La puesta de Teatro del Farfullero se representa
en el FIC
Titus Andronicus aborda la cultura bélica
de lo masculino
Esta versión exacerba el esquema de violencia
de manera ácida y ágil, pero sin perder el tono poético
de Shakespeare
CARLOS PAUL
Con el afán de reflexionar sobre los ''esquemas
de poder y violencia masculinos" de manera ''ácida y ágil'',
Ana Francis Mor estrena hoy Titus Andronicus, de Wiiliam Shakespeare,
con la versión de Alfonso Cárcamo, en el contexto de la 30
versión del Festival Internacional Cervantino.
Titus
fue el general más importante del imperio romano. El emperador acaba
de morir y sus hijos se disputan el poder. El pueblo quiere que el nuevo
emperador sea Titus, pero el trono queda en manos del peor de los hijos,
quien enloquece en el mando y genera intrigas, crueldades y asesinatos.
Tal es la historia que sirve al grupo Teatro del Farfullero
para abordar el tema de la violencia, ''ese esquema de poder que desde
hace casi 5 mil años el ser humano ha manejado y que, de alguna
manera, todavía en el mundo contemporáneo seguimos ejerciendo
y creemos que funciona, sin haber aprendido nada en absoluto de la historia.
''Nuestra versión -explica en entrevista la directora-
acentúa y exacerba ese esquema de violencia de una manera ácida
y ágil, pero tratando de no perder lo poético del texto."
En el anterior trabajo, La noche que raptaron a Epifanía
o Shakespeare lo siento mucho, el elenco estuvo integrado por mujeres.
En esta ocasión, señala la creadora escénica, ''son
en su mayoría hombres, porque creemos que histórica y culturalmente
la violencia se entreteje principalmente con lo masculino, a lo que se
asocia la defensa del honor, la justicia, la patria; valores en los que
ya no creen o tienen otro sentido para los jóvenes contemporáneos''.
El trabajo escénico de Titus Andronicus se
basó en esa ausencia de valores y en la cultura bélica de
lo masculino. ''Quisimos deconstruir dicha cultura para más que
hacer una crítica reflexionar sobre ella, la cual hemos construido
todos, no sólo los hombres". Es una puesta en la que ''se contrapone
la violencia con el valor de la vida. Y eso -expresa la directora- es lo
que defendemos en este montaje, el cual se presenta como musical, pues
más de 70 por ciento del espectáculo es cantado".
Titus ahora
En la puesta se conjugan dos universos: el histórico
y el contemporáneo. En este último ''hacemos una analogía
directa entre los esquemas de poder que plantea la obra, con los gobiernos
actuales del mundo, que de alguna manera -y esto también intentamos
reflejarlo- todos propiciamos. No sólo es que la historia de Titus
haya pasado en la época de los romanos, sino que eso sucede ahora.
Y más que nunca todos somos cómplices activos de la violencia
que se ejerce en el mundo".
Es una obra ''dirigida principalmente al público
joven, que surgió de la tesis de cómo alguien enfrenta el
asunto de matar, de que lo importante y terrible cuando se mata no es a
quién, pues razones para hacerlo pueden haber muchas, sino en lo
que se convierte quien lo hace: un asesino".
Uno de los elementos que distinguen la puesta en escena,
además de la música y la iluminación, es el vestuario,
''cuya estética es una combinación entre Mad Max y
la Guerra de las Galaxias, con un tono groovy; otro es el
dinámico y espectacular movimiento actoral, que explota la condición
física de la masculinidad", dice Mor.
''En un escenario vació, sólo con un piso
y algunos elementos de utilería, con 12 actores en escena, que interpretan
15 personajes".