Hasta abril de 1999 había 12 manifestaciones al mes en demanda del servicio

Participación ciudadana mejora el abasto de agua potable en Venezuela

Exitosa aplicación de planes integrales en barrios pobres: directiva de Hidrocapital

GABRIELA FONSECA

El presidente venezolano, Hugo Chávez, sigue enfrentando acusaciones de sus detractores, que entre otras cosas lo califican de "populista". Sin embargo, a decir de directivos de la empresa pública venezolana Hidrocapital, la operadora de los acueductos que surten de agua a Caracas y a los estados de Miranda y Vargas, el actual gobierno venezolano sí está cumpliendo la promesa constitucional de dotar de agua potable a toda la población.

Esto, señalan, se está logrando con proyectos de desarrollo social llevados a cabo por una empresa no privatizada y en sana situación económica que ha logrado comunidades en asentamientos irregulares que solían obtener agua mediante redes de autoconstrucción, ahora estén pagando el servicio.

La presidenta de Hidrocapital, Jacqueline Faría, afirmó en entrevista con La Jornada: "Somos una de las nueve hidrológicas que abastecen al país de agua potable y se dedican a la recolección de aguas servidas (residuales) y abastecemos a seis millones de habitantes".

"La empresa tiene 11 años de fundada y cuando la recibimos, en abril de 1999, había en promedio 12 manifestaciones en la zona de servicio al mes en demanda de agua potable, que incluían cortes de carreteras, ocupaciones y protestas de pobladores. Ahora no tenemos ni una. Esto no se debe a que hayamos resuelto todo el problema del déficit del vital líquido, que sigue siendo mucho pues hay barrios que reciben el suministro cada semana, cada cinco días o cada tres. Pero sí resolvimos la forma de comunicarnos para que se exija a la empresa pública el servicio", añadió la funcionaria durante una visita a México.

Así, Faría explica los planes integrales que se han aplicado en las comunidades marginales de la zona de competencia de Hidrocapital. "Nuestra Constitución habla de ser una democracia participativa y con base en esto se hizo la nueva ley del servicio de agua potable donde se consagra una organización para las comunidades con déficit de agua y se formó lo que llamamos Mesa Técnica del Agua; un espacio para la comunidad en que nos reunimos periódicamente con líderes vecinales o simplemente gente que quiere participar en el proceso de mejoras".

El gerente general de operaciones y mantenimiento de Hidrocapital, Héctor Gouverneur, explicó que para realizar estas mejoras las comunidades llevaron a cabo sus propios censos y levantaron sus catastros que proporcionaron a la empresa y además hicieron croquis de las redes de agua que se habían improvisado. Entonces Hidrocapital las volvió suyas y las reconstruyó de manera óptima, pero siempre involucrando a la población no sólo en el proceso de instalación del servicio de agua sino también en su mantenimiento.

En las escuelas se aplicó el programa educativo El Agua en Nuestras Vidas, destinado a crear una cultura del ahorro del agua y dirigido a estudiantes y docentes de los últimos tres años de primaria.

También se creó el programa llamado Cuadrillas Comunitarias, de formación básica y técnica, dirigido a jóvenes que abandonaron los estudios, a los que se da capacitación en plomería para que den servicio tanto a la red de distribución de agua como a los hogares, fomentando la pequeña empresa y el empleo.

Con el mismo fin se creó el programa de microempresas recaudadoras, que capacita a amas de casa para que se conviertan en cobradoras pagadas del servicio de agua.

Al preguntársele cómo se logra que gente que nunca ha pagado el servicio de agua empiece a hacerlo, Faría respondió que el costo lleva un subsidio cruzado que proviene en parte del Estado y en parte de que la gente de mayores recursos paga más, además de que hay una labor de concientización en cuanto a explicar a las poblaciones que el agua es un producto industrial costoso. La campaña, entre otras cosas, explica al consumidor que el agua le costará "menos que una caja de cerveza" y que acarrear y almacenar el agua, sin red de distribución, era mucho más caro.

Sostiene que una vez que reciben la factura del agua a su nombre, las personas sienten que se les otorga ciudadanía y que son parte del desarrollo de su comunidad.

Gouverneur agregó que recibir una factura de agua es para mucha gente en asentamientos irregulares un primer paso para posteriormente recibir títulos de propiedad sobre sus casas o terrenos, y les servirá también para acceder a créditos para mejoras de vivienda.