JAZZ
Antonio Malacara
Santella-Cruz-Hecht
HARA COSA DE un mes apareció un disco de
gran belleza que, no obstante el título juguetón de Drunky
honky Monky, plantea un discurso de tempos medios muy cercano a la
nostalgia y la sobriedad. Se trata de la primera grabación del trío
Santella-Cruz-Hecht, jóvenes músicos veinteañeros
que sorprenden por la madurez de sus conceptos y por la seguridad con que
los transportan a los terrenos del sonido, un sonido enraizado en los ritmos
y las consonantes del jazz tradicional pero evidentemente transportados,
releídos, traducidos al sentir de nuestro tiempo.
LOS 11 TEMAS presentados, ocho composiciones de
Nicolás Santella y tres standards, mantienen un interactuar
sólido y contundente de principio a fin. A nivel instrumental y
artístico, nos atreveríamos a decir que el trabajo es impecable.
El trío abre con el tema que da título al disco y de inmediato
te ves envuelto por los aires de Monk, que se entreveran entre insinuaciones
de ragtime y del aparente desorden del honky tonky, que más que
un género (el honky) era una manera no muy académica de atacar
el piano a principios del siglo XX.
Fuerza sutil
DESDE
LOS PRIMEROS instantes el piano de Santella se ubica al frente de las
imágenes con una fuerza sutil, sin excesos, que se mantendrá
a lo largo de toda la obra. Nicolás no pretende descubrir el agua
tibia en sus composiciones y mucho menos fusionar las notas de la pampa
argentina (su tierra natal) con el delta de Nueva Orleans. Su música
aparece clara y transparente, situándose entre los cánones
más universales y disfrutables del jazz, con ropajes de blues, swing
o hard bop. De hecho en un solo corte, La escalera de Greta, se
perciben apenas atisbos del tango piazzolano, pero éstos son cubiertos
y encubiertos por una consistente cadencia de blues.
UNO DE LOS MEJORES momentos aparece en el intrincado
reposo de La huerta de las naranjas, en el que Santella traza con
pulcritud gran parte de su personalidad; aquí el contrabajo de Aarón
Cruz y la batería de Hernán Hecht insinúan apenas
su presencia, prefieren mejor observar con discreción la introspección
casi absoluta del compositor. Aunque no por ello dejamos de ver (de oír)
que el papel de los bajos y las percusiones es determinante en todo el
disco. Aarón y Hernán son poseedores de una gran técnica
y de una palpable sensibilidad musical, lo cual queda de manifiesto en
cada una de sus improvisaciones en este cidí y en sus múltiples
presentaciones al margen del trío.
NICOLAS SANTELLA Y Hernán Hecht llegaron
a México en 1997, como parte del grupo Buenos Aires Funk, que venía
en una gira autogestiva por el norte del continente. Pero una vez aquí
se vieron envueltos por las atmósferas y la cuatitud de los mexicanos
y los dos decidieron quedarse a radicar en estas tierras. Ambos han tocado
con los más importantes jazzistas locales, aunque Hernán,
por su parte, ha desarrollado un trabajo de verdadera excepción
con Cráneo de Jade, junto a Aarón Cruz y Remi Alvarez.
DRUNKY HONKY MONKY cuenta además
con excelentes recreaciones a My ship, balada clásica de
Weill y Gershwin; Caravan, uno de los standards más
recurrentes de Ellington, y One by one, estupendo tema de Wayne
Shorter, en el que el trío se suelta el pelo. Santella-Cruz-Hecht
es un trío que, estamos seguros, disfrutó al máximo
la cocción de este material, de esta tradición asimilada
y zigzagueante, y el placer se contagia en cada una de las vueltas del
compacto. Tú sientes el swing, el equilibrio, el color, algo que
te sube del pecho a la garganta, y que los grandes sabios dicen que se
llama goce estético.