Entre las víctimas aún quedan
muchas historias de dolor por contar
Plegarias y veladoras donde estuvo el Nuevo León
RICARDO OLAYO GUADARRAMA
El 19 de septiembre no se olvida. De nuevo en Tlatelolco
la misa por los muertos hace 17 años en el edificio Nuevo León.
Las oraciones por los hijos desaparecidos y por los muertos, la llegada
de los rescatistas con perros, las veladoras y algunas flores.
Desde
las siete de la mañana, el vicario Alonso Villalobos inició
las plegarias en la misa que se realizó en la Plaza del Sol, donde
alguna vez se levantó el Nuevo León, con sus 15 pisos y sus
288 departamentos.
"Nuestros hermanos duermen ya en paz con Cristo", dijo
el religioso, tratando de dar serenidad a más de 50 personas presentes.
Pero los familiares no contuvieron las lágrimas, en particular cuando
recordaban con los reporteros aquel sismo.
"Bendito sea Dios que los encontramos", dice María
Elena Medina, quien nueve días después de los sismos halló
a sus tres hijos. "Esto es para la historia", agrega cuando ya se retiraron
las cámaras de televisión.
Ahora vive en la colonia San Rafael, luego del trauma
que significó regresar a Tlatelolco y ver escombros y soldados con
bayonetas que no la dejaban pasar.
Algo similar vieron los esposos José Trinidad Sánchez
y Sara Malja, quienes llegaron desde Palacio Nacional, donde ambos trabajaban.
En el Nuevo León perdieron a su hijo, una nuera y una nieta; "nunca
los encontramos, pero a esa hora siempre estaban en la casa".
Ayer las historias de dolor se multiplicaron. La de Salomón
Reyes, quien era velador y desde unos metros vio como caía el Nuevo
León y con él sus siete hijos; desde ese día le cuesta
trabajo hilvanar bien las ideas.
La historia de Gloria Parga, quien es conocida por todos
porque no se resigna a que sus dos hijos -Sandra Leticia y Sergio Alberto,
que tenían 11 y dos años- desaparecieron en 1985: llega con
fotos de sus niños. La historia de quienes perdieron su propiedad
sin documentos para probar que eran propietarias. La historia de Plácido
Domingo buscando a sus familiares.
La comunidad -dice Alonso Villalobos en su misa- está
más unida en lo social y en lo religioso. Pero hace falta el compromiso
de la autoridad para reforzar los edificios, secunda Cuauhtémoc
Abarca, uno de los dirigentes de la zona.