APRENDER A MORIR
Hernán González G.
Etica, muerte y derecho
Tema folclorizado pero prohibido
Libro que cuestiona y esclarece
ALGUIEN PROPUSO "UTILIZAR nuestra condición
de mortales como cotidiana motivación para centrar nuestra vida
en lo que realmente importa".
POR ESO INDIGNA pensar en las miles de horas de
radio y televisión que regímenes revolucionarios y
ahora el del cambio desperdiciaron, en ese 12.5 por ciento de tiempo
de transmisión oficial a que la ley obligaba a los concesionarios,
para difundir ya no digamos programas que contribuyeran "a elevar el nivel
cultural del pueblo y a fortalecer las convicciones democráticas",
sino siquiera a reflexionar en torno a temas fundamentales hasta hoy soslayados
en la vida mexicana.
ESA APUESTA POR LA televisión como forma
de educación mantiene a la sociedad cada día más rezagada
de un manejo inteligente de la vida y de... la muerte, tema deliberadamente
folclorizado y, por lo mismo, poco analizado y peor afrontado en México,
donde la tanatología -estudio multidisciplinario de la muerte y
el morir- muestra un incipiente desarrollo en medio de prejuicios, dogmas,
celos y escasa profesionalización.
EN SU INTERESANTE OBRA La ética ante
la muerte y el derecho a morir (editorial Herder, Barcelona, 1995,
134 pp.), los maestros canadienses Jean-Louis Baudouin, especialista en
bioética, y Danielle Blondeau, doctora en filosofía, ofrecen
un sólido y a la vez accesible análisis sociológico,
ético y científico que replantea la muerte en términos
de un equilibrio entre ciencia y humanismo, a considerable distancia de
las manipulaciones por acá en boga.
FUNDAMENTADO Y CON claridad el libro advierte sobre
los nocivos efectos de una tecnificación tergiversada, gracias a
la soberbia seudocientífica que por razones económicas más
que humanitarias pretende negociar con la muerte lo innegociable.
HACE HINCAPIE EN LAS diversas formas de rechazo
a la muerte, incluso cuando es vista como fracaso tecnológico, y
en los conflictos surgidos entre el enfermo, su familia y su médico,
quienes con frecuencia incurren en el ensañamiento terapéutico,
más por negación y por temor a revisar su concepto convencional
de preservar la vida per se que por amor o respeto bien entendido al paciente.
CONCLUYEN LOS AUTORES con la necesidad urgente
de reintegrar la muerte natural, no mediática, a la vida y a la
sociedad, enfrascada en sobrevalorar a la juventud y a una tecnología
al servicio de fabricantes, hospitales y falsos prestigios médicos,
antes que en respetar los derechos del enfermo terminal. Insisten asimismo
en promover un desarrollo más amplio de los cuidados paliativos,
tanto en las instituciones como en los hogares, pues no hay mérito
alguno en propiciar y prologar el sufrimiento.