Vigilaría el Estado la realización
de una película en sus diversas fases de producción
''Ambigüedades'' en el contrato que firmarán
Fidecine y productoras
Está bien fiscalizar los recursos invertidos,
mas no la parte creativa, dicen cineastas y actores Víctor
Ugalde, del fideicomiso, niega que habrá control de contenidos
JUAN JOSE OLIVARES
Con el nuevo contrato de coproducción que firmarán
el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine) con
los llamados sujetos de apoyo (productores, distribuidores, exhibidores
que soliciten ayuda financiera del Estado), el desarrollo fílmico
estará más controlado debido a ciertas observaciones "ambiguas"
que dependencias como RTC, Secodam y SHCP realizaron a este convenio, coincidieron
en señalar personalidades del medio cinematográfico.
Tales
observaciones -algunas de las cuales no fueron aceptadas por el mismo Imcine-
implicarían riesgos para las productoras al firmar este contrato,
las de la cláusula decimoctava de dicho pacto de coproducción,
que dicta:
"Acceso a información: El Fidecine en todo momento
podrá verificar la realización de la película en sus
diversas fases de producción como son: preproducción, rodaje,
post producción hasta su conclusión, pudiendo tener acceso
a reportes de cámara, de sonido, de laboratorio, rushes de
la película y demás materiales; obligándose el
sujeto de apoyo a proporcionar la información contable y demás
que estime conveniente y le solicite el Fidecine".
A decir de algunos sectores de la comunidad cinematográfica,
es bueno que se regulen y vigilen los recursos y apoyos que el Estado da
a las productoras para hacer cine, pero, sólo en cuestiones administrativas.
"Lo que menos necesitamos son políticas coercitivas
o de control en contenido. Entendemos que hay que vigilar la aplicación
de los recursos del Estado en su modalidad administrativa, mas no en la
de contenido. Ya lo vivimos, había un censor de Gobernación
que le ponía sellitos a las cajas del negativo. No podemos regresar
a esos tiempos y cualquier idea al respecto es totalmente retrograda",
dice el productor Matthías Ehrenberg, de Titán Producciones.
Para la presidenta de la Academia Mexicana de Artes y
Ciencias Cinematográficas, la actriz Diana Bracho, "puede ser un
contrato justo en el sentido que es una coproducción. Puede haber
representación de las dos partes con igualdad de derechos para checar
cómo va la producción y cómo se asignan los recursos,
eso puede ser benéfico. No obstante, esa cláusula es muy
ambigua porque igual puede ser que tenga que existir supervisión
ideológica o que tienes que mostrar tus rushes cada semana
y alguien va a juzgar si vas bien o le cortas".
Pero el secretario ejecutivo de Fidecine, Víctor
Ugalde, defiende el contrato: ''En las reglas de operación de Fidecine
hay una cláusula que habla sobre un productor delegado. En nuestras
reglas de operación está marcada y por recomendación
de RTC la incluímos. Nuestros contratos deben estar apegados en
lo general a las reglas de operación. Esas fueron unas de las observaciones
que entraron, además de las administrativas, que fueron muchísimas,
pero que no tienen que ver con control de contenidos".
A su vez, Matthías Ehrenberg afirma: ''Nos vemos
inhabilitados porque hay una falta de compromiso y de conciencia del sector
institucional de darse cuenta de qué es el cine. Me parece delicado
que se insista en restablecer mecanismos de censura o control sobre la
libertad de creación y de los proyectos cinematográficos
de este país, aquellos que dependen en gran medida de los estímulos
institucionales. Hasta donde yo sé, estas observaciones sólo
quedaron en intento. La cuestión es cómo hacer para que el
cine que se está produciendo en México tenga un apoyo institucional
serio y establecer una dinámica industria, regulada y auspiciada
por el gobierno, que permita la inversión y el despliegue de proyectos".
Polvos de aquellos lodos
Fidecine,
según sus reglas de operación, está encaminado al
fomento y promoción permanentes de la industria cinematográfica
nacional, con perspectivas de recuperación.
"Fidecine -dice Víctor Ugalde- es un fideicomiso
que sirve como detonante, entonces nuestras funciones son: leer los guiones
y, si son buenos y tienen viabilidad comercial como dicen nuestras reglas
de operación, apoyarlos. Todo lo demás ya no nos compete.
La comunidad cinematográfica en pleno desde toda la vida ha estado
en contra del control de contenidos''.
Agrega: ''Lo que pasé es potestativo del comité
técnico y estará siempre en función del tipo de producción
y también del control administrativo. Lo que nos preocupa es que
los recursos sean bien aplicados. De repente te conviene mandar a un productor
delegado a una filmación porque, por ejemplo, si van a llenar la
Plaza México para que no se cargue la nómina con extras,
porque te pueden poner 4 mil cuando en realidad están usando 400;
ahí es cuando se mandará a un productor delegado".
