Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 21 de octubre de 2002
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Contra

La guerra fría aún no termina

Condenó EU a 25 años de cárcel a puertorriqueña que espió para Cuba desde 1985

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 20 de octubre. Mijail Gorbachov comenzaba su liderazgo en la Unión Soviética, Ronald Reagan gobernaba Estados Unidos y Centroamérica estaba en llamas cuando una joven de origen puertorriqueño empezó a espiar para Cuba desde el centro del poder militar estadunidense.

La guerra fría no ha terminado. Esa joven acaba de ser condenada a 25 años de prisión. Se llama Ana Belén Montes, tiene 45 años de edad y confiesa sus acciones, pero no se arrepiente.

"Siento profundo respeto y admiración por Ana Belén Montes", dijo el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, durante un chat el viernes pasado. El canciller reconoció por primera vez la vinculación de la mujer con La Habana, reivindicó sus acciones y confirmó tácitamente la existencia del que quizá sea el topo mejor infiltrado por Cuba en Estados Unidos en décadas.

hab01-114933-pih Montes llegó a ser la principal analista especializada en Cuba de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), cargo que desempeñaba desde 1992, pero ya transmitía información desde 1985, cuando llegó a trabajar a esa rama del Pentágono.

Sin conocerse aún los alcances precisos de su actividad, sólo por sus 17 años de permanencia en uno de los centros claves de la comunidad de inteligencia estadunidense, Ana Belén quedó ubicada en las ligas mayores del doble espionaje de la segunda posguerra del siglo XX.

En ese rango figuran, entre otros, el agente de Alemania Oriental Gunter Guillaume, secretario de Willy Brandt durante los cuatro años en que el líder socialdemócrata fue jefe de Gobierno en el sector este del país, dividido tras la guerra; Kim Philby, el británico que sirvió dos décadas a la KGB, o el ex empleado de la CIA Aldrich Ames, y el ex oficial de la FBI Robert Hanssen, finalmente descubiertos como leales a Moscú.

Pero a diferencia de casi todo lo que ocurre en ese mundo, la puertorriqueña no cobró por sus servicios, según dijo a las autoridades estadunidenses y confirmó Pérez Roque: "Jamás recibió dinero de Cuba. Actuó movida por la ética y por un admirable sentido de justicia.

''El día en que cesen las agresiones y los actos terroristas contra Cuba y se nos deje vivir en paz, no será necesario que hombres y mujeres de la estatura moral de Ana Belén Montes o de los cinco cubanos también injustamente presos en Estados Unidos sacrifiquen sus vidas, sus familias y sus intereses personales para defender la tranquilidad y el derecho a la vida de nuestro pueblo'', dijo el canciller.

Pérez Roque se refería a cinco agentes cubanos descubiertos hace cuatro años en Florida, donde seguían de cerca al sector más violento del exilio radical anticastrista, y que están condenados en Estados Unidos a distintas penas, dos de ellos a cadena perpetua. Cuba ha convertido esos casos en motivo de movilización local e internacional y otorgó a los prisioneros la condecoración de Héroes de la República.

Ana Belén Montes reconoció haber revelado a Cuba la identidad de cuatro agentes estadunidenses encubiertos, todos los cuales están a salvo.

''Cuba no ha hecho ni hace espionaje contra Estados Unidos. No lo necesita. No es una amenaza para Estados Unidos'', señaló Pérez Roque en la conversación con internautas. ''Cuba se ha visto obligada a buscar información sobre los tenebrosos planes terroristas de los grupos extremistas que tienen su sede en Miami.''

En su declaración ante una Corte del Distrito de Columbia, el miércoles pasado, Ana Belén criticó la política de hostilidad de Estados Unidos contra Cuba y le dijo al juez que obedeció el dictado de su conciencia al considerar que la actitud de su país hacia la isla es "cruel e injusta".

"Nunca hemos respetado el derecho de Cuba a realizar acciones propias en función de ideas propias de igualdad y justicia", dijo la mujer en un alegato que la emparenta con algunos de los célebres: Philby murió en Moscú como integrante del KGB y Guillaume se identificó ante sus captores en Berlín Occidental como alto funcionario de la República Democrática Alemana.

Hija de un militar y sicoanalista y de una empleada federal originarios de Puerto Rico, Ana nació en Alemania, antes de que la familia radicara en Baltimore. Se graduó en relaciones internacionales en la Universidad de Virginia. En 1985 se hizo analista en la DIA, especializada en Nicaragua.

Según los cargos que le fincaron, las pruebas claves en su contra salieron de su computadora doméstica, a la que accedió subrepticiamente el FBI. De acuerdo con la fiscalía, durante años Ana tuvo un comportamiento plano, que a nadie llamó la atención.

Fue detenida el 20 de septiembre del año pasado, acusada de haber facilitado a Cuba información de los archivos de la DIA. La fiscalía se excusó de presentar detalles, alegando que era información que aún no podía ventilarse ni siquiera ante la justicia.

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