ASTILLERO
Julio Hernández López
Los desafectos del canciller
Pascoe Pierce, llamado urgentemente "para consultas"
en Tlatelolco
Ley del hielo a Aguilar Zinser
Vacilaciones luego de la salida del TIAR
SOLO QUE FUESE para ofrecerle una disculpa pública
podría entenderse que el secretario de Relaciones Exteriores haya
hecho viajar a toda prisa al embajador de México en Cuba para reunirse
hoy en Tlatelolco. De otra manera, no resultaría decoroso que el
pulcro canciller Castañeda rebajase su investidura institucional
y su reputación personal al recibir en su oficina, para pláticas
formales ("a consultas", dijo la vocera Gloria Abella), a un delincuente
como sería el embajador Ricardo Pascoe Pierce, quien, a decir conclusivo
del oficial mayor de la secretaría, Mauricio Toussaint (comisionado
especialmente por su jefe para difundir con escándalo el caso),
dilapidó el dinero público, aprovechó en beneficio
propio el presupuesto de su oficina, maniobró en el mercado ne-
gro cubano y cometió irregularidades administrativas y financieras
estimadas en 86 mil 629 dólares (divisa ésta que, a juicio
del citado funcionario, sería la más adecuada para hablar
de asuntos económicos mexicanos).
OTRA POSIBILIDAD, igualmente impúdica (e
improbable, a juicio de este tecleador candoroso), sería que el
llamado de Pascoe Pierce a México fuese una forma de apresurar el
cumplimiento de órdenes de aprehensión u otros apercibimientos
punitivos que el gobierno federal quisiese aplicarle. O bien, que en el
colmo de los equívocos, se le hubiera brindado una oportunidad excepcional
al "todavía" embajador (la expresión entre comillas fue acuñada,
desde luego, por el deslumbrante oficial mayor antes citado) para ser despedido
sin sombra de duda de que contra él se estaría ejerciendo
una venganza personal y política, pero no el cumplimiento de un
acto de justicia que de otra manera sería plausible (el tufo de
revanchismo castañedista es innegable: el contralor federal, Francisco
Barrio Terrazas, dijo ayer mismo que su secretaría no encontró
evidencias de irregularidades en el expediente que sobre el embajador en
Cuba le había hecho llegar la cancillería; aunque, explicó
el chihua-huense, en estos días había recibido una petición
de Tlatelolco para que se revisara nuevamente el expediente en busca de
transgresiones administrativas que Relaciones Exteriores cree percibir
con absoluta claridad).
EN EL FONDO, EL incidente con Pascoe Pierce reafirma
la conocidísima vocación de choque y escándalo político
que ha caracterizado a la cancillería en el periodo a cargo de Jorge
Castañeda Gutman. Todo aquel que no se somete incondicionalmente
a las tajantes órdenes del secretario estelar del gabinetazo
acaba sumido en los infiernos de sus iras y sus intrigas. Esa lava proveniente
de la cumbre de Tlatelolco suele arrasar no sólo con las personas,
sino también con funciones institucionales y con supremos intereses
nacionales, si aquéllas y éstos no coinciden con los proyectos
y ambiciones del polémico secretario.
(EN NUEVA YORK, por ejemplo, Adolfo Aguilar Zinser
sufre en el desierto político en que Castañeda, que había
sido su amigo y su cómplice en el escalamiento del poder, lo colocó
luego de que pelearon, al parecer sin arreglo posible, por ganar el aprecio
presidencial a la labor de cada cual. Consejero de seguridad nacional sin
espacio de maniobra ni apoyo real de Los Pinos, y coordinador -sin fuerza
ni respeto- de uno de los seccionamientos del gabinete presidencial, Aguilar
Zinser consiguió que Vicente Fox lo colocara en la silla de miembro
rotatorio del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que Castañeda
había buscado para su canasta política personal y no para
ir a dar a manos de un adversario despechado. En venganza, el jefe de la
diplomacia foxista ha sometido al embajador mexicano ante la ONU a penurias
económicas y a la más increíble e infantil de las
leyes del hielo: el secretario Castañeda no habla ni discute
con el miembro mexicano del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, quien
ha de definir su propia ruta, e incluso tomar decisiones trascendentes,
conforme le parece que debe ser la postura mexicana, lo que lo ha llevado
en más de una ocasión a asumir posiciones que luego Tlatelolco
ha de corregir de manera apresurada pero, sobre todo, lesiva a la imagen
mexicana. Fobias y pataleos parecidos sufre Porfirio Muñoz Ledo,
para no agregar más ejemplos.)
TANTA APLICACION EN el desahogo de las pasiones
personales ha hecho que el canciller destine menos de su brillo e inteligencia
a la atención de los asuntos propios de su estratégico encargo.
El viernes de la semana pasada, por ejemplo, México tomó
una decisión que recibió apoyo abierto de legisladores y
políticos de todos los partidos pero que, sin embargo, fue convertida
ayer en el chirriar desvencijado de una rueda desalineada: tal como un
año antes lo había anunciado el presidente Fox, México
decidió retirarse del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
(TIAR), que Estados Unidos impulsó en tiempos de la guerra fría
para enfrentar la "amenaza comunista" pero que no fue acatado por Washington,
por ejemplo, a la hora que Argentina sufrió frente al Reino Unido
en la Guerra de las Malvinas. La decisión mexicana, que provocó
"decepción" en Washington, fue explicada, sin embargo, por el subsecretario
Gustavo Iruegas, en un tono de mal cantinflismo: nos salimos del TIAR,
explicó, porque "no pensamos que tengamos enemigos fuera ni dentro
del continente". Y, a pesar de que la semana pasada se había dicho
que México trabajaría en el diseño de un nuevo esquema
civil de seguridad hemisférica, ayer el subsecretario en mención
simplemente dijo que no hay tal "intención", pues "preferimos que
no haya acuerdo en el que México esté comprometido".
POR LO PRONTO, la saga cubana sigue adelante, hoy
con el episodio del pezecillo de colores llamado a la pecera-ratonera de
Tlatelolco.
PACO GIL PASO tranquilo
por la aduana de los legisladores federales, mientras Santiago Creel sigue
entrampado en el zarzal de la comparecencia cancelada y de sus correligionarios
panistas que lo dejaron en off side... Que dice Fernando Espino,
líder de los trabajadores del Metro, que no habrá paro el
próximo 17... No sabe este tecleador si habrá sido una concesión
por lo anterior, pero el gobierno capitalino anunció que habrá
charros vigilando la Alameda Central de la ciudad de México. El
nuevo cuerpo policiaco montado llevará sombrero ancho, gabán
y otros aditamentos campiranos, además, claro, de su pistola de
verdad... Y ya con esta se despide, hasta el próximo martes, este
tecleador, deseando a su clientela que pase un sabroso fin de semana...