Especialistas, en foro de Casa Lamm y La Jornada
Una guerra contra Irak tendría "terribles efectos" en México
Los argumentos justificatorios esgrimidos, "teorías fascistas"
Como todos los viernes, el foro que organizan La Jornada y la Casa Lamm se realizó con la participación de un público que desbordó los salones dispuestos, con el tema La guerra que viene, en el que hablaron Guillermo Almeyra, catedrático de la UNAM y de la UAM Xochimilco, John Saxe-Fernández, profesor de la UNAM, y José Steinsleger, los tres articulistas de este diario, y Oscar González, de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos.
Almeyra dijo que la comisión del Senado de Estados Unidos que probó que desde agosto de 1998 los servicios de inteligencia conocían la preparación de los atentados del 11 de septiembre de 2001 reveló algo más que negligencia culposa: "Un sector del establishment tenía interés en encontrar un pretexto para una guerra que distrajese la atención de la ilegitimidad del presidente George W. Bush y de la prolongada recesión. Al mismo tiempo, utilizó los atentados para restringir los derechos constitucionales, dar un verdadero golpe de Estado institucional anulándolos, y reforzar el papel de los militares.
"El agravamiento de la situación económica, la evidencia de los lazos de corrupción entre las grandes empresas en quiebra y el entorno presidencial y la pérdida de hegemonía revelada en el conflicto de Estados Unidos con los otros miembros del G7 y de la misma OTAN son la base de la preparación de la guerra contra Irak, que constituye un golpe de muerte contra las Naciones Unidas y la legalidad internacional."
Saxe Fernández recordó que dos años antes del 11 de septiembre se habían recortado los servicios de seguridad y subrayó que la teoría del ataque preventivo (golpear antes a quien se supone tiene intención de atacar algún día a Estados Unidos), así como la idea de la responsabilidad colectiva (castigar a un pueblo por sus gobernantes) son teorías "fascistas que instauran la ley de la selva y acaban con las Naciones Unidas".
Steinsleger demostró por su parte el fundamentalismo que forma parte integral de la cultura de derecha estadunidense y la magnitud del alcance del mismo en la visión propia del Antiguo Testamento que acata la mayoría de ese pueblo. Asimismo hizo la historia de la familia Bush y del propio George W. Bush, socio y mandante de Bin Laden durante muchos años.
Oscar González, a su vez, especuló sobre las posibles votaciones en el seno del Consejo de Seguridad y, por lo tanto, sobre la posibilidad de que la guerra que Bush quiere sea también de Naciones Unidas, o que, por el contrario, se convierta en una acción unilateral que marque el fin de la organización y cause un grave conflicto entre Estados Unidos, Europa, China e incluso Rusia.
De la discusión surgió también el problema de las repercusiones de la guerra contra Irak en México. Almeyra y Saxe Fernández dijeron que el control del petróleo iraquí por Washington podría ser seguido por un intento de aplastar a Irán y controlar a Arabia Saudita y por la quintuplicación de la producción petrolera de Irak en el caso de su ocupación, lo que haría bajar brutalmente el precio del crudo. Igualmente afectaría a México la restricción militar de todas las soberanías y de la independencia de todos los países planteada por la idea del ataque preventivo cuando Washington lo decidiera, y por la injerencia constante en los problemas internos de los demás países para verificar si hubiera en ellos peligros para Estados Unidos. La guerra, además, tendría efectos económicos muy graves, y la dependencia económica hacia Estados Unidos aumentaría.