Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 21 de octubre de 2002
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Cultura
Ausentes, grandes personalidades del arte y la cultura, salvo la viuda de Octavio Paz

Sólo trabajadores de la lente asistieron a las exequias de Manuel Alvarez Bravo

Adolfo Patiño, Armando Cristeto y Enrique Bordes Mangel, todos profesionales de la fotografía, externaron condolencias a familiares y amigos del fotógrafo de la centuria

CESAR GÜEMES

Los fotógrafos mexicanos crearon un movimiento que va de Manuel Alvarez Bravo a Adolfotógrafo, con el objetivo de observar la vida con ánimo siempre renovado, señalaba Carlos Monsiváis en junio de 1977 para el folleto informativo que acompañó la muestra Veinte fotógrafos mexicanos, organizada por el entonces Archivo Fotográfico Casasola. En la agencia funeraria en la que se recibió el duelo para el centenario maestro, estaba, en efecto, Adolfo Patiño, conocido en el medio como Adolfotógrafo. Y como él, se dieron cita otros trabajadores de la lente de diferentes generaciones que aprendieron o reforzaron su oficio mediante la maestría de Alvarez Bravo, de Armando Cristeto a Enrique Bordes Mangel.

El cuerpo de don Manuel empezó su día postrero casi a solas, únicamente acompañado por dos o tres familiares muy cercanos. Poco después de las nueve horas dio inicio el movimiento en el lugar con la entrega de la ofrenda floral enviada por la representación diplomática cubana. Comenzó entonces la llegada de fotógrafos, al menos una decena, que lo mismo por razones de trabajo que por el deseo de presentar sus condolencias a la familia se apersonaron en el sitio.

Adolfotógrafo, quien trabó relación con el maestro desde 1973, cuando el propio Patiño junto con Armando Cristeto, Silvia Patiño, Angel de la Rueda y Alberto Pergón, organizaban el llamado Grupo de Fotógrafos Independientes, recuerda la personalidad del fotógrafo en el siguiente diálogo: "Luego de conocerlo me atreví a preguntarle cómo fue que tomó la decisión de tener hijos a una edad en la que usualmente los creadores se dedican sólo a su obra. A ello me respondió, sin dudarlo: 'De la libertad se hace uso, la libertad no se piensa'. Más que la técnica, que está a la vista en sus obras, las enseñanzas de Alvarez Bravo eran de palabra".

Así lo confirma Armando Cristeto, dedicado hoy a la historia de su profesión y a la curaduría de obra: "Para don Manuel la palabra dicha era tan importante como la imagen. Por eso una de las frases que gustaba decirle a sus amigos era que 'la mejor fotografía es la fotografía platicada'. Era capaz de pasar horas narrando encuadres, acercamientos y personajes que le había tocado retratar o ver en el trabajo de otros". Ya varias personalidades de la cultura acudieron la noche del sábado al Palacio de Bellas Artes donde estuvo el féretro de Alvarez Bravo, este domingo casi solamente hay fotógrafos, y a propósito de ello dice Cristeto: "Desde hace muchos años don Manuel era un hombre reservado, no necesitaba de homenajes oficiales que muchas ocasiones son sólo caprichos sexenales. Ahora se cumple la frase de que su obra, recogida en distintos e importantes museos del mundo, está más allá del bien y del mal".

Al inicio de la década de los cuarenta en el tercer piso de Ayuntamiento 147, Lola y Manuel Alvarez Bravo y el fotógrafo venezolano Ricardo Rasetti decidieron montar un estudio para el que contrataron como laboratorista a Enrique Bordes Mangel, quien al paso de muy pocos años sería fotógrafo de profesión y evoca así al fallecido Alvarez Bravo: "Un hombre generoso con su talento. Tuve sus enseñanzas de primera mano y a lo largo de 60 años mantuvimos una amistad basada en la palabra 'usted', jamás nos tuteamos".

Al caer la tarde, visitó la capilla fúnebre Marie Jose Paz, viuda del Nobel mexicano, quien de forma privada ofreció sus condolencias a la familia de Alvarez Bravo y se dijo profundamente consternada por el deceso del maestro. A lo largo del día se manejó la posibilidad de que el cuerpo del fotógrafo fuera de nuevo a Bellas Artes, pero se decidió finalmente que permaneciera en la agencia funeraria hasta hoy cuando será sepultado a mediodía en el Panteón Americano. Y si su cuerpo no vuelve al palacio, lo hará su obra, junto con la de Henri Cartier Bresson y la de Walker Evans, en una muestra que será inaugurada el 13 de noviembre en Bellas Artes. En 1935 Alvarez Bravo presentó su primera exposición en ese recinto junto con Cartier Bresson y al año siguiente con Evans. Los tres regresan, en breve.

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