Eulalio Ferrer Rodríguez
šHorror!, el Quijote en spanglish
La penetración del idioma español en la vida estadunidense es una realidad incontenible y creciente. Lo es a pesar de quienes, desde distintos niveles educativos del vecino país, procuran detener o estorbar tal avance. Se creyó, primero, que este fenómeno lingüístico se daría en una primera generación, sin señales de continuidad, como sucedió en las zonas de California y Florida, a principios del siglo XX.
No se ha tenido en cuenta un factor diferencial: desde mediados del mismo siglo los medios de comunicación de habla hispana en Estados Unidos se han desarrollado con gran celeridad hasta cubrir hoy redes de millones de receptores. Más aún, actualmente el mercado de consumo de los "hispanos" puede haber llegado a un volumen de 500 mil millones de dólares anuales, vinculado a una inversión publicitaria de aproximadamente 9 mil millones de dólares. Los propios estadunidenses, por razones de origen étnico o por simple gusto, se han incorporado a ese mercado de consumo, ampliándolo.
Lo que explica una doble y curiosa situación: el idioma español no ha desaparecido en términos de primera generación, manteniéndose vivo en 65 por ciento de los hogares hispanos y, por otra parte, el idioma español es la primera opción de los estadunidenses -se calcula en 8 por ciento de la población total-, bajo un signo de indudable pragmatismo que rebasa las propias fronteras. No es de extrañar que en los comicios electorales la minoría hispana, con influencia ascendente, sea objeto de una segmentación peculiar y, a la vez, muy activa y condicional. Tan fuerte, que entre los que hoy preferentemente estudian español en Estados Unidos se encuentran no pocos líderes políticos. Hay ciudades como San Antonio, Miami, Los Angeles y Chicago donde, a la vuelta de 10 años o antes, la población de habla española será dominante en 50 por ciento.
Contra esta corriente o dentro de ella, se ha incrustado en Estados Unidos una especie de híbrido lingüístico, el llamado "spanglish", con abiertos o disimulados alientos oficiales. Tal tipo de jerga cuenta ya con un diccionario y algunos intentos de novelas. Para entender semejante rompecabezas, basta referirnos hoy a la versión en "spanglish" de Don Quijote, hecha por un llamado hispanista, Ilan Stavans, texto reproducido en La Vanguardia de Barcelona, en España, y El Colombiano de Medellín, en Colombia. Veamos el comienzo de la obra cervantina:
"In un placete de la Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase. A cazuela with más beefthan mutón, carne choppeada para la dinner, un omelet pa'los Sábados, lentil pa'los Viernes, y algún pigeon como delicacy especial pa'los Domingos, consumían tres cuarers de su income. El resto lo employaban en una coat de broadcloth y en soketes de velvetín pa' los holidays, with sus slippers pa' combinar, while los otros días de la semana él cut a figura de los más finos cloths."
El extravío lingüístico puede llegar a extremos como el señalado por el periodista colombiano Jorge V. Jaime: Vamos fifty-fifty en ese bisne, pote tu yin, open the window para airar la room, voy a cliniar la oficina, pisa los breques, responde las cuestiones, resetea el computador quedamos stand by, y nos vemos el weekend.
Aunque real, no deja de ser una situación paradójica en un momento histórico en el que la globalización comunicativa condenará a muerte a miles de dialectos y a algunas lenguas tradicionales para centrarse en tres grandes comunidades idiomáticas. Y una de ellas será la del español. Lengua universal que encabeza México con sus 100 millones de habitantes, más el 60 por ciento aproximadamente de los "hispanos" que la tienen por suya en Estados Unidos.
"Después salió a ver su caballo, y although el animal tenía más cracfks en sus hoobes que cuarers en un real, y más blemishes que'l caballo de Gonela, which "tantum pellis et ossa fuit" ("all skin y bones"), nonetheless le pareció al felo que era un far better animal que el Bucephalus de Alexander or el Babieca del Cid. El spend cuatro días complete tratando de encontrar un nombre aporopiado oa'l caballo: porque -so se dijo ti himself- viendo que era propiedad de tan famoso y worthy caballero, there was no razón que no tuviera un nombre de equal renombre. El type de nombre que quería was one that would at once indicar what caballo it had been antes de ser propiedad del caballero errant y también what era su status presente; porque, cuando la condición del gentleman cambiara, su caballo also ought to hace una apelación famosa, una high.soundin one suited al nuevo orden de cosas y a la new profesión that was to follow; y thus, pensó muchos nombre en su memoria y en su imaginación discardeó many other, aladiendo y sustrayendo de la lista. Finalmente hinteó el de "Rocinante", un nombre that lo impresionó as being sonoroso y al same time indicativo of what el caballo had been cuando era de segunda, whereas ahora no era otra cosa que el first y feromost de los caballos del mundo.
"Habiendo foundeado un nombre tan pleasin pa' su caballo, decidió to do the same pa' himself. Esto requirió otra semana. Pa'l final de ese periodo se había echo a la mente that él as henceforth Don Quixoter, which, como has been stated antes, forwardeó a los autores d'este trú cuento a asumir que se lamaba Quijada y no Quesada, as otrios would have it..."