Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 3 de septiembre de 2002
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Política
Múltiples conjeturas por la cancelación de la ceremonia del Grito en La Habana

Castañeda abre un nuevo capítulo de tensión en las relaciones México-Cuba

El apoyo privado a las fiestas echa por tierra el argumento de "austeridad" esgrimido por la SRE

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 2 de septiembre. La decisión de la cancillería mexicana de frenar a su embajada aquí en la celebración de las fiestas patrias abrió un nuevo capítulo de tensión en las deterioradas relaciones bilaterales, cuya explicación esta vez es un enigma.

La orden de la Secretaría de Relaciones Exteriores de que la embajada en La Habana no organice ni participe en las festividades implica: a) la cancelación de actividades promovidas por la misión por sí sola o en conjunto con instituciones cubanas, y b) el obligado desaire del personal mexicano en La Habana a los actos promovidos por el gobierno cubano.

De acuerdo con la información disponible, el canciller Jorge G. Castañeda ha decidido arrastrar al gobierno del presidente Vicente Fox a una crispación infinita en las relaciones con Cuba, hasta el extremo de impedir que el embajador Ricardo Pascoe asista aquí, por ejemplo, a un festival de canciones rancheras o a una exposición de artesanías.

La misma línea que en Miami

Esa línea fundamentalista sólo tiene como referente a la ultraderecha anticastrista radicada en Miami y condena a la embajada mexicana y al gobierno de Fox al aislamiento, la inmovilidad y la anulación política en la plaza.

Ni siquiera corresponde a la línea de acción del Departamento de Estado estadunidense, que desde 1992 mantiene como opción alterna hacia Cuba el Carril Dos, esquema basado en una intensa relación social y cultural entre los dos países, con el ánimo de ganar en la isla adeptos a los valores políticos de Estados Unidos.

Pascoe y otros funcionarios de la misión han rehusado hacer precisiones a la prensa. Pero la carta que el embajador mexicano distribuyó aquí el viernes en miles de ejemplares tiene un elemento clave: dice que la cancillería "nos ha indicado no organizar ni participar en celebración alguna con motivo de las fiestas patrias".

La Jornada pudo constatar que el origen de esa orden era este lunes motivo de conjeturas en medios diplomáticos en La Habana y que, con sorpresa, las autoridades cubanas tomaban nota de la decisión, aunque todos se preguntaban: ¿por qué?

La primera consecuencia práctica surgió esta mañana. El programa de las celebraciones iba a ser anunciado públicamente en el Centro de Prensa Internacional de la cancillería por funcionarios del Ministerio de Cultura y de la embajada de México. La reunión se canceló ante la obligada ausencia de los mexicanos.

Un efecto más del arrebato de Castañeda es que deja el protagonismo de la relación a otros actores. Por ejemplo, en lo inmediato, una delegación de alto nivel de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que viene en misión de trabajo la semana próxima; gobiernos estatales, como los de Hidalgo, Michoacán y Veracruz, que han comprometido el envío de grupos artísticos y culturales para las fiestas septembrinas, y los diputados y senadores que asistirán a la reunión interparlamentaria, programada del 18 al 22 de septiembre próximos.

Los cubanos mantendrán las actividades que habían previsto: un concurso nacional de interpretación de música mexicana en la Casa de la Música (7 y 8 de septiembre); un ciclo de cine mexicano contemporáneo en las salas Yara y La Rampa (del 8 al 14); un foro de análisis sobre la presencia artística mexicana en Cuba, en el Teatro Amadeo Roldán (10) y la presentación del libro Cartas de Martí a Manuel Mercado, a cargo del escritor Cintio Vitier, Premio Juan Rulfo 2002, en el Centro de Estudios Martianos.

También siguen en pie un concierto de música virreinal mexicana del grupo cubano Ars Longa, en la iglesia de San Francisco de Paula (12); una función de homenaje a Agustín Lara en el Gran Teatro de La Habana (12); un festival musical en el Teatro América (13); un espectáculo ranchero en el Museo Etnográfico de Madruga (Provincia de La Habana, 14); un espectáculo ranchero en el Novotel Miramar (15); una exposición de los fotógrafos Aracelia Valdivia y Nilo Ramírez en el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (18), y un concurso de música en la Casa Benito Juárez (20).

La embajada, por su parte, cancela la entrega de una bandera de la Armada mexicana al puerto de La Habana (13); una exposición de pintura y cerámica en la Casa Benito Juárez (13); la ceremonia del Grito y una verbena popular en el anfiteatro de la ciudad (15); la colocación de sendas ofrendas florales en los monumentos a José Martí y Miguel Hidalgo (16) y la recepción en la residencia del embajador (16).

Aún están en el aire otras actividades originadas en México, pero fuera del ámbito de decisión de la cancillería, porque son auspiciadas por los gobiernos estatales, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Autónoma de Guerrero.

Las jornadas culturales mexicanas de septiembre en Cuba son una tradición de décadas, pero la recepción del día 16 se había convertido en un acontecimiento singular en el mundo diplomático de La Habana. La nutrida y prolongada concurrencia de dirigentes políticos, ministros, altos jefes militares, directores de organismos y empresas, intelectuales y artistas, había sido un signo de la capacidad de interlocución que tenía en su momento el embajador mexicano en turno, subrayada por la invariable presencia del presidente Fidel Castro.

El argumento esgrimido el viernes pasado por la cancillería mexicana, de que todo se originó en una medida de austeridad presupuestal, fue cuestionado aquí por fuentes empresariales, que confirmaron a este diario la disposición de algunas compañías a sufragar los gastos más fuertes de las celebraciones.

Según esas fuentes, ya estaba formalizado el compromiso de apoyo financiero de la aerolínea Aerocaribe, filial regional de Mexicana de Aviación; de Cubacel, la operadora cubana de telefonía celular con capital mexicano, y de las comercializadoras mexicanas Dibermex y Expomayab.

Como todos los años, las festividades mexicanas se preparaban con meses de anticipación. Apenas en julio pasado llegó a La Habana el nuevo agregado cultural mexicano, el ex rector de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Rubén Lau. A mediados de agosto ya circulaba públicamente aquí el programa oficial de las celebraciones, lo cual indica que era conocido por Relaciones Exteriores en México.

¿Por qué la cancelación casi a última hora? ¿Para qué?

Estas son las preguntas del caso.

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