Para el cinerrealizador Felipe Cazals, el asunto es delicado:
''Estoy en desacuerdo con la intención, pero lo que yo sé
es que se les propuso que se añadiera una cláusula donde
de alguna forma tendría derecho o acceso alguna instancia del gobierno
a la lectura del guión, además que tendrían derecho
a cotejar que el corte final y ese guión fueran similares. Esto
tiene un mensaje ambiguo. Tengo la impresión de que todo esto no
se refiere a algo de orden económico ni administrativo, sino a un
control de orden temático".
Abunda: ''Deben ser los polvos de aquellos lodos del asunto
de El padre Amaro. El control de la economía a través
de los rushes no tiene ningún sentido. No puedes disminuir
el flujo económico en relación a los rushes, eso es
absurdo, van a decir: no les sigo dando dinero poque hicieron un close
up de la actriz, o qué. No hay nadie que frente a los rushes
pueda dictaminar si la película tiene la calidad o no que requiere,
por mil razones de orden técnico o de laboratorio, y por razones
de contenido que no te permiten juzgar por los rushes. Esta es una
manera de querer infiltrar una especie de centinela".
En tiempos de Emilio Cárdenas...
Defensora de que el Estado destinara recursos al cine
nacional, la actriz María Rojo comenta: ''Una cinta es responsabilidad
del director; a la hora de la filmación puede modificarla porque
es un acto creativo y porque se te pueden ocurrir cosas. Ni los directores
más malos o los más buenos se atienen al guión. Es
una forma velada de censura. Ya tienen la regla de que cuando no acaban
a tiempo se les interrumpe su película. Mucha gente sacrifica las
ganas de filmar y dice denme dinero para filmar y no importa lo demás,
y eso no puede ser porque es cuestión de principios".
Matthías Ehrenberg afirma: ''Una cosa es que el
Estado como socio tuyo tiene derecho a tener la información contable
del rodaje (lo que se llaman reportes de producción), pero de ahí
a que tenga derecho a autorizar o regular los cortes de la cinta, pues
no. Se ha demostrado que nuestro cine funciona, tiene espectadores y genera
ingresos y riqueza para el país. Pese a esa demostración
nos vemos inhabilitados para poder estructurar el despegue de una industria
cinematográfica como la tuvo México. Si pasan o no las observaciones,
lo delicado es que exista la posibilidad. Sabemos que hay una persona que
tiene este tipo de actitudes anacrónicas.
''No se trata de crear fondos paliativos para la producción
cinematográfica, sino de crear una industria de cine que tenga dos
vertientes: el apoyo institucional a proyectos comerciales y otro a los
que son más de autor y que no tienen las vías posibles de
comercialización. Lo que menos necesitamos es cualquier intención,
exista o no exista, se haga o no se haga".
Por su lado, el director y productor Fernando Sariñana,
de Veneno Producciones, dice que "es deber del Estado apoyar al cine, creador
de identidad nacional. Hay una tendencia a considerar al cine como un negocio.
Cuando deciden darle el poco apoyo siempre lo condicionan con 80 mil pendejadas.
Es parte de la lucha diaria darle otro contexto. Cada vez que inviertes
en una cinta y consigues financiamiento del Estado, es a base de créditos
y siempre terminas debiendo hasta la camiseta".
Víctor
Ugalde insiste en que no habrá censura ni control: ''Nunca se habla
de control de contenidos. Cuando existía el Banco Cinematográfico
era una forma de inflar los presupuestos (de las producciones), que es
lo que no queremos. Deseamos que el dinero esté bien administrado;
esa sería la función del productor delegado y es bajo dictamen
del comité técnico, no es obligatorio porque hay cintas con
cuatro personajes que no tiene caso mandar a un productor delegado porque
son cintas para rodar en una semana, por lo que no tienes por qué
incrementar el costo de la filmación. En esos términos es
como se piensa al delegado, con funciones administrativas".
María Rojo abunda: ''Yo llegué a filmar
con un monito que entonces era de Gobernación y que siempre estaba
allí de baboso, como vigilando. Eso era inadmisible. Es una aberración
y luego basándose en el Fidecine".
Pero Ugalde acepta que "son reminiscencias del pensamiento
de Emilio Cárdenas -director de Cinematografía de RTC-, que
decía que esto se hacía antes y sí funcionaba. La
sociedad ha empujado en cuanto a libertad de expresión en el cine.
Cinematografía estaba en su derecho de pedir lo que creía
pero los únicos que pueden decidir en el comité técnico
del Fidecine son los siete integrantes que marca la ley".
El comité técnico está conformado
por un representante de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, uno de Imcine, uno de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas,
del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica
de la República Mexicana, uno de productores, otro de exhibidores
y uno más de distribuidores.
Se buscó a Emilio Cárdenas, a través
de Fernando Castañeda, secretario particular del director de RTC,
Manuel Gómez Morín, sin respuesta.