BRASIL: EL HORIZONTE LULA
Ayer,
en la barriada industrial de Sao Bernardo do Campo, en Sao Paulo, en el
mismo escenario en el que inició su larga lucha política,
Luiz Inacio Lula da Silva cerró su cuarta campaña por la
Presidencia de la República, en un contexto mucho más favorable
y auspicioso que las tres anteriores: de acuerdo con los sondeos electorales,
el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) encabeza holgadamente
las preferencias electorales, con 48 por ciento de las intenciones de voto
en su favor, y es posible que el próximo domingo, día de
los comicios, la ciudadanía brasileña le otorgue incluso
una mayoría absoluta que haga innecesaria una segunda vuelta electoral.
El fortalecimiento de la candidatura de este antiguo obrero
metalúrgico y la concreción de sus posibilidades de triunfo
ponen de manifiesto el desgaste de la ortodoxia neoliberal que tiene en
América Latina --y en Brasil, por inclusión-- uno de sus
últimos reductos. Si en las anteriores campañas de Lula el
voto del miedo desempeñó un papel fundamental en sus derrotas,
en la actual la mayoría de los brasileños parece decidida
a apostar por el sufragio de la esperanza y del cambio frente a un modelo
depredador, generador de corrupción y desigualdad. En esa mayoría
debe incluirse a importantes sectores del empresariado que han terminado
por rendirse a la evidencia de que las recetas recesivas aplicadas en los
lustros recientes en su país no resolverán problema alguno
y seguirán creando, en cambio, penuria, carestía, estancamiento
y descontento social.
En otro sentido, la cercana posibilidad de triunfo para
el PT y su candidato presidencial plantea esperanzas e incertidumbres políticas:
por un lado, la perspectiva de una redistribución del poder y de
una democratización efectiva y profunda para un país marcado
por desigualdades sociales y económicas lacerantes; por el otro,
la posibilidad de que los estamentos oligárquicos que necesariamente
se verán afectados en sus intereses emprendan campañas de
desestabilización antes incluso de las elecciones del domingo, ante
el posible triunfo de Lula y durante su mandato. De hecho, algunas acciones
en este sentido se han iniciado ya, por parte de las mafias que controlan
el narcotráfico en Río de Janeiro y los reclusorios de Sao
Paulo.
Para América Latina, el posible triunfo de Lula
puede ser una oportunidad para ensayar un proyecto de transformaciones
sociales por vías institucionales, una oportunidad cuyo antecedente
más cercano se remonta al triunfo electoral de Salvador Allende,
en Chile, hace 32 años.