Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 20 de octubre de 2002
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Política
BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

El caos bushiano: Irak, Bali y Norcorea

Descalabros en los diversos frentes

Dos pesas y dos medidas para evaluar a potenciales enemigos

Jiang Zemin estará de visita en Texas

NO FUE UNA BUENA SEMANA para el presidente Bush en el frente doméstico ni en los varios frentes que ha abierto en el planeta entero, donde cunde el caos, producto de la doctrina de la "guerra preventiva" y del "nuevo orden imperial unilateral". En el frente doméstico, además del lamentable encarcelamiento de su sobrina Noelle por consumo de estupefacientes, su hermano Jeb, gobernador de Florida, ha sido alcanzado en los sondeos por el contendiente Bill McBride, quien puede dar una sorpresa el próximo 5 de noviembre en el crucial estado con una enorme influencia en la política de Latinoamérica. El Financial Times (18 de octubre) advierte que el presidente Bush se juega su relección con la de su hermano Jeb en Florida. Allí se escenificará, a nuestro juicio, la verdadera "madre de todas las batallas", donde el nepotismo dinástico bushiano se juega su destino.

EN EL FRENTE EXTERIOR, la "doctrina Bush" fue severamente sacudida desde Irak, pasando por Bali, hasta Norcorea, y mostró a la luz del día tanto su notoria inconsistencia intrínseca como su repudio casi universal, con la excepción de Gran Bretaña e Israel.

EL "SOBERANISTA" JEAN-PIERRE Chevenement, anterior ministro de Defensa de Francia, quien renunció al gabinete de Mitterrand por su oposición a la guerra contra Irak en 1991, en un notable ensayo formula sobre "la selección entre el imperio o la Edad Media" -que se ha impuesto en el debate de las relaciones internacionales- que "ambos deben ser combatidos: porque la falta de mesura de Estados Unidos le hace el juego al integrismo musulmán y al terrorismo que nutre". Recuerda la advertencia que le hiciera el general De Gaulle a Estados Unidos antes de empantanarse en Vietnam, lo cual sigue más vigente que nunca en relación con la inminente aventura bushiana en Irak (Libération, 16 de octubre).

NO HAY QUE HACERSE demasiadas ilusiones con la suavización de la postura de Estados Unidos en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, donde por lo menos Francia, secundado por Rusia y China, pudo frenar transitoriamente la "automatización" de la "guerra preventiva" que pregona la "doctrina Bush". Con o sin una resolución favorable del Consejo de Seguridad, con o sin el descubrimiento de supuestos arsenales de armas biológicas y químicas, el presidente Bush necesita urgentemente una guerra para derrocar el régimen de Saddam Hussein con el fin de balcanizar todo el Medio Oriente. Ya cuenta con el aval del Congreso para ello.

IRAK NO POSEE ARMAS nucleares; su reactor Tammuz (vendido por Francia) fue destruido por una incursión de la fuerza aérea israelí en 1981 (curiosamente, poco recordada por los medios) y la Operación Tormenta del Desierto de Daddy Bush, 10 años después, destruyó la infraestructura del complejo militar-industrial del régimen de Saddam Hussein, que ha sufrido un boicot implacable durante otros 11 años, sumado a inspecciones despiadadas y poco serias (basta recordar el papel truculento del australiano Richard Butler, jefe de inspectores, quien se comportó como un espía de la CIA), que hacen poco creíbles los alegatos de Baby Bush, ya no se diga el hilarante reporte del primer ministro británico Tony Blair, sobre la "amenaza homicida" que representa para el género humano el régimen baasista de Bagdad. ¿No será más bien al revés?

CUANDO LA ECONOMIA de Estados Unidos se encuentra muy deteriorada (como han formulado sólidamente los estadunidenses Warren Buffett, Stephen Roach, Paul Krugman y Joseph Stiglitz), el "caos bu-shiano" pareciera ser deliberado, y justamente se basaría en la "teoría del caos" aplicada a las "finanzas de guerra", lo cual permite que los megaespeculadores bursátiles y petroleros obtengan sus mejores dividendos.

HAYA SIDO LO QUE HAYA SIDO, la confesión insólita del régimen de Norcorea al enviado estadunidense James Kelly (subsecretario de Estado asistente), sobre la posesión de "un programa nuclear activo", dejó sin sustancia todos los alegatos proferidos por Estados Unidos para justificar la guerra contra Irak y para expandir el caos bushiano al Medio Oriente. Más aún: Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa, asevera que Norcorea, clasificado por Baby Bush como el tercer integrante del "eje del mal", posee dos bombas nucleares de plutonio. No solamente Estados Unidos, el supremo poseedor de "armas de destrucción masiva", aplica dos pesas y dos medidas al tratar en forma diferente a dos clasificados como miembros del "eje del mal", sino que es más severo con Irak, que no tiene armas nucleares, lo cual delata una agenda oculta diferente a la publicitada. Sucede que Norcorea no posee la segunda reserva de petróleo como Irak. No pedimos que Estados Unidos aplique la "guerra preventiva", pero evidentemente no es lo mismo propagar el "caos bushiano" en la antigua Mesopotamia, huérfana de apoyos de una gran potencia nuclear, que hacerlo extensivo a Norcorea, es decir, en la frontera con China y Rusia.

