LOS ESPECULADORES, TRAS LAS PENSIONES
Ayer,
en la capital oaxaqueña, integrantes de la Federación Iberoamericana
de Bolsas de Valores (Fiabv), reunidos en la 29 Asamblea General de esa
agrupación, expresaron su interés por hacerse del control
de los fondos de pensiones a fin de ampliar "la base de inversionistas"
y "los mercados bursátiles". El mexicano Humberto Bañuelos,
presidente de la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles
(AMIB) se refirió incluso a la "desgracia" de que la inversión
institucional (sociedades de inversión y Afore, Administradoras
de Fondos para el Retiro) esté mayoritariamente colocada en Cetes
(Certificados de la Tesorería de la Federación) y no en la
bolsa de valores.
El interés de los corredores de bolsa por los fondos
de retiro de los asalariados es tan transparente como impúdico:
esos enormes recursos, derivados a las agencias bursátiles, se traducirían
en un incremento sustancial de las comisiones para los propios corredores,
además de un significativo aumento de su poder político y
de su capacidad de chantaje sobre gobiernos y economías. Poco importa,
desde esta perspectiva, que las jubilaciones obtenidas a lo largo de vidas
enteras de trabajo puedan esfumarse en cuestión de horas o semanas
a consecuencia de manejos torpes o sin escrúpulos.
La ruina de miles de pensionados en cada caída
bursátil o en cada escándalo financiero -como los recientemente
protagonizados por Enron y WorldCom- es una historia recurrente en Estados
Unidos, donde las regulaciones para manejar fondos de retiro son mínimas.
La más elemental prudencia aconseja en cualquier
país, por ello, la colocación mayoritaria de los fondos procedentes
de jubilaciones en bonos gubernamentales, que ofrecen rendimientos modestos
pero que representan seguridad y estabilidad que contrastan con las ruletas
bursátiles en las cuales las fortunas surgen y se desvanecen de
manera vertiginosa, en aparente concordancia con las leyes del mercado
-el azar, el "nerviosismo", los megafraudes-, así como por obra
de designios especuladores y de ofensivas políticas del capital
trasnacional contra gobiernos insumisos a Estados Unidos y a los organismos
financieros internacionales.
Las autoridades nacionales de América Latina pierden
día tras día la capacidad de regular y moderar los afanes
de la especulación, y la lógica del dejar hacer avanza en
todos los ámbitos económicos de nuestros países. En
esa circunstancia, la tarea de defender los fondos de pensiones de los
grandes casinos bursátiles dependerá, en mayor medida, de
los propios trabajadores, quienes habrán de movilizarse en defensa
de la integridad y seguridad de sus pensiones, y deberán asegurarse
que sean invertidas con sensatez, es decir, no en las casas de bolsa.