Ausentes, grandes personalidades del arte y
la cultura, salvo la viuda de Octavio Paz
Sólo trabajadores de la lente asistieron a las
exequias de Manuel Alvarez Bravo
Adolfo Patiño, Armando Cristeto y Enrique Bordes
Mangel, todos profesionales de la fotografía, externaron condolencias
a familiares y amigos del fotógrafo de la centuria
CESAR GÜEMES
Los fotógrafos mexicanos crearon un movimiento
que va de Manuel Alvarez Bravo a Adolfotógrafo, con el objetivo
de observar la vida con ánimo siempre renovado, señalaba
Carlos Monsiváis en junio de 1977 para el folleto informativo que
acompañó la muestra Veinte fotógrafos mexicanos,
organizada por el entonces Archivo Fotográfico Casasola. En la agencia
funeraria en la que se recibió el duelo para el centenario maestro,
estaba, en efecto, Adolfo Patiño, conocido en el medio como Adolfotógrafo.
Y como él, se dieron cita otros trabajadores de la lente de diferentes
generaciones que aprendieron o reforzaron su oficio mediante la maestría
de Alvarez Bravo, de Armando Cristeto a Enrique Bordes Mangel.
El
cuerpo de don Manuel empezó su día postrero casi a solas,
únicamente acompañado por dos o tres familiares muy cercanos.
Poco después de las nueve horas dio inicio el movimiento en el lugar
con la entrega de la ofrenda floral enviada por la representación
diplomática cubana. Comenzó entonces la llegada de fotógrafos,
al menos una decena, que lo mismo por razones de trabajo que por el deseo
de presentar sus condolencias a la familia se apersonaron en el sitio.
Adolfotógrafo, quien trabó relación
con el maestro desde 1973, cuando el propio Patiño junto con Armando
Cristeto, Silvia Patiño, Angel de la Rueda y Alberto Pergón,
organizaban el llamado Grupo de Fotógrafos Independientes, recuerda
la personalidad del fotógrafo en el siguiente diálogo: "Luego
de conocerlo me atreví a preguntarle cómo fue que tomó
la decisión de tener hijos a una edad en la que usualmente los creadores
se dedican sólo a su obra. A ello me respondió, sin dudarlo:
'De la libertad se hace uso, la libertad no se piensa'. Más que
la técnica, que está a la vista en sus obras, las enseñanzas
de Alvarez Bravo eran de palabra".
Así lo confirma Armando Cristeto, dedicado hoy
a la historia de su profesión y a la curaduría de obra: "Para
don Manuel la palabra dicha era tan importante como la imagen. Por eso
una de las frases que gustaba decirle a sus amigos era que 'la mejor fotografía
es la fotografía platicada'. Era capaz de pasar horas narrando encuadres,
acercamientos y personajes que le había tocado retratar o ver en
el trabajo de otros". Ya varias personalidades de la cultura acudieron
la noche del sábado al Palacio de Bellas Artes donde estuvo el féretro
de Alvarez Bravo, este domingo casi solamente hay fotógrafos, y
a propósito de ello dice Cristeto: "Desde hace muchos años
don Manuel era un hombre reservado, no necesitaba de homenajes oficiales
que muchas ocasiones son sólo caprichos sexenales. Ahora se cumple
la frase de que su obra, recogida en distintos e importantes museos del
mundo, está más allá del bien y del mal".
Al inicio de la década de los cuarenta en el tercer
piso de Ayuntamiento 147, Lola y Manuel Alvarez Bravo y el fotógrafo
venezolano Ricardo Rasetti decidieron montar un estudio para el que contrataron
como laboratorista a Enrique Bordes Mangel, quien al paso de muy pocos
años sería fotógrafo de profesión y evoca así
al fallecido Alvarez Bravo: "Un hombre generoso con su talento. Tuve sus
enseñanzas de primera mano y a lo largo de 60 años mantuvimos
una amistad basada en la palabra 'usted', jamás nos tuteamos".
Al caer la tarde, visitó la capilla fúnebre
Marie Jose Paz, viuda del Nobel mexicano, quien de forma privada ofreció
sus condolencias a la familia de Alvarez Bravo y se dijo profundamente
consternada por el deceso del maestro. A lo largo del día se manejó
la posibilidad de que el cuerpo del fotógrafo fuera de nuevo a Bellas
Artes, pero se decidió finalmente que permaneciera en la agencia
funeraria hasta hoy cuando será sepultado a mediodía en el
Panteón Americano. Y si su cuerpo no vuelve al palacio, lo hará
su obra, junto con la de Henri Cartier Bresson y la de Walker Evans, en
una muestra que será inaugurada el 13 de noviembre en Bellas Artes.
En 1935 Alvarez Bravo presentó su primera exposición en ese
recinto junto con Cartier Bresson y al año siguiente con Evans.
Los tres regresan, en breve.