Saldo blanco en el concierto de anteanoche;
sólo 19 detenidos por faltas menores
Los Tigres del Norte debieron esperar treinta años
para llegar al Cervantino
La agrupación, jefe de jefes de la música
norteña
CARLOS PAUL Y ANGEL VARGAS ENVIADOS
Guanajuato, Gto., 20 de octubre. Son muchos y de
muchas partes. Casi 50 mil, según los organizadores. Un chingo,
a ojos de buen cubero. Y están allí, en la Yerbabuena -sin
importar la pertinaz llovizna-, para ser partícipes de una noche
esperada por largo tiempo. Treinta años para ser exactos. Es la
noche de los Tigres del Norte.
En medio de un estallido de luces y una nube de humo blanco,
a la una de la madrugada de este domingo emergieron al escenario los cinco
músicos felinos, ataviados con chamarras tamaulipecas y pantalones
color marfil, adornados con pedrería que evocan los usados por Elvis
Presley, aunque con un diseño inherente a la música norteña
mexicana. Especie de vaqueros galácticos: Jorge, Oscar, Eduardo,
Hernán y Luis, todos de apellido Hernández, abrieron el bailongo,
el zapateado, el taconazo con: "soy el jefe de jefes, señores/ me
respetan a todos niveles/ y mi nombre y mi fotografía/ nunca aparecerán
en carteles...", en alusión, para algunos, al narcotraficante Amado
Carrillo, El señor de los cielos.
Suenan
el acordeón y la garganta de Jorge Hernández, el tigre
mayor, y estimula al mar de sombreros. Los cuerpos bailan sobre el
fango, se arriman, se frotan uno contra otro, mientras corean las más
de 50 canciones (de las 500 que tienen) que la agrupación interpretó
hasta casi las cinco de la mañana.
Al filo de las tres horas el toquín parecía
terminar con la presencia sobre el escenario de los roqueros, que antes
habían rendido homenaje a la banda felina, pero se aventaron varios
palomazos de manera conjunta.
La gente quería, exigía más de los
Tigres, y éstos accedieron. En adelante puras complacencias, lo
que el público les gritaba con la garganta desgañitada: Golpes
en el corazón, El circo, La puerta negra, La banda del carro rojo,
El sinaloense y La tumba falsa, entre un sinfín.
Al iniciar el concierto, la adrenalina, el rap, la estridencia
y la vertiginosidad de cada una de las agresivas rolas de Molotov encontraron
eco en el alma y cuerpo de los miles de jóvenes que, como pulgas
rapadas con los brazos levantados y el torso desnudo, saltaban, gritaban
o rodaban sobre las manos y cabezas de los demás. Censurado también
en la radio por las letras de sus canciones, Molotov interpretó
Que no te haga bobo Jacobo, Puto, Chinga tu madre y Perra
arrabalera, entre otras.
Algunos miles de jóvenes, luego de brincar, bailar,
slamear y madrearse como carritos chocones de feria optaron por retirarse,
"a continuar la peda en otro lado".
Varias rolas fueron dedicadas "a la gente güevona
que no le gusta trabajar, a la gente culera del gobierno que se roba el
dinero del pueblo, a todos los ex presidentes que nos han chingado tanto
y a esos putines de Operación Triunfo y la Academia".
El costo del acto, misterio
ANGEL VARGAS Y CARLOS PAUL ENVIADOS
Guanajuato, Gto., 20 de octubre. El costo de La
producción del concierto de los Tigres del Norte en el trigésimo
Festival Internacional Cervantino se mantuvo en secreto. De acuerdo con
el área de prensa del encuentro, todos los gastos fueron asumidos
por la agrupación, mientras el festival y los gobiernos del municipio
de Guanajuato y del estado sólo se encargaron de los operativos
logísticos, como la seguridad y la vialidad.
Ninguna
cifra exacta hasta el cierre de edición. Ni el número exacto
de asistentes (las estimaciones del FIC oscilaron extraoficialmente entre
las 40 y 50 mil personas), ni el número total de boletos vendidos.
"Son datos que sólo maneja el productor de los Tigres y todavía
está dormido", fue la justificación.
La certeza es que el costo del boleto fue de 80 pesos
en preventa y 100 el día del concierto. Si se toma como media que
asistieron 45 mil personas, a un costo de 90 pesos, el ingreso por concepto
de taquilla alcanzaría 4 millones 50 mil pesos.
Tal percepción será utilizada para pagar
los gastos de producción y lo restante se destinará al propio
festival, aclaró en días pasados el director del encuentro,
Ramiro Osorio.
Las autoridades de seguridad pública instrumentaron
un dispositivo especial de 400 efectivos policiacos, provenientes tanto
de la capital guanajuatense como de los municipios vecinos de Romita, Silao,
San Francisco, Manuel Doblado y León.
El saldo de la noche fue blanco, según el reporte
de la Dirección de Seguridad Pública y Vialidad de Guanajuato.
Se realizaron 19 detenciones por faltas menores, la mayoría relacionadas
con embriaguez y realizar necesidades fisiológicas al aire libre.
Se dispuso un área de resguardo, en la cual se reportaron cerca
de medio centenar de armas punzocortantes, entre navajas y exactos.
La venta de comidas y bebidas se realizó en 20
carpas que se dispusieron para la ocasión a lo ancho y lo largo
de la unidad deportiva de la Yerbabuena. También pudo advertirse
la presencia de vendedores ambulantes, que expendían objetos diversos
relacionados con el concierto. El precio de la cerveza fue de 20 pesos,
al igual que el refresco en lata. En tanto, el una orden de cuatro tacos
de 40 pesos y un hot-dog costó entre 15 y 10 pesos.
El concierto tuvo una duración de casi 8 horas
y en el transcurso de él se presentaron también los grupos
La Barranca y Molotov y la cantante Julieta Venegas. Los Tigres del Norte
actuaron durante casi cuatro horas, en las que interpretaron media centena
de temas. Llovió toda la noche-madrugada.