Advierte que no tolerará ningún
desafío a su ventaja estratégica en el planeta
Proclama Bush que Estados Unidos es el "poder supremo"
del mundo
Descarta la disuasión por una "acción
preventiva"; EU, "amenazado por estados fracasados", afirma
Es una "cruzada para remodelar" el orbe, alertan los
analistas William Hartung y Marcus Corbin
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 20 de septiembre. Estados
Unidos es el "poder supremo" del mundo, proclamó hoy el gobierno
del presidente George W. Bush, advirtió que no tolerará de-safíos
a su ventaja de poder, estableció explícitamente el derecho
de intervención en cualquier parte del mundo con ataques "preventivos"
y declaró que todo esto se justifica en defensa de "la libertad",
el libre mercado, la propiedad privada y otros elementos de "sociedades
libres y abiertas".
Este poder, dijo el mandatario, no se empleará
para obtener "ventaja unilateral" para este país.
En un documento enviado hoy al Congreso, Bush establece
que la supremacía estadunidense no tolerará ninguna competencia
a su po-der: "el presidente no tiene ninguna intención de permitir
que algún poder extranjero alcance la enorme delantera que Estados
Unidos ha logrado desde la caída de la Unión Soviética
hace más de una década... Nuestras fuerzas serán lo
suficientemente fuertes para disuadir a potenciales adversarios de promover
una acumulación militar con la esperanza de superar, o igualar,
el poder de Estados Unidos".
Subraya que su país "debe y tiene que mantener
la capacidad para derrotar todo intento de un enemigo, sea un Estado o
un actor no es-tatal, de imponer su voluntad sobre Estados Unidos, nuestros
aliados, o nuestros amigos".
El documento de 33 cuartillas, llamado La estrategia
de seguridad nacional de Estados Unidos, debe ser presentado por cualquier
presidente al Congreso, pero en es-te caso es la primera vez que el gobierno
de Bush detalla su política global de forma comprensiva, aunque
muchos elementos habían sido expresados y conocidos.
Aumentará la preocupación
Para
William Hartung, analista de políticas militares del World Policy
Institute, de Nueva York, el documento expresa que el gobierno desea "la
capacidad ilimitada de utilizar la fuerza para moldear al mundo de la manera
que consideran mejor", y en entrevista con La Jornada consideró
que "si se confía en el juicio de esta administración, tal
vez esté bien, pero mu-chos países ya estaban nerviosos por
el unilateralismo estadunidense y esto los preocupará aún
más".
La "estrategia" descarta los elementos básicos
de la llamada política de "disuasión" y "no proliferación"
que han formado el eje, por lo menos oficialmente, de la política
exterior estadunidense durante los últimos 50 años.
En su lugar promueve el concepto de "contraproliferación",
o sea el desarme obligado de todo poder que desafíe o presente una
amenaza a los intereses estadunidenses.
La disuasión es inútil contra enemigos que
"odian a Estados Unidos y todo lo que representa", sostiene el documento,
y agrega que el país "ahora es amenazado menos por estados conquistadores
que por los fracasados".
En torno a la lucha contra la amenaza de adversarios con
armas de destrucción masiva, se establece el concepto de "esfuerzos
proactivos de contraproliferación" para atacar a países y
"terroristas", porque Es-tados Unidos "ya no puede depender sólo
de una posición reactiva como en el pasado", y por tanto tie-ne
el derecho de actuar contra "la amenaza antes que sea desatada".
Sobre la guerra contra el "terrorismo", reitera la posición
dibujada por Bush desde el 11 de septiembre de 2001. Estados Unidos, indica,
actuará en conjunto o en solitario sólo si es necesario "para
ejercer nuestro derecho de autodefensa al actuar preventivamente".
"Tenemos que adaptar el concepto de amenaza inminente
a capacidades y objetivos de los adversarios de hoy. Estados pícaros
y terroristas no buscan atacarnos utilizando medios convencionales... dependen
de actos de terrorismo y, potencialmente, armas de destrucción masiva...
Largamente Estados Unidos ha mantenido la opción de acciones preventivas
contra una amenaza suficiente a nuestra seguridad nacional. Más
grande la amenaza, más grande el riesgo de inacción, y más
convincente el argumento a favor de tomar acción anticipada para
defendernos, aun si permanece la incertidumbre sobre los tiempos y lugares
de un ataque enemigo. Para demorar o prevenir tales actos hostiles de nuestros
adversarios, Estados Unidos actuará, si es necesario, preventivamente".
Todo esto sustituye la política anterior, señala
el documento, de depender de medidas de no proliferación, descartando
así las premisas de acuerdos internacionales so-bre desarme y control
de armas. A pesar de subrayar el tema multilateral, el documento también
reitera la posiciones estadunidenses de rechazar algunos acuerdos internacionales,
y haciendo mención es-pecífica de que este gobierno ja-más
sujetará a uno de sus ciudadanos a la nueva Corte Penal Internacional,
"cuya jurisdicción no se extiende a los estadunidenses".
En el frente económico, detalla esfuerzos diplomáticos,
utilizando y cambiando el papel de la asistencia exterior y los organismos
multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial
para llevar a cabo la batalla entre "valores e ideas", particularmente
en el mundo musulmán.
En este ámbito se promoverán políticas
en otros países que nutren el mercado libre y atraen inversión
empresarial y ofrecen "acceso a mercados", o sea, el libre comercio: "trabajaremos
activamente pa-ra llevar la esperanza de la democracia, el desarrollo,
los mercados libres y el libre comercio a toda esquina del mundo", sostiene.
El documento comienza declarando que "las grandes luchas
del siglo XX entre la libertad y totalitarismo terminaron con una victoria
decisiva para las fuerzas de la libertad y un solo modelo sostenible para
el éxito nacional: libertad, democracia y la libre empresa".
Para el siglo XXI, afirma, sólo los países
que se comprometan con la libertad política y económica y
la protección de los derechos hu-manos básicos podrán
avanzar.
Señala que todo ser humano "desea las libertades
de expresión, de elegir sus gobernantes, educar a sus hijos y gozar
de los beneficios de su trabajo... y de tener el derecho de ser dueños
de propiedad".
Marcus Corbin, analista e investigador del Centro para
Información de Defensa en Washington, comentó a La Jornada
que "una de las cosas que surgen de este documento es la forma ambiciosa,
casi de cruzada, en que se expresa un deseo para remodelar el mundo".
En el documento el gobierno "habla de hacer del mundo
una agrupación de naciones que aman la libertad, lo cual no es el
caso, a pesar de tanta referencia a los mercados libres, la libertad y
la democracia", consideró Corbin.
Señaló que "si uno lee este documento, pensaría
que Arabia Saudita, Egipto y Pakistán podrían ser los próximos
en la lista de objetivos, los próximos que atacará Estados
Unidos después de Irak, si en verdad toma en serio que todo esto
se trata de democracia. Pero en términos reales, eso no es lo que
se está diciendo".
América Latina y México
El documento señala que Estados Unidos "ha formado
coaliciones flexibles con países que comparten nuestras prioridades,
particularmente México, Brasil, Canadá, Chile y Colombia".
Con ellos y con las instituciones hemisféricas como la Organización
de Estados Americanos y el proceso de la Cumbre de las Américas,
agrega, se promoverá "la democracia", la seguridad y la prosperidad.
Señala que existen conflictos re-gionales en las
Américas, y subraya los vínculos entre la violencia del narcotráfico
y los vínculos en-tre los narcotraficantes y "grupos terroristas
y extremistas" que amenazan a algunos estados de la región. Aquí
se centra en la cooperación con Colombia para combatir esa amenaza
combinada.