MEXICO, S.A.
Carlos Fernández-Vega
Inquebrantable alianza entre los poderes Ejecutivo y Televisivo
Fast-track Fox recortó impuestos en especie
PARECE QUE NO PUEDE SER de otra forma. El sonoro "Gracias, Señor Presidente" -en turno- pronunciado el pasado jueves por Bernardo Gómez sólo ratificó la histórica e inquebrantable alianza entre los poderes de la Unión: el Ejecutivo y el Televisivo.
CON LA ETÉREA PRESENCIA de Miguel Alemán Valdés ambientando -como siempre- la Semana Nacional de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), los directivos de este organismo ovacionaron al Señor Presidente -en turno-. No fue para menos: Vicente Fox, magnánimo y de un plumazo, les "modernizó" un decreto (1969) de Gustavo Díaz Ordaz (al que, dicho sea de paso, también ovacionaron en su momento) y democráticamente les redujo 90 por ciento de los impuestos en especie.
ESA MISMA PROPORCION es la que acaparan la televisión (80 por ciento) y la radio (10 por ciento) en un mercado publicitario que de 1996 a 2001 pagó promocionales por casi 11 mil 400 millones de dólares, sin incluir erogaciones gubernamentales por el mismo concepto, mismas que en 1999 sumaron cerca de 800 millones de dólares y en 2000 -año electoral- alrededor de mil 500 millones, de acuerdo con la propia cámara.
SEGUN EXPERTOS EN estadística, en sus casi cinco décadas de vida los concesionarios agrupados en la CIRT han pronunciado -incluidas las más recientes muestras de cariño- poco más de 5 mil millones de veces la frase "Gracias, Señor Presidente" -en turno- por lo favores recibidos. Sin embargo, no sólo gozan de los beneficios que derivan de esa alianza: también aportan elementos claves para la reconstrucción de los pasajes más oscuros de la historia nacional.
EN ESTE SENTIDO, LOS estudiosos de la historia nacional cuentan ya con la pieza fundamental del rompecabezas, que servirá para que las investigaciones de la Fiscalía Especializada para los Delitos del Pasado tomen rumbo, y que fue aportada por el hasta hace unos días presidente de la CIRT, es decir, el joven investigador Bernardo Gómez: Gustavo Díaz Ordaz, y no la connivencia de los poderes Ejecutivo y Televisivo, impidió a los concesionarios de la radio y la televisión denunciar, en el momento preciso, la masacre del 2 de octubre de 1968, así como la feroz represión que el régimen del mandatario poblano ávido comedor de tacos de nenepil (Carlos Fuentes dixit) desató en contra de estudiantes, maestros y líderes sociales (de hecho, contra todo lo que se moviera) en defensa del estado de derecho.
A PARTIR DE ESA PIEZA clave, faltante en todas las investigaciones que sobre el tema se han realizado, puede inferirse que el bozal distintivo de esos concesionarios, utilizado antes, durante y después de la matanza en la Plaza de las Tres Culturas (ferrocarrileros, médicos, Movimiento de Liberación Nacional, Jaramillo, estudiantes nicolaitas, 10 de junio, guerra sucia y demás aberraciones cometidas por el gobierno durante los más de 80 años de vida de la radio y los 50 años de la televisión), fue consecuencia directa no del jugoso negocio y sus reglas del juego -entre ellas, ser soldado del Señor Presidente en turno-, sino de los mandatarios nacionales, que -incorruptibles- se negaron a recibir las igualas ofrecidas por los dueños del business hertziano. Lo cierto es que desde Alvaro Obregón en el caso de la radio, y Miguel Alemán Valdés -preclaro participante en dichos enjuagues- en el de la telera, las cuotas -de ida y vuelta- fueron cubiertas puntualmente, y si no que las concesiones os lo demanden.
BERNARDO GOMEZ ILUSTRO la reciedumbre de los concesionarios y su vocación democrática: "Durante 33 años este impuesto -12.5 por ciento en especie- amenazó nuestra libertad de expresión por su incertidumbre, tributo que año con año negociaban los políticos del pasado con reglas ya también del pasado... Las nuevas generaciones de radiodifusores seguían pagando el crimen de sus padres y abuelos por haber dado voz e imagen (š!) a los opositores (que en su momento calificaron de gavilleros, robavacas, revoltosos, comunistas comeniños, provocadores, agentes externos, extremistas pagados con el oro de Moscú y demás creativos epítetos) del gobierno de aquel entonces". En realidad, si de avalar y festejar el salvajismo gubernamental se trataba, no era nada raro ver en primera línea a los soldados del Señor Presidente -en turno-, obviamente dándole las gracias por cuidar los jugosos intereses de la familia revolucionaria.
EN MÉXICO, PUES, LA industria de la radio y la televisión nació y se desarrolló con y desde el poder político, y las reglas del juego, si bien refinadas, parecen no haber cambiado lo suficiente. La presencia (y propiedad) de relevantes políticos en la fundación de la radio (entre ellos Félix F. Palavicini, con su emisora CYL en 1921) y la televisión mexicanas (con el cuarto Informe de Gobierno del presidente-empresario, el primero de septiembre de 1950, inicia formalmente transmisiones "la primera empresa de televisión comercial de México y América Latina: XHDF, Canal 4", como reza la propaganda oficial) sólo confirman la especie.
POR ELLO, EL SONORO "Gracias, Señor Presidente" -en turno- y la renovada catarsis de los integrantes de la CIRT ante la democrática decisión de Vicente Fox, lejos de convencer de la "vocación democrática" -špor fin liberada de la ignominiosa mazmorra por el gobierno del cambio!- de los medios electrónicos, parece fortalecer las dudas: justo cuando en el discurso se resalta la actitud transparente del gobierno y los empresarios del ramo; que lo hecho es por el bien de la libertad de expresión y, por ende, del país; que, ahora sí la cosa va en serio y se erradican alianzas vergonzantes entre los poderes Ejecutivo y Televisivo y que se acabó el juego del toma y daca (concesiones por imagen, jugosos negocios a cambio de apoyo político), justo en ese momento se procede como en los mejores tiempos: negociación en la cúpula, decreto fast track (que para eso existen la tarde y las extras del Diario Oficial), Legislativo en el olvido, consensos al bote de basura y floridos mensajes que reivindican las más íntimas fibras alemanistas de los concesionarios.
TODO SEA POR EL CAMBIO. Gracias, pues, Señor Presidente (en turno)
Las rebanadas del pastel:
LO QUE FALTABA. En el Distrito Federal los indigentes serán privatizados y, como bien lo señaló Toño Helguera: "Ya ni chingan, primero cero crecimiento y luego cero tolerancia".
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