Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 21 de octubre de 2002
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Cultura
Saldo blanco en el concierto de anteanoche; sólo 19 detenidos por faltas menores

Los Tigres del Norte debieron esperar treinta años para llegar al Cervantino

La agrupación, jefe de jefes de la música norteña

CARLOS PAUL Y ANGEL VARGAS ENVIADOS

Guanajuato, Gto., 20 de octubre. Son muchos y de muchas partes. Casi 50 mil, según los organizadores. Un chingo, a ojos de buen cubero. Y están allí, en la Yerbabuena -sin importar la pertinaz llovizna-, para ser partícipes de una noche esperada por largo tiempo. Treinta años para ser exactos. Es la noche de los Tigres del Norte.

En medio de un estallido de luces y una nube de humo blanco, a la una de la madrugada de este domingo emergieron al escenario los cinco músicos felinos, ataviados con chamarras tamaulipecas y pantalones color marfil, adornados con pedrería que evocan los usados por Elvis Presley, aunque con un diseño inherente a la música norteña mexicana. Especie de vaqueros galácticos: Jorge, Oscar, Eduardo, Hernán y Luis, todos de apellido Hernández, abrieron el bailongo, el zapateado, el taconazo con: "soy el jefe de jefes, señores/ me respetan a todos niveles/ y mi nombre y mi fotografía/ nunca aparecerán en carteles...", en alusión, para algunos, al narcotraficante Amado Carrillo, El señor de los cielos.

Suenan el acordeón y la garganta de Jorge Hernández, el tigre mayor, y estimula al mar de sombreros. Los cuerpos bailan sobre el fango, se arriman, se frotan uno contra otro, mientras corean las más de 50 canciones (de las 500 que tienen) que la agrupación interpretó hasta casi las cinco de la mañana.

Al filo de las tres horas el toquín parecía terminar con la presencia sobre el escenario de los roqueros, que antes habían rendido homenaje a la banda felina, pero se aventaron varios palomazos de manera conjunta.

La gente quería, exigía más de los Tigres, y éstos accedieron. En adelante puras complacencias, lo que el público les gritaba con la garganta desgañitada: Golpes en el corazón, El circo, La puerta negra, La banda del carro rojo, El sinaloense y La tumba falsa, entre un sinfín.

Al iniciar el concierto, la adrenalina, el rap, la estridencia y la vertiginosidad de cada una de las agresivas rolas de Molotov encontraron eco en el alma y cuerpo de los miles de jóvenes que, como pulgas rapadas con los brazos levantados y el torso desnudo, saltaban, gritaban o rodaban sobre las manos y cabezas de los demás. Censurado también en la radio por las letras de sus canciones, Molotov interpretó Que no te haga bobo Jacobo, Puto, Chinga tu madre y Perra arrabalera, entre otras.

Algunos miles de jóvenes, luego de brincar, bailar, slamear y madrearse como carritos chocones de feria optaron por retirarse, "a continuar la peda en otro lado".

Varias rolas fueron dedicadas "a la gente güevona que no le gusta trabajar, a la gente culera del gobierno que se roba el dinero del pueblo, a todos los ex presidentes que nos han chingado tanto y a esos putines de Operación Triunfo y la Academia".



El costo del acto, misterio

ANGEL VARGAS Y CARLOS PAUL ENVIADOS

Guanajuato, Gto., 20 de octubre. El costo de La producción del concierto de los Tigres del Norte en el trigésimo Festival Internacional Cervantino se mantuvo en secreto. De acuerdo con el área de prensa del encuentro, todos los gastos fueron asumidos por la agrupación, mientras el festival y los gobiernos del municipio de Guanajuato y del estado sólo se encargaron de los operativos logísticos, como la seguridad y la vialidad.

Ninguna cifra exacta hasta el cierre de edición. Ni el número exacto de asistentes (las estimaciones del FIC oscilaron extraoficialmente entre las 40 y 50 mil personas), ni el número total de boletos vendidos. "Son datos que sólo maneja el productor de los Tigres y todavía está dormido", fue la justificación.

La certeza es que el costo del boleto fue de 80 pesos en preventa y 100 el día del concierto. Si se toma como media que asistieron 45 mil personas, a un costo de 90 pesos, el ingreso por concepto de taquilla alcanzaría 4 millones 50 mil pesos.

Tal percepción será utilizada para pagar los gastos de producción y lo restante se destinará al propio festival, aclaró en días pasados el director del encuentro, Ramiro Osorio.

Las autoridades de seguridad pública instrumentaron un dispositivo especial de 400 efectivos policiacos, provenientes tanto de la capital guanajuatense como de los municipios vecinos de Romita, Silao, San Francisco, Manuel Doblado y León.

El saldo de la noche fue blanco, según el reporte de la Dirección de Seguridad Pública y Vialidad de Guanajuato. Se realizaron 19 detenciones por faltas menores, la mayoría relacionadas con embriaguez y realizar necesidades fisiológicas al aire libre. Se dispuso un área de resguardo, en la cual se reportaron cerca de medio centenar de armas punzocortantes, entre navajas y exactos.

La venta de comidas y bebidas se realizó en 20 carpas que se dispusieron para la ocasión a lo ancho y lo largo de la unidad deportiva de la Yerbabuena. También pudo advertirse la presencia de vendedores ambulantes, que expendían objetos diversos relacionados con el concierto. El precio de la cerveza fue de 20 pesos, al igual que el refresco en lata. En tanto, el una orden de cuatro tacos de 40 pesos y un hot-dog costó entre 15 y 10 pesos.

El concierto tuvo una duración de casi 8 horas y en el transcurso de él se presentaron también los grupos La Barranca y Molotov y la cantante Julieta Venegas. Los Tigres del Norte actuaron durante casi cuatro horas, en las que interpretaron media centena de temas. Llovió toda la noche-madrugada.

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