Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 20 de septiembre de 2002
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Política
Luis Javier Garrido

El Pemexgate

La lucha sorda librada por el gobierno foxista contra la cúpula del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) no pretende hacer justicia, sino doblegar a la dirigencia del PRI para que acepte la privatización de las industrias petrolera y eléctrica en los términos exigidos por el gobierno de George W. Bush y conforme lo ha demandado en la década reciente el Banco Mundial, y esto no puede ya ocultarse a nadie por los riesgos que esta situación entraña para el país.

1. El gobierno de Vicente Fox está perdiendo una vez más la batalla en los medios al pretender hacer creer a los mexicanos que las denuncias presentadas por la Secretaría de la Contraloría contra ex funcionarios de Pemex y dirigentes del STPRM forman parte de una supuesta lucha contra la corrupción, que buscaría sanear a Pemex y moralizar al sindicato, y las preocupaciones sobre lo que acontece son cada vez mayores. A nadie se le puede ya ocultar que al tratar de desprestigiar a la empresa pública más importante de América Latina y darle un golpe decisivo al viejo sindicalismo mexicano y al PRI, lo que el foxismo pretende es alcanzar la reforma constitucional para culminar la privatización de la paraestatal y entregar por completo el sector energético del país al capital trasnacional.

2. Fox no parece haberse dado cuenta de que perdió desde hace mucho tiempo toda credibilidad en cuanto a su supuesta honestidad, y que esto ha tenido consecuencias políticas. Las mentiras continuas de él y de sus colaboradores en asuntos de importancia nacional, la forma en que encubrió los delitos del Fobaproa, la protección otorgada a Salinas y a Zedillo, el presunto financiamiento ilegal de su campaña en 2000 por grupos trasnacionales a los que habría ofrecido beneficiarse de su política de privatizaciones, los actos pequeños y grandes de corrupción que van desde el escándalo de las toallas y las obras en su rancho de San Cristóbal con recursos públicos hasta el tráfico de influencias en los grandes negocios, todos estos hechos han mostrado, en menos de dos años, que el gobierno foxista carece de toda ética en el ejercicio del poder.

3. La debilidad política de Fox en su enfrentamiento con los priístas está marcada también por las perspectivas que el foxismo asigna al sector energético en el futuro inmediato. La culminación del proceso de privatización de petróleo y electricidad en el presente sexenio es vista también por eso por muchos analistas como un extraordinario negocio para Fox y sus amigos, el cual les permitiría además consolidar un proyecto transexenal, como están empezando a mostrar diversos estudios, en los que bancos, inversionistas y especuladores tienen ya todo listo para que el petróleo mexicano, que es un recurso estratégico de México, pase a serlo de Estados Unidos, y para que los beneficios de esa industria, que todavía es de la Nación, sean en el futuro de las trasnacionales.

4. El nerviosismo mostrado por la Casa Blanca en estos meses por la crisis energética que se empieza a manifestar ya en Estados Unidos, parece en todo caso haber contagiado también al equipo foxista, de ahí todas las improvisaciones. Fox nunca tuvo, porque no lo quiso, un proyecto de transición, en el que con un objetivo democrático se desmantelara al viejo "sistema"; buscó, por el contrario, arreglos con los principales responsables del antiguo régimen, pero para seguir en la línea de Salinas y de Zedillo de desmantelar al Estado y despojar a la nación, que es lo que ha estado tratando de hacer. De ahí el equívoco que muchos tienen al interpretar lo que está aconteciendo.

5. La confrontación entre dos grupos de poder, los foxistas y los priístas, que con las reglas del antiguo régimen y defendiendo los intereses de siempre se disputan el control del Estado, no puede ocultar el hecho de que aquello que en realidad está en juego es el destino de la nación.

6. Los acontecimientos de los días recientes evidencian que se está negociando al margen de los mexicanos el sector energético del país. Tras el inicio del proceso de desafuero de los dirigentes petroleros, el emplazamiento a huelga del sindicato, las entrevistas en Los Pinos entre Fox y la cúpula del PRI, y el ofrecimiento del STPRM de devolver los 2 mil 200 millones de pesos desviados, no aparecen nada más las viejas prácticas del pasado de negociar la ley, sino una negociación impuesta por Fox en la que espera que los priístas, con tal de salvar una serie de intereses particulares, estén dispuestos a sacrificar los intereses de la nación.

7. El principal riesgo de la actual confrontación entre Fox y un sector del PRI no está en que se haya detenido "la transición", como dice el diario español El País (18 de septiembre), ya que ninguna "transición democrática" se haya en curso en México, o en que se vaya a una confrontación violenta por la posesión de las instalaciones petroleras, como sugieren otros analistas, que parecen desconocer la responsabilidad de los trabajadores mexicanos, sino en el hecho de que las componendas que resulten del enfrentamiento se acuerde la entrega a las multinacionales del sector energético del país.

8. El gobierno foxista no tiene la autoridad moral ni política para defender los intereses de México ante el exterior, pero lo más grave es que no busca hacerlo y está cediendo en todos los frentes, sin haber entendido que al abdicar de ésta, que es su responsabilidad fundamental, está negando su viabilidad histórica en un momento de extrema gravedad.

9. Las resistencias que manifiestan los países donde se encuentran las mayores reservas de petróleo del mundo por las pretensiones de Washington de controlar el sector energético del planeta, están llevando a los halcones, tanto del Pentágono como del Banco Mundial, a un escenario de decisiones de una irresponsabilidad cada vez mayor, en el que México se halla en grave riesgo por las políticas de Fox, carentes no se diga de patriotismo sino de la menor inteligencia ante el futuro inmediato. Bush quiere derrocar a Saddam Hussein no porque la capacidad militar de Irak represente un riesgo para Estados Unidos, sino para controlar mediante un gobierno dócil las segundas reservas petrolíferas del planeta, y se ha empeñado en darle un golpe de Estado a Hugo Chávez en Venezuela no porque éste sea "un enemigo de Estados Unidos", que no lo es, sino por estar defendiendo el petróleo venezolano y la octava reserva del mundo.

10. Los hechos sin embargo están ahí: la defensa de los intereses de México no la va a hacer en los próximos cuatro años el gobierno foxista, que ha cedido en todo ante Washington, y es a las fuerzas de la sociedad a las que corresponderá esa responsabilidad.

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