La fondista desea clasificar para Atenas 2004
Este es el siglo de las mujeres, afirma Patricia Jardón
La atleta espera continuar dos o tres años más
en maratones
ROSALIA A. VILLANUEVA
Ganadora de las tres últimas ediciones del maratón
capitalino, Patricia Jardón considera que si no ha trascendido entre
la elite mundial femenil no es porque no tenga confianza en ella misma,
sino porque las lesiones estuvieron a punto de truncar su carrera.
Confiesa que una semana antes de correr la edición
20, que ganó el pasado domingo, tuvo una contractura en las pantorrillas
que puso en peligro su participación.
"Pasé
horas muy tensionada y con la presión de que si no salía
de esa, quién sabe qué habría pasado. Me tomé
tiempo suficiente y me fui a un spa a que me dieran masajes.
"Me arreglé el cabello, me hice transparencias,
manicure, pedicure, todo, y eso me motivó; creo que como deportistas
exageramos y nos entregamos al entrenamiento y a veces nos olvidamos que
somos seres humanos y mujeres'', señala la fondista de 35 años,
quien se manifiesta orgullosa de ser una triunfadora del deporte mexicano.
Sin titubeos, afirma que este es el siglo de las mujeres,
porque a los hombres "como que les hizo daño el cambio'' y hace
años que no dan resultados.
Se refiere a los maratonistas, compañeros suyos,
que por más que les da ánimos cuando coinciden en los largos
entrenamientos, prefieren correr en competencias moleras para hacerse
de dinero y se desgastan, además de que "les faltan aspiraciones''
para trascender.
La atleta de Gabriel Zamora, Michoacán, apunta
que si el maratón de la Ciudad de México se le ha dado es
porque se identifica con esa competencia, pues fue allí donde debutó
en 1993, finalizando en el lugar 34. Al año siguiente llegó
en el 20, posteriormente el 15 y en 1995 alcanzó el segundo sitio.
De sus inicios recuerda: "Tenía muy poco en el
atletismo; se me antojó correr maratones y dije que algún
día tenía que ganarlo; se dieron las cosas y ya llevo tres
y los que me faltan'', expresa con entusiasmo Patricia, quien hace ocho
años obtuvo tercer lugar en Rotterdam con 2:33 horas, su marca personal,
que todavía no ha mejorado.
-Dicen que eres la sucesora de María del Carmen
Díaz, ganadora de cuatro ediciones.
-No me gustan las comparaciones, porque cada quien tiene
sus diferencias. A Díaz la respeto y en su época fue buena.
"Correr el maratón de México me hace sentir
especial, aunque en esta ocasión sufrí mucho, me lesioné
de las pantorrillas y la planta del pie una semana antes; en plena carrera
me dio un dolor de caballo y todavía no me recupero, pero vamos
a salir adelante."
-¿Ganar maratones te ha dejado mucho dinero?
-Ha sido relativo, porque en mi caso he invertido mucho
en el deporte. Le pago a mi entrenador Rodolfo Gómez, al doctor,
al fisiatra, a la nutrióloga y doy mi porcentaje a la Federación
Mexicana de Atletismo.
"No soy rica, pero lo poco que me queda lo invierto en
mis locales de zapatos. Empecé vendiendo en tianguis y no me da
pena decirlo, atiendo a mis clientas, me hinco para que se prueben zapatillas
o botas. Quiero poner un restaurante, una estética, un spa
y seguir sobreviviendo."
-Hablas como si pensaras retirarte.
-Espero seguir corriendo dos o tres años y dar
la marca a los Juegos Olímpicos de Atenas, esa es mi meta. Como
atleta te llega un hastío sicológico, te presionas mucho
y sacrificas muchas cosas. Además ya no me siento tan chavita, uno
tiene sus límites y el cuerpo no resiste. Hasta podría ser
entrenadora.
Paty es la séptima de 11 hermanos y desde que empezó
a correr contribuyó al sostén de la familia Jardón
García, ahora dueña de locales en la venta de zapatos. Cursó
hasta tercer año de Relaciones Internacionales y radica en San Mateo
Atenco, estado de México.
Sin embargo, su rostro se entristece y sus ojos se ponen
llorosos cuando evoca a su madre, María Hortensia, quien en silla
de ruedas despidió a su hija que partía a los Juegos Panamericanos
de Winnipeg 1999, con la promesa de que ganaría medalla en el maratón.
"Fue una experiencia triste, mi madre convalecía
en el hospital y yo abandonaba la prueba. No pude cumplirle.''
Por eso se siente en deuda con su progenitora, quien siempre
le inculcó que las mujeres deben ser libres y nunca estar sometidas
a nadie.
"Quiero trascender por ella para que se sienta orgullosa
de mí. Ahora vienen los Juegos Centroamericanos de El Salvador y
voy a correr con el corazón; luego el Panamericano (2003) y espero
estar en Atenas 2004.''