Repuntan con su discurso contra una ofensiva a Irak
Socialdemócratas, favoritos para ganar las parlamentarias en Alemania
GEORGINA SALDIERNA ENVIADA
Munich, 18 de septiembre. En la recta final del proceso electoral que vive este país para integrar su Parlamento, los socialdemócratas del canciller federal, Gerhard Schroeder, lograron ubicarse a la cabeza en las preferencias electorales hasta con tres puntos de diferencia con respecto de los cristianodemócratas, sus principales contendientes.
Con un discurso en contra de la intervención militar en Irak y en apoyo a las familias damnificadas por las lluvias del mes pasado, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) logró remontar los resultados adversos que presentaba hace cuatro semanas y que lo colocaban hasta con seis puntos de diferencia, debajo de la Unión Cristiana Demócrata (UCD) y su partido regional de Baviera, la Unión Social Cristiana (USC).
En su avance, no ha sido ajena la errónea estrategia de la UCD y la USC, cuyo candidato a la cancillería federal, Edmund Stoiber, ha insistido en un discurso que describe como catastrófica la economía nacional, confundiendo de esta manera la economía más poderosa de Europa con un país en desarrollo, señaló el Suddeutche Zeitung, uno de los periódicos más influyentes de Alemania.
La contienda sigue siendo cerrada y los democristianos no pierden la esperanza de ganar el Parlamento y hacer gobierno durante los próximos cuatro años. Sus expectativas se fundan en el hecho de que el candidato a la cancillería federal por el SPD y actual titular de ese cargo, Gerhard Schroeder, no ha cumplido una de sus principales promesas de campaña: reducir el desempleo que afecta a más de 4 millones de personas y que representa 9.6 por ciento de la población económicamente activa.
El tema se ha convertido en un handicap para Schroeder, ya que al comenzar su gobierno señaló que si no lograba reducir el desempleo no valdría la pena que volvieran a votar por él. Al inicio de la campaña electoral para integrar el decimoquinto Bundestag (Parlamento) alemán, el debate entre los dos principales contendientes se centró en el problema del paro y la difícil situación económica (el país presenta una tasa de crecimiento de 0.75 por ciento y un déficit fiscal cercano al 3.5 que permite la Unión Europea).
Sin embargo, conforme ha avanzado la lucha por el Parlamento, un nuevo tema se ha insertado en la disputa: la posibilidad de participar en el ataque contra Irak.
En una sociedad que conoce lo que es la guerra, cerca de 70 por ciento de la población se ha inclinado por mantener una actitud de prudencia y no adoptar una posición incondicional hacia Estados Unidos en su aventura en contra de Irak. Sabedor de esta posición y de la necesidad de ganar votos para su partido, Gerhard Schroeder se ha manifestado abiertamente en contra de la guerra en Medio Oriente, aun si el gobierno de George W. Bush cuenta con el apoyo de Naciones Unidas. La estrategia le ha reportado ganancias. A cinco días de las elecciones del 22 de septiembre, el Grupo de Investigación Electoral colocó a los socialdemócratas con 40 por ciento de las preferencias electorales; a los democristianos con 37 por ciento; el Partido Verde se ubica con 7 puntos porcentuales; el Partido Liberal con 7.5 y el Partido del Socialismo Democrático con 4.5 Otra casa encuestadora, Infratest-Dimap, otorga 38.5 por ciento a los socialdemócratas; 36 a los democristianos; 8 a los verdes; 8.5 a los liberales y 4.7 al partido del Socialismo Democrático. Forsa ubica al SPD con 40 por ciento de la intención del voto; a la UCD/UCS con 38 por ciento, a los verdes con 7 por ciento, al Partido Liberal con 8 y al PDS con 4 por ciento. Sólo una encuestadora, Allensbach, muestra un empate entre los dos principales contendientes con 37 por ciento.
Los resultados de estos sondeos constituyen un revés para los democristianos -quienes se colocaban en las encuestas hasta con cinco puntos de diferencia arriba de los socialdemócratas- y los ha obligado a modificar su estrategia. De entrada, el candidato de la UCD/UCS, Edmundo Stoiber, acusó a Schroeder de aislar a Alemania del mundo y de Europa con su decisión, así como de poner en peligro la buena relación con Washington. Sin embargo, sus señalamientos no han prosperado y ahora se apresta a endurecer su discurso en contra de la inmigración, en busca de obtener el voto de los sectores identificados con la ultraderecha. Voceros de los democristianos acusan a los migrantes de la gran parte de los problemas de Alemania, como el desempleo.
En entrevista televisiva, el propio candidato cristianodemócrata, Edmund Stoiber, señaló que su país no puede absorber más inmigrantes con 4 millones de parados. Cuando se tiene ese desempleo es irresponsable abrir el mercado laboral a todo el mundo, subrayó. Los socialdemócratas respondieron de inmediato que es irresponsable generar miedo entre la población, no sin antes calificar la estrategia de los conservadores como un intento de evitar su inminente y humillante derrota.