Hussein podría estar en la lista negra
de Al Qaeda: ex asesor en la Guerra del Golfo
La decisión iraquí, táctica para
evitar una acción del Consejo de Seguridad, sostiene Washington
Colin Powell acepta que no existen pruebas que liguen
a Bagdad con el 11 de septiembre
AFP Y REUTERS
Washington, 16 de septiembre. La decisión
de Irak de aceptar el regreso "sin condiciones" de la misión de
inspectores de la Organización de Naciones Unidas fue calificada
de "táctica que va a fracasar" por el gobierno del presidente George
W. Bush, que aumentó su presión contra Irak acusándolo
de tener vínculos con Al Qaeda, aunque un ex asesor de Seguridad
durante la guerra del Golfo afirmó que Saddam Hussein probablemente
está en una lista negra de la red fundamentalista islámica.
Además, Washington justificó su doctrina
de ataques preventivos y anunció que expondrá ante el Congreso
sus argumentos en relación al tema iraquí, aunque adelantó
que no habrá que esperar una "prueba irrefutable" contra Bagdad.
La carta a Naciones Unidas en la cual Bagdad acepta el
regreso de los inspectores "es un movimiento táctico de Irak con
la esperanza de evitar una acción firme del Consejo de Seguridad",
declaró la Casa Blanca en un comunicado, el cual insistió
en que "es tiempo de que el Consejo de Seguridad actúe".
La oficina del primer ministro británico, Tony
Blair, a su vez, respondió de manera cautelosa al anuncio de Irak,
indicando que el presidente iraquí tiene malos antecedentes. "Su
régimen no obedeció todas las resoluciones. Veamos lo que
están ofreciendo", agregó el vocero de Downing Street.
Previamente, el canciller británico, Jack Straw,
había declarado al diario árabe Al Hayat que una acción
militar no sería necesaria si Saddam Hussein "se pliega a la voluntad
de la comunidad internacional" cumpliendo todas las resoluciones del Consejo
de Seguridad.
Por su lado, la comunidad internacional debe "tomarle
la palabra a Saddam Hussein", declaró el canciller francés,
Dominique de Villepin, con reacción al anuncio de Bagdad.
Poco antes de conocerse la decisión iraquí,
el presidente George W. Bush justificó su doctrina de ataques preventivos,
al considerar que "debemos anticiparnos, pues lo más peligroso sería
descubrir de golpe que (los iraquíes) tenían armas nucleares".
Las mismas amenazas
Reiteró
la advertencia que había realizado la semana pasada ante la Asamblea
General de la ONU. "Si los miembros de la ONU no toman medidas satisfactorias
a los ojos de Estados Unidos, y si Irak continúa su desafío
hacia nosotros y el resto del mundo, actuaremos de forma deliberada y decisiva
para reclamarle cuentas", afirmó.
"Teníamos la costumbre de pensar que dos océanos
nos separaban de nuestros enemigos. El 11 de septiembre descubrimos que
no es así y que este país enamorado de la libertad y la justicia
es vulnerable. Debemos proteger la patria a toda costa", sostuvo durante
una visita electoral a Davenport, Iowa.
Por su lado, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld,
señaló que la administración Bush expondrá
al Congreso, en próximos días, sus argumentos con relación
a Irak.
Sostuvo además que Hussein podría apelar
al uso de armas químicas o biológicas, o armar a terroristas
con ellas, pero que tendría que confiar en allegados para llevar
adelante estas órdenes. Por ello, durante una eventual guerra, la
atención estadunidense se concentraría en el grupo de allegados
del mandatario iraquí, "en su familia, un puñado de generales
y gente que pueda sentir simpatía por él".
Por su parte, el secretario de Estado, Colin Powell, y
la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, afirmaron el domingo
que la red Al Qaeda de Osama Bin Laden mantuvo contactos con el gobierno
de Hussein.
Powell reconoció ante la cadena televisiva CBS
que "no hay pruebas que asocien al régimen de Bagdad con el 11 de
septiembre", mientras Rice aseguró a Fox News que "hay claramente
nexos ente Irak y el terrorismo, y hay personal de Al Qaeda que ha sido
visto en Bagdad".
Después de estas declaraciones, Brent Scowcroft,
principal estratega estadunidense durante la guerra del Golfo y asesor
cercano del presidente George Bush padre, declaró a la cadena NBC
que Hussein "se encuentra en la lista de Bin Laden de personas a ejecutar.
"Es un dirigente secular, no un dirigente islámico.
Es un socialista en el sentido de que dirige ese partido", explicó
Scowcroft, para quien Hussein "constituye un problema serio. Pero no un
problema a causa del terrorismo.
"Una cosa es decir que apoya diferentes aspectos del terrorismo
y otra decir que mantiene vínculos con Al Qaeda", agregó
el ex consejero de Seguridad Nacional de la administración de Bush
padre.
Según el dominical británico The Sunday
Telegraph, los cargos contra Irak que el gobierno británico
publicará el 24 de septiembre incluirán la primera prueba
definitiva de que Saddam Hussein permitió a los jefes de Al Qaeda
entrenarse en su territorio.
Por su lado, el semanario estadunidense Newsweek
afirmó en su edición de este lunes que "en los años
80, cuando Irak estaba en guerra con Irán, Estados Unidos decidió
ayudar a Irak y comenzó a entregarle al dictador Saddam Hussein
recursos y materiales militares, incluyendo cargamentos de bacterias/hongos/protozoarios
a la comisión iraquí de Energía Atómica.
"Saddam podría intentar un chantaje, amenazar con
difundir la viruela u otro virus abominable en una ciudad estadunidense
en caso de invasión de fuerzas estadunidenses", sostuvo el semanario.
En Viena, antes de conocerse la carta de Bagdad a la ONU,
la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) insistió
en la necesidad de reiniciar sus inspecciones en Irak para que ese país
se libere "de toda sospecha". El director general de la AIEA, Mohamed el
Baradei, explicó que "tenemos informaciones basadas en fotografías
por satélite sobre posibles proyectos de envío de algunos
equipos, pero estas informaciones solas no nos permiten sacar conclusiones
sin inspección".
En tanto, en la búsqueda de apoyo internacional
a su política hacia Irak, Powell cumplió este lunes una intensa
ronda de negociaciones, que incluyó encuentros con sus contrapartes
de Grecia, Turquía, Siria, Egipto, y Japón, así como
con varios ministros de Relaciones Exteriores de países africanos
y latinoamericanos.
Según el diario español El País,
aunque Bush utiliza la vía diplomática, su objetivo es la
guerra para derrocar a Hussein y controlar el petróleo de Irak,
la segunda potencia petrolera mundial. Así, grupos de la oposición
iraquí en el exilio, amparados por Washington, han empezado a utilizar
el petróleo como argumento.
La oposición reconoce que las compañías
estadunidenses se quedarán con la mejor parte cuando caiga Hussein,
pero amenaza con dejar a las empresas de Rusia y Francia fuera del reparto
si sus gobiernos no participan en la guerra. Estos países tienen
acuerdos petroleros en suspenso con Irak, a la espera del levantamiento
de sanciones de la ONU.
En tanto, Laurence Lindsey, principal consejero económico
de la Casa Blanca, estimó que un ataque contra Irak, aunque llegue
a costar 200 mil millones de dólares, no tendría consecuencias
negativas sobre la economía estadunidense.