Tengo la esperanza de que México esté
mejor, expresa en exclusiva a La Jornada
El pueblo, bandera indeclinable en la obra del artista
José Chávez Morado
''Mis pinturas tienen mucho de casualidad y provienen
de la razón y el sentimiento''
Se dice preocupado por ''las burradas de los gringos''
y su belicismo en Oriente
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato, Gto., 15 de octubre. Las manos de José
Chávez Morado apenas si muestran cierto temblor, no obstante que
está próximo a cumplir 94 años. Su pulso mantiene
firme el pincel que se desliza sobre el lienzo y que está a punto
de concluir el torso de un payaso que porta una corona en su cabeza y sostiene
en la mano izquierda una rosa. Predominan en la tela el rojo y el amarillo
de las pinturas acrílicas, colores que manchan también los
dedos del pintor guanajuatense y su delantal de mezclilla.
''Es un payasito que voy a regalarle a mi hija Jazmín,
que tanto le gustan", señala el artista en referencia al cuadro
inconcluso que ocupa el caballete, el tercero que realiza en los meses
recientes, luego de permanecer inactivo durante casi tres años por
problemas de salud.
''¡Ahhhh, viene de La Jornada!", dice al
mismo tiempo que deja de pintar y saluda. ''¿Sabe?, yo ayudé
a fundar ese periódico y por eso me da tristeza que aquí
(en Guanajuato) se lea más el AM".
Admiración por Lázaro Cárdenas
Nacido en Silao el 4 de enero de 1909 y último
exponente de la Escuela Mexicana de Pintura, el maestro Chávez Morado
pide que su asistente Martha Caudillo, quien trabaja con él desde
hace seis años, le traiga el libro que sobre su obra escribió
el crítico José Santiago Silva, reditado hace unos años
por el Instituto de Cultura de Guanajuato y del que durante la entrevista,
exclusiva con este diario, irá mostrando y comentando cada una de
las láminas de su obra que aparecen allí publicadas.
Son
reiteradas las imágenes de Miguel Hidalgo, José María
Morelos y Pavón y Benito Juárez, los héroes que más
admira don José, según dice; aunque más adelante confía
que sus afectos políticos son más para El siervo de la
nación y para el general Lázaro Cárdenas.
Su admiración por el ex presidente es tal que,
indica emocionado, ''soy del PRD (Partido de la Revolución Democrática)
y voté por Cuauhtémoc (Cárdenas)".
La voz del maestro dificulta entender sus palabras. Pero,
generoso, las repite hasta en más de dos ocasiones para hacerse
entender. Sus largas y regordetas manos van pasando las hojas del grueso
volumen y, de pronto, se detiene en algunas imágenes para decir
que son algunas de las obras de su autoría que más le gustan,
como Saraperos, Estado de gracia e Intolerancia. Hace
lo mismo cuando recuerda para quién o para dónde realizó
determinado trabajo, o quién lo compró.
''No crea, me tiene preocupado que los gringos
quieren hacer la guerra en Oriente; no entienden y siguen con sus burradas",
expresa don Pepe ?como le dicen con cariño sus amigos y vecinos?
a propósito de su obra Intolerancia.
Martha Cuaudillo explicará más tarde que
el artista todavía se preocupa por leer, aunque muy poco, porque
tiene la vista cansada; también se informa en la televisión
y por lo que le dicen sus amigos que lo visitan.
Pasa una y otra hoja del libro, y el pintor se detiene
en una página en la que se reproduce un cuadro con desnudos de mujeres
indígenas. ¿Qué tan importante ha sido el erotismo
para usted?, se le pregunta.
?Siempre me ha gustado, aunque ahora debo reconocer que
sólo como pintor, pues ya no estoy para aguantarle la bandera a
una muchacha?, comenta, y de inmediato estalla en risas.
Seducir con la textura del lienzo
Don José posa para las fotos, coqueto. Habla de
su amor por México y Guanajuato, de su entusiasmo porque ya comenzó
un festival Cervantino más, de la emoción de haber recibido
el pasado lunes la moneda conmemorativa de los 30 años del encuentro
y de que muchas personas lo hayan ido a visitar y a abrazar.
Volver a pintar, explica ''es agarrarse a la vida de nuevo",
poder revitalizarse en los colores y seducir a los otros con la textura
del lienzo. Se reafirma ''comprometido con el arte, porque no es posible
que un artista no tenga banderas ni ideología; y la mía siempre
ha sido una: el pueblo".
Acepta que continúa pintando con el procedimiento
de siempre: ''Tomo la tela y comienzo a trabajar sin saber cómo
voy a terminar. Mi obra tiene mucho de casualidad y proviene de la razón,
el sentimiento y la realidad".
Chávez Morado expresa su tristeza por la muerte
de su hermano Tomás, habla con entusiasmo de la biblioteca que donó
a Guanajuato y de su deseo de embellecer aún más, con más
plantas y flores, el Museo Olga Costa, que él y su esposa (la fallecida
pintora) legaron a la entidad.
Pregunta sobre su amigo y colega Alfredo Zalce, la guerrilla
en Chiapas y sí ya el gobierno fue capaz de resolver las demandas
de los indígenas. Reafirma su filiación no sólo de
izquierda, sino comunista, y señala que continuar creando es una
forma de mantenerse en la resistencia.
''Sigo creyendo en este país. Creo en la libertad
y en el honor. Aún tengo la esperanza de que México esté
mejor. Se acera mi muerte y a pesar de eso sigo creyendo en el honor y
la libertad de México."