LO CURIOSO ES QUE tras las confesiones norcoreanas, hayan sido los funcionarios y los servicios de inteligencia de Estados Unidos quienes difundieron tanto la posesión de dos bombas nucleares de plutonio por Norcorea, con quien han entablado cerradas negociaciones, como la supuesta entrega por Pakistán y China de uranio enriquecido a cambio de misiles norcoreanos de mediano alcance, lo cual pone en el foro público toda la política del Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares, a unos cuantos días de la cumbre de APEC en Los Cabos, donde, al margen de la cumbre económica regional, los mandatarios de Estados Unidos, China, Rusia, Japón y Corea del Sur negociarán asuntos delicados de geopolítica ultrasensible. No sostenemos en absoluto que Baby Bush busque con el presidente saliente chino, Jiang Zemin, el trueque de Irak por Norcorea, pero llama la atención que los funcionarios estadunidenses hayan concentrado la atención de sus filtraciones sobre Corea del Norte con antelación a la cumbre de Los Cabos. Por cierto, después de la reunión de APEC, Jiang visitará a Bush en su rancho texano.

DESDE LUEGO QUE el abordaje de negociación cuatripartita (Rusia, China, Corea del Sur y Japón) con Norcorea, que ha dejado fructificar Estados Unidos para cobrarse facturas y trueques en otras zonas y en otros rubros, es digno de encomio y, por el contrario, es lamentable que tanta comprensión diplomática en la península coreana de parte del equipo Bush no sea extensiva al Medio Oriente, en general, y al contencioso iraquí, en particular.

TAMPOCO SE PUEDE SOSLAYAR la carencia de consistencia, ya no se diga de congruencia, sobre la aplicación discriminativa de la "guerra preventiva" dependiendo de la región y la identidad del tirano cuando concurren los intereses geopolíticos de Estados Unidos, como sucede en el caso flagrante del general Pervez Musharraf, quien llegó al poder en Pakistán, una potencia nuclear mediana, por medio de un golpe militar legitimado recientemente por una elecciones donde brillaron intensamente los grupos "jihadistas". No importó que el mismo Musharraf haya sido aliado de los talibanes derrocados en Afganistán, y éstos a su vez aliados de Al-Qaeda de Osama Bin Laden, la trasnacional islámica del terror. Pero tampoco le quitó el sueño a Baby Bush que los derrocados de Afganistán se hayan refugiado en Pakistán y en Cachemira, y únicamente los servicios de inteligencia de Estados Unidos filtran que el régimen de Islamabad ha sido el supremo proveedor de uranio enriquecido para la fabricación de las dos armas nucleares de Norcorea. ¡Nada más! ¿Qué sigue? Nada. Entonces, ¿por qué tanta saña contra el régimen de Saddam Hussein, cuando por lo expuesto existen peores demonios en el infierno, para emplear el léxico medieval maniqueo del seguramente angelical Baby Bush, quien ha conformado el "eje del bien" con el británico Tony Blair y el israelí Ariel Sharon?

NO ESTAMOS ALENTANDO tampoco a que se aplique perentoriamente la "guerra preventiva" a Pakistán y a China, pero evidentemente lo menos que se puede decir de la "doctrina Bush" es que es muy liviana y el primer axioma que se puede desprender, específicamente en relación con las armas nucleares (olvidándonos por completo de las armas biológicas, químicas y, sobre todo, las de "uranio empobrecido" que generosamente Estados Unidos utilizó en la primera guerra contra Irak, y luego en Kosovo), es que se castiga más al país que se supone algún día las podría fabricar, mientras se negocia y hasta se trata con deferencia al país que confiesa su posesión. Su corolario tendría implicaciones más graves en el futuro: se prohíbe la posesión de armas biológicas y químicas, mientras se fomenta la posesión de armas nucleares (como en el caso de Israel, la tercera potencia nuclear desde el punto de vista cualitativo, para trasportarnos a la geografía inmediata de Irak) y de armas de "uranio empobrecido" (el caso flagrante de Estados Unidos, que nadie ha intentado investigar). Baste señalar que la posesión de armas nucleares por Israel es un tema inexistente.

EN EL MARCO DE LA "geopolítica del terrorismo", el atentado en Bali -una isla de mayoría hindú, en medio del archipiélago islámico indonesio, que concentra la población mahometana más numerosa del planeta con 200 millones de creyentes (mucho más que la suma de los 22 países árabes)-, es ultrasensible: reactiva la metástasis de la conflagración entre hindúes e islámicos, así como entre islámicos y anglosajones australianos, al abrir un nuevo frente en el superestratégico sureste asiático. Pero también es susceptible de bloquear el tránsito comercial entre el océano Indico y el sur del Mar de China, donde pasa alrededor de 15 por ciento del comercio global, además de obstruir el libre flujo de las importaciones petroleras de China, Japón y Corea del Sur. El bombazo de Bali puede generar un oleaje desestabilizador en todo el sureste asiático, que puede afectar al tercer bloque geoeconómico oficioso más poderoso del planeta -con 20 por ciento del PIB global concentrado en el noreste asiático- y que acarrea consecuencias dramáticas, como la virtual balcanización del Medio Oriente. ¿A quién le conviene afectar el noreste asiático por medio de la balcanización incadescente del sureste asiático? Sea lo que fuere, lo real es que el caos bushiano, a su vez estimulado por la petrocracia del eje Houston-Londres, engloba ya toda la cartografía del mundo islámico: desde el Medio Oriente, pasando por Asia Central y Cachemira, hasta el sureste asiático.

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