Sobrexplotación de 1.5 millones de empleados, entre los argumentos contra la trasnacional

Experimenta McDonald's cada vez mayores expresiones de repudio en todo el mundo

El movimiento de Francisco Toledo se suma a la lucha que tiene en jaque a la corporación

BLANCHE PETRICH

Para algunos es "símbolo de la cultura estadunidense". Para otros es la expresión del "capitalismo expansionista". Como sea, la trasnacional de las hamburguesas McDonald's experimenta cada vez mayores expresiones de repudio en distintas sociedades.

En la ciudad de Oaxaca, un movimiento ciudadano espontáneo, articulado en torno a Patronato Pro Conservación del Patrimonio Natural y Cultural de Oaxaca (ProOax), que preside el artista Francisco Toledo articula una campaña -una más, en este mundo donde también las protestas antiglobalización se globalizan- para frenar la expansión de la corporación que usa como símbolo dos arcos amarillos: el logo corporativo en su máxima expresión.

La poderosa compañía ha desplegado más de 300 mil sucursales. De éstas, la mitad están regadas por el mundo, fuera de territorio estadunidense. En México hacen negocio con las hamburguesas 235 locales que han agregado a su menú de ínfima calidad variantes "adaptables" al paladar mexicano: los burritos y la Mc Nifica. Uno de estos locales está en Oaxaca, en la colonia Reforma, en los suburbios. Pero parece que la apertura del local número 236, en el corredor de los portales de verde cantera del zócalo local, no será un negocio terso.

ƑQué tanto puede afectar a un gigante que se embolsa 40 mil millones de dólares al año en ventas la carta de protesta firmada por 7 mil mexicanos, que consideran que una hamburguesería estadunidense rompe el paisaje, el ritmo y el espíritu de una de sus plazas más bellas, la del zócalo oaxaqueño?

Quizá no mucho, pero la protesta con sabor a tamales se unió hace algunas semanas al caudal de movimientos que desde hace 12 años ha puesto en jaque la tasa de expansión de esta gran empresa estadunidense. Desde que el líder campesino José Bové encabezó la destrucción de una sucursal en el pueblo francés de Millau, la capital del queso Roquefort -lo que le costó un complicado juicio con varias estadías en la cárcel- las tomas de sucursales, boicots, demandas, marchas, campañas y hasta tomas de hamburgueserías han ido cobrando forma y convertido en un creciente dolor de cabeza para la corporación.

Incluso existe el Día Mundial anti-McDonald's, que se celebra el 16 de octubre.

La campaña global contra la cadena de comida chatarra nació en Inglaterra hace 12 años, cuando la trasnacional demandó por difamación a dos consumidores que habían denunciado la mala calidad de la comida y la publicidad engañosa de la empresa. El fallo favoreció a McDonald's con una multa millonaria para los acusados. El intrincado juicio duró más de 10 años y permitió poner al descubierto las prácticas abusivas de este tipo de corporaciones. La empresa llegó a infiltrar con espías a Greenpeace para socavar los argumentos jurídicos de sus acusados. Sus representantes se vieron obligados a aceptar en la corte que sus agentes de seguridad, todos ex policías, habían "fichado" a centenares de activistas que participaban en la protesta y que los alimentos que venden forman parte de "una dieta equilibrada", tan equilibrada como comer celofán.

En 2000, también en Inglaterra, se produjo la primera gran derrota de McDonald's, que tuvo que retirar su proyecto de abrir una nueva sucursal donde hay un viejo y tradicional pub, en Hinchley Wood, después de que durante casi dos años los vecinos mantuvieron ocupado el local. Poco después, estudiantes de la Universidad Tecnológica de Ankara, Turquía, fueron reprimidos violentamente por oponerse a la apertura de un McDonald's en su campus. En Chile y Argentina hubo protestas por casos de contaminación con el virus ébola en la carne. En Irak, el dueño de la única franquicia en ese país fue obligado a suprimir los arcos amarillos que simbolizan a la empresa.

En Nueva York, Cesar Barber, un trabajador de intendencia del Bronx, obeso, diabético y con graves problemas cardiacos, demandó a McDonald's, Burger King y Kentucky Fried Chicken "por daños irreversibles". En una decena de países -Alemania, Nueva Zelandia, Canadá, Francia y Estados Unidos- los trabajadores ganaron juicios y conquistaron su derecho a la sindicalización, tema tabú en la corporación.

Existen en Internet decenas de sitios sobre la batalla anti-McDonald's. El primero que se instaló en la supercarretera de la información ha recibido en los últimos cuatro años 85 millones de visitas. Además de criticar la sobresaturación de grasas y la ínfima calidad de la comida McDonald's, las protestas incluyen entre otros temas, la generación descomunal de basura no biodegradable de los empaques, la publicidad engañosa -šanuncian "hamburguesas 100 por ciento de res"!- y la sobrexplotación laboral de 1.5 millones de empleados en todo el mundo. En este capítulo un blanco importante es la defensa de cerca de 100 mil obreros de la provincia china de Guandong, sometidos a una explotación "escandalosa" en el proceso de fabricación de los juguetes de las "cajitas felices".

Es cierto que una buena tamaliza bajo los laureles del zócalo de Oaxaca no alterará el pulso de la empresa fundada en la década de los 1940 por los hermanos Richard y Maurice McDonald en San Bernardino, California. Pero, en opinión de los autores de McLibel, una de las páginas de campaña contra la empresa de los arcos amarillos, en el mundo poco a poco se va ganando la batalla de la opinión pública.

Al menos por esta vez, Ronald McDonald, el payaso que es símbolo de la trasnacional -con su sonrisa tan falsa como sus "saludables hamburguesas"- se atragantó con la tamalada que le recetó el pueblo oaxaqueño.