La alternativa, ni socialismo ni proteccionismo,
sino "autonomía con desarrollo"
Luego del triunfo de Lula, choque entre democracia
y especuladores: analistas
El gobierno que será elegido este domingo enfrentará
presiones internas y externas, avizoran
STELLA CALLONI ENVIADA
Sao Paulo, 25 de octubre. Al día siguiente,
cuando -como todo lo indica- Luiz Inacio Lula da Silva sea elegido presidente,
comenzará en Brasil el choque entre la especulación financiera
y la democracia. Pero todos en-tienden aquí que habrá un
periodo de transición hacia la "alternativa", sostiene el sociólogo
y catedrático Emir Sader, de la Universidad de Río de Janeiro.
En el mismo sentido -con algunos elementos distintos en
el análisis- se expresó el analista político Helio
Jaguaribe, ambos entrevistados separadamente por La Jornada, en
vísperas de las trascendentales elecciones en las cuales más
de 115 millones de brasileños elegirán en una segunda vuelta
a su nuevo mandatario.
Para ambos entrevistados, al igual que pa-ra los sondeos
y analistas, no caben dudas de que Lula, el obrero metalúrgico fundador
del Partido de los Trabajadores (PT), será el próximo presidente
de Brasil.
Sader recordó las presiones de esos sectores financieros,
que plantean asfixias y hasta fugas de capitales. Sin embargo, considera
que son muchos y diversos los grupos económicos dispuestos a que
se respete el derecho de la gente, como una forma de impedir ese virtual
veto que proponen algunos dueños del dinero.
El
profesor universitario destaca los procesos integradores, como el Mercado
Co-mún del Sur (Mercosur), entre los intentos de los países
que buscan alternativas en ese enfrentamiento entre "especulación
financiera y pueblos que masivamente exigen ya una democracia verdadera".
Para Sader y Jaguaribe, nadie cree que haya sorpresas
de aquí al domingo. El tema es "ese día después",
cuando el nuevo presidente deba enfrentar no sólo las expectativas
de la esperanza y el cambio de un pueblo rico pero con millones de pobres,
sino las severas presiones internas y externas.
Jaguaribe dijo a La Jornada que "en estas horas
no hay dudas sobre el triunfador, porque José Serra (del oficialista
Partido de la Social Democracia Brasileña) no pudo provocar ningún
cambio y ya no tiene tiempo. Los intentos televisivos de un debate no modifican
las cosas como están. En lo que hay que poner atención es
en lo que viene después de los comicios".
Ejecutivo "honorable"
Nadie duda, agrega, de que Lula hará un gobierno
"honorable", pero sabe que va a pasar momentos muy difíciles entre
2003 y 2006, que enfrentará terribles presiones do-mésticas
y externas, y muy especialmente la de los millones que esperan el cambio,
la mudanza en lo económico y lo social.
"Esto no se puede hacer rápidamente, y eso se ha
dicho con toda honestidad. Se tiene que hacer gradualmente, porque nadie
podría hacerlo de otra manera. Pero ya hay planes posibles", añade.
Jaguaribe considera que también hay que tener en
cuenta la dependencia que el país tienen del sistema internacional,
y que no puede decidir "salir de un día a otro" del mismo, sino
buscar una modalidad propia de inserción que preserve los elementos
más sanos de la autonomía.
"También es un momento muy difícil para
los países del Primer Mundo, donde estamos viendo un recrudecimiento
del unilateralismo que plantea Estados Unidos cuando amenaza a todos, y
también a Brasil", advierte.
Jaguaribe y Sader señalan, sin embargo, que el
gobierno electo que comenzará el lunes su trabajo de transición
hasta el primero de enero de 2003, tiene como ventaja la evidencia de la
ineficacia del modelo económico impuesto en el mundo y su fracaso
cada día más obvio para los pueblos.
Para el primero, aún así "sabemos que en
estos momentos, y por las circunstancias, la alternativa no es el socialismo,
ni tampoco el proteccionismo, sino que existe una op-ción que contempla
autonomía con desarrollo. Para que esto funcione, el gobierno debe
contar con una gran base popular para poder resistir las presiones locales
y externas, frente a un poder que además tiene influencia sobre
los medios".
En su opinión, para lograr esto, el próximo
gobierno "necesitará gente muy capacitada, y ésta existe.
Lula tiene la base popular necesaria, es muy activo, muy inteligente, conoce
la realidad, y está rodeado de personas muy valiosas, y por lo que
se ve está claro que un gobierno, para funcionar en estas circunstancias,
no puede quedarse solamente en el ámbito partidario. La capacidad
negociadora y el realismo que están mostrando los dirigentes petistas
nos lleva a pensar que esa alternativa existe y que en Brasil se puede
lograr".
Por otra parte, señala que tampoco los sectores
externos pueden continuar en el camino que llevaban, ya que analizaron
los peligros de una crisis en Brasil, la mayor economía latinoamericana.
Sader, a su vez, sostiene que el triunfo de Lula marca
los graves errores cometidos por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso,
y que desde 1989 Brasil es un país muy dividido entre los que privilegian
el déficit fiscal y los que luchan por lo social.
Estima que el gobierno de Lula tendrá que hacer
un camino de transición hacia el posneoliberalismo, pero advierte
que al líder del PT le han dejado muchas trampas en el camino. Por
ello tendrá un primer año difícil, de negociaciones
duras, ya que la Banca Morgan y City Bank plantearán fuertes presiones,
mientras que el gobierno futuro quiere apoyarse en las pequeñas
y medianas empresas, en políticas que den respuesta a la dramática
situación social, y encarar el problema de la tierra, todo "aquello
que puede resolver en reales, porque en dólares será muy
difícil".
Pero, optimista, también considera que "Lula tendrá
un camino de transición hacia una salida y se han preparado muy
bien para eso", y en este aspecto señala que ya se pronostica el
tipo de acciones internacionales que deberá enfrentar el primer
gobierno izquierdista de Brasil, como el chantaje de recursos o de préstamos
en momentos de crisis del modelo.
El hecho de que Lula haya decidido que su primer viaje
sea a Argentina marca también un cambio, una definición en
su política internacional. En tanto, destaca, algunos sectores derechistas
ya comienzan a actuar, como se deja ver en planteamientos en el Financial
Times, por ejemplo, que advierte sobre un "ridículo eje
del mal de Brasil con otros países", en aparente alusión
a Venezuela, y quizá a Ecuador tras el reciente triunfo en la primera
vuelta de las elecciones presidenciales del ex coronel Lucio Gutiérrez,
que apoyara hace dos años la rebelión indígena y popular
que derrocó a Jamil Mahuad.
Recuerda Sader, que poco después de las elecciones,
se reúne el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)
en Quito, Ecuador, donde Brasil asumirá la presidencia junto con
Estados Unidos.
"Hay expectativas