FORO DE LA CINETECA
Carlos Bonfil
Promesas
Testimonios infantiles La felicidad robada en Medio
Oriente
LA SED DE tierra será saciada en sangre.
La frase es del grupo terrorista Hamas y aparece, como tantas otras proclamas
parecidas, sobre los muros de los campos de refugiados palestinos en las
cercanías de Jerusalén. Dos comunidades enemigas, apenas
separadas por retenes de inspección israelíes, alimentan
los rencores por los crímenes y agravios del vecino odiado. ¿Cómo
filmar la vida cotidiana en estos territorios y resumir la situación
insoportable desde las miradas y puntos de vista de quienes la padecen?
¿Por qué no intentarlo por medio de testimonios infantiles,
dando la palabra a quienes siempre se les ha negado, a los eternos menores,
a quienes la guerra irónicamente ha dotado de una precocidad y una
madurez asombrosas?
LOS
REALIZADORES estadunidenses Justine Shapiro y B. Z. Goldberg, en colaboración
con el editor y cineasta mexicano Carlos Bolado (Bajo California, el
límite del tiempo), acometieron la tarea de entrevistar a siete
niños judíos y palestinos para confrontar sus sentimientos
y opiniones sobre el conflicto árabe-israelí. La idea surgió
en 1995 y dos años después el proyecto comenzó a tomar
forma. El resultado es Promesas, estupendo documental postulado
al Oscar el año pasado.
DURANTE CUATRO AÑOS los cineastas recogieron
testimonios infantiles, sin censurar declaraciones amargas, como la del
niño rubio árabe Mahmad, partidario de los extremistas, y
sus vehementes declaraciones de odio. Tampoco las reflexiones de Schlomo
sobre el imperativo de vengar la sangre derramada de sus hermanos judíos.
Cuando los gemelos Yarko y Daniel hablan del temor colectivo frente a los
atentados suicidas palestinos en los autobuses, y de lo que significa vivir
y crecer en un clima de inseguridad absoluta, el testimonio es perturbador
por su inmediatez y crudeza. La cinta muestra así la forma en que
el odio se ha instalado perniciosamente en las conciencias infantiles,
pero de modo sorpresivo, y como materialización momentánea
de alguna promesa, la forma en que también se instala el generoso
deseo de comunicarse con el ser odiado.
EN EL FORO del año pasado otro documental,
Niños de Kosovo, de Ferenc Moldovanyi, abordó un tema
parecido; una adolescente exclamaba ahí: ''Tengo 17 años
y nunca he sido feliz". En Promesas, los niños sí
son felices por espacio de unas horas y todo parece entonces posible. Los
realizadores consiguen que los niños israelíes crucen los
retenes y visiten a sus compañeros palestinos entrevistados. El
encuentro es formidable y doloroso. Una metáfora de la larga cadena
de falsas reconciliaciones y desencuentros diplomáticos. Una constancia
de la ironía y paradoja de ver aproximarse la paz a medida que se
constata su irrealidad absoluta.