mujer en ganar el Premio Nacional
de Periodismo y ha sido distinguida con doctorados honoris causa
por las universidades de Sinaloa, estado de México, Columbia (Nueva
York), Miami (Florida) y Manhattan (Nueva York).