Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 22 de septiembre de 2002
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Cultura
Sacerdotes seductores y mujeres seducidas, tema de su libro Sexo y confesión

René González revisa la vida sexual de los clérigos fuera de bambalinas

El antropólogo analizó documentos del Santo Oficio de los siglos XVIII y XIX

Las religiones que permiten el matrimonio ganan terreno a la Iglesia católica, señala

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Clérigos seductores, mujeres seducidas. No es la trama de una novela o una película, sino el tema de una investigación de varios años que dio como resultado Sexo y confesión, libro en el que el antropólogo Jorge René González analiza una parte de la historia de la Iglesia católica por medio del delito de ''la solicitación": la seducción en el confesionario.

La intención del libro, basado en documentos del Tribunal del Santo Oficio de los siglos XVIII y principios del XIX ''es dar a conocer algo que se maneja tras bambalinas: la vida sexual de los clérigos, que la tenían y que era un aspecto importante", señala en entrevista González Marmolejo, y agrega que esos documentos también ''permiten conocer cuáles eran las prácticas sexuales del hombre de esa época, porque no por el hecho de que fueran religiosos significa que actuaban de manera diferente al hombre común y corriente de esos años. Es de suponer que obtenían el conocimiento de cómo seducir a una mujer gracias a la confesión de 'sus hijos espirituales'".

Fantasías y morbo

Los textos consultados abren la posibilidad de saber en qué situación se encontraban las mujeres, generalmente analfabetas y pobres, quienes muchas veces accedían a los requerimientos de sus confesores porque éstos les ofrecían dinero, ropa y, en ocasiones, habitación; aunque también hay casos de mujeres de buena educación que eran ''solicitadas" por el clérigo que se aprovechaba de su condición de confesor.

La vida sexual dentro de la Iglesia católica, añade el investigador, ''es un tema que llama la atención, porque se han tejido historias fantasiosas y salpicadas de morbo. La cuestión del sexo y la religión siempre ha existido. Son conocidas las historias de los papas que tenían barraganas (mujeres con las que convivían), algunos tenían esposas e hijos".

La situación cambia con el Concilio de Trento (1547-1563) y a partir de ahí, ante el secreto, aumentan las historias sobre cómo ejercen los religiosos su sexualidad, incluso cuando están sometidos al celibato.

La intención de Sexo y confesión, coeditado por Plaza y Valdés y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, ''no es criticar el celibato. Al tratar el tema procuré no juzgar a esos sacerdotes, ellos ya fueron juzgados. Evité juicios morales y sólo presento los documentos", indica González, miembro fundador del Seminario de Historia de las Mentalidades de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Sin embargo, para el autor ''la Iglesia tiene la obligación de replantearse la cuestión del celibato, porque cada vez hay menos vocaciones y parte fundamental de esto es consecuencia de ese deber. Los católicos no confían mucho en un clérigo que es célibe, que no tiene los problemas sexuales, familiares, de una pareja. Les están ganando terreno los credos que sí permiten el matrimonio. Basta ver cuántos grupos religiosos existen en los que el pastor tiene el derecho de casarse. La de la Iglesia católica es una doctrina muy vieja".

La investigación para ese libro requirió revisar 350 denuncias o autodenuncias de sacerdotes por el delito de solicitación sólo en el arzobispado de México que, junto con libros prohibidos y la bigamia, es de los más recurrentes en los documentos de la Santa Inquisición. De estos 350, 80 corresponden a procesos en los que hubo un juicio y se impuso un castigo.

La condena siempre era para el confesor, porque ''la mujer, aunque hubiera inducido o aceptado la seducción, nunca era culpable". El castigo para el clérigo infractor era la expulsión del lugar donde cometió el delito, era enviado varios meses a un convento, no podía votar o ser electo para cargos eclesiásticos, nunca se les permitía confesar de nuevo, además de que la condena era leída a todos los miembros de su comunidad, es decir, ''quedaba marginado de por vida".

Debilidades, gustos y pasiones

Uno de los temas que ha causado polémica en los meses recientes es el de los sacerdotes pederastas y homosexuales, aunque en este libro el investigador sólo se ocupa de los casos que se refieren a las mujeres, tanto laicas como religiosas, porque -explica- en los siglos que atañen a su estudio, la mayoría de los documentos, 95 por ciento, están dedicados a esos asuntos. ''Esto quiere decir que los clérigos homosexuales eran muy pocos. Entre los documentos que estudié hay consignados unos 10 casos, y de ellos ninguno terminó en proceso, sólo se quedó en denuncia''.

Los sacerdotes ''son personas comunes y corrientes, con debilidades, gustos, pasiones, amores, desamores. Más allá de juzgar su desviación del sacramento, nos damos cuenta de que son igual de inspirados, si son correspondidos en amores, o de desgraciados, si no lo son. Lo que pretendo es rescatar esa parte humana", concluye el investigador.

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