El tartamudo y la rusa se titula el nuevo
volumen de relatos del prosista cubano
Buscar la tensión entre la literatura y la vida
es la apuesta de José Manuel Prieto
El ciclo literario de su estancia en la ex Unión
Soviética está por concluir, señala
La música y la misoginia son los siguientes temas
en su quehacer artístico
RENATO RAVELO
El escritor José Manuel Prieto asume la escritura
como un trabajo consciente, de ciclos y búsquedas racionales. Considera,
como muchos, que uno escribe un solo libro, pero lo va haciendo en partes.
Por ahora está a punto de terminar el ciclo que tiene que ver con
su estancia en la ex Unión Soviética. A ésta sigue
una exploración de la misoginia: ''Hay una nueva forma de odio a
las mujeres. Si antes era con sentimiento de superioridad, ahora es con
temor".
Prieto (La Habana, 1962) llegó a Moscú en
1981, con 19 años y una callada convicción por la escritura
precedida por la publicación de algunos cuentos, pero con la intención
manifiesta de estudiar ingeniería electrónica.
Brodsky y el donaire de los poetas rusos
En
El tartamudo y la rusa (Tusquets) quiere retratar ''esa visión
que tiene un extranjero de las diferencias culturales y las similitudes,
también dejar una imagen de esa escena rufianesca de los años
80, como en el cuento que inicia, en el que un gitano, durante un viaje
en tren, incita a abusar de una pasajera a su compañero de viaje".
Algo del siguiente reto de Prieto se anuncia, por ejemplo,
en su relato Muerte en el lago, en el que Nikolai Ivanovich encarna
el campesino que trata de convencer al joven ingeniero -que visita un lago
en la montañas de Altai, muy cerca del Tíbet-, sobre la necesidad
de odiar a las mujeres: ''En mi casa también mandaba mi mujer. Así
es más cómodo, porque no les irrita".
Además, en Muerte en el lago se prefigura
ese recurso constante de Prieto de hacer referencias literarias: ''Busco
la tensión que hay entre la literatura y la vida, pero también
que fragmentos de otros textos participen, signifiquen, en una intertextualidad".
En el caso del relato en cuestión es Juego de abalorios,
de Herman Hesse.
Aunque el escritor terminó la carrera de ingeniería
electrónica, pronto decidió que su vocación literaria
tendría que ser reforzada con un quehacer más afín,
por lo que estudió historia.
De hecho, en la actualidad es profesor en el Centro de
Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y jefe de redacción
de la revista Istor. Ahí se especializa justamente en estudios
sobre la ex Unión Soviética.
Como sucede a la mayoría de los escritores, el
libro de cuentos precedió a la novela, si bien la política
de las casas editoriales es privilegiar la publicación del relato
más largo: ''Creo que concibo el cuento como el golpe de vista que
atrapa, en tanto que la novela pretende ser el todo en un desarrollo diacrónico".
En México publicó su novela-diccionario
Enciclopedia de una vida en Rusia, en 1998. Al siguiente año
publicaría Livadia, en España, relato en el que explora
el tema del doble. Prieto ha sido traductor de Joseph Brodsky, Vladimir
Maiakovski y Anna Ajmátova: ''Creo que lo más difícil
de traer al español a Brodsky es transmitir la elegancia neoclásica,
ese donaire de los poetas rusos".
Encuentro con una cultura intensa
Prieto considera que el ciclo de su estancia en Rusia
está por concluir. En los relatos que entrega en El tartamudo
y la rusa ofrece esa percepción de su llegada, aún sin
ser necesariamente una autobiografía en fragmentos. Fue el encuentro
de quien era ya un lector ávido de Tolstoi, Dostoievski y Nabokov
con una ''cultura intensa y diversa".
A pesar de que todavía no se considera escritor
profesional, ya tiene sus siguientes temas a tratar:
''La música y la misoginia. En Europa, semanalmente
se difunde la noticia de que un hombre mata a una mujer. Creo que hay una
resistencia a tomar en cuenta y valorar el nuevo papel de ellas. En la
historia del pensamiento existe, además, una larga tradición,
por llamarla así, de misóginos, como Schopenhauer."
Al señalamiento de que se advierte una diferencia
entre esa misoginia y la que describe, el escritor admite:
''Ciertamente en ese espíritu es un sentimiento
de superioridad, en tanto en la actualidad es más producto de una
sensación de peligro."