Orlando Delgado Selley
ƑCuáles son las prioridades?
El Banco de México está asustado. Sostiene que el cumplimiento de la meta de inflación está en riesgo. Para el año, había previsto 4.5 por ciento de crecimiento de precios, lo que era consistente con su meta mayor de lograr una inflación de 3 por ciento en 2003. No es, por cierto, la única meta en riesgo: el crecimiento estimado de apenas 1.8 pudiera no alcanzarse y cerrar con un dato cercano a uno por ciento. Tampoco se crearán nuevos puestos de trabajo. No sólo eso, habrá menos empleos formales en la economía. Las tasas de interés permanecerán en niveles de un dígito y el tipo de cambio terminará el año ligeramente por encima de los 10 pesos. Pero de todo ello, al Banco de México le preocupa la inflación, lo que es obvio, ya que esa es su función: mantener la estabilidad.
Las razones por las cuales la inflación pudiera ser de 5 por ciento, según el banco central, son dos. La de mayor peso es el incremento en las tarifas eléctricas, que fue incongruente con la meta. También se culpa a los incrementos salariales, que han sido superiores a la inflación. Frente a esto, se pide que tanto los incrementos en los precios y tarifas del sector público, como los aumentos salariales, estén en línea con la meta de inflación, esto es, 3 por ciento para 2003. La decisión de la Secretaría de Hacienda y del Ejecutivo Federal de aumentar las tarifas eléctricas, ha tenido un impacto sobre el crecimiento general de los precios -según el BdeM- de más de medio punto, así que la meta inflacionaria pudiera haberse cumplido, pese a que los aumentos promedio en los salarios contractuales sea de 6 por ciento.
En sentido, contrario a lo planteado por el Banco de México, para el gobierno foxista la ligera recuperación real de los salarios manufactureros y los de la maquila registrada desde 2000 es un logro. En el informe presidencial se le reconoció, pese a que cualquier análisis de mayor plazo muestra que persiste un deterioro significativo. Lo cierto es que en 2000, 2001 y lo que va de este año, los salarios reales crecieron casi 12 por ciento, sin afectar el cumplimiento de la meta de inflación. En 2000 y 2001, por el contrario, la inflación terminó siendo menor que la meta; se propuso 12 por ciento en 2000 y se alcanzó 8.9, en tanto que al año siguiente se estimó 6 y se cerró con 4.4. Por supuesto, hay factores que explican este resultado: la apreciación cambiaría, la mejoría en los ingresos petroleros, la entrada de inversión extranjera, entre otros.
La incongruencia gubernamental en precios y tarifas en relación con la meta de inflación se asocia a un problema fundamental. Las finanzas públicas no son estructuralmente sanas, como lo advierte el BdeM, lo que implica que el gobierno invierte menos de lo que se requiere en áreas clave, como educación, salud, combate a la pobreza e infraestructura, lo que limita el crecimiento potencial de la economía. Por el lado de los ingresos, su insuficiencia crónica es conocida, pero también lo es el rechazo generalizado a la propuesta oficial de reforma fiscal. Así, se carece de ingresos para atender sectores trascendentes, al tiempo que se gasta en lo que no contribuye al crecimiento del país. El presupuesto ha privilegiado la asignación de recursos fiscales al salvamento de inversiones privadas, sin que se haya obtenido mayor capacidad de crecimiento económico.
Por ello, el gobierno ha acudido al expediente simple de elevar sus precios. Tanto la gasolina como la energía eléctrica son más caras en nuestro país que en el mercado internacional. Este sobreprecio incrementa los ingresos del sector público, pero afecta el mercado interno. Si se agrega la contracción en el empleo -el número de afiliados permanentes y temporales al IMSS se redujo en 358 mil 587 en 2001 y ha aumentado en 91 mil 799 en lo que va del año- resulta evidente que el mercado interno es una restricción para la recuperación del ritmo de crecimiento. Así las cosas, lo trascendente no es que la inflación termine medio punto arriba de lo programado, ni que el cumplimiento de la meta del Banco de México para 2003 se vea afectado, sino que seguimos perdiendo empleos, el mercado interno continúa contraído, pese a la ligera recuperación salarial, la mejoría económica no se aprecia, pero, sobre todo, se carece de una propuesta del gobierno que establezca las prioridades. Banco de México tiene clara la suya, pero Ƒes la reducción de la inflación la prioridad de toda la nación?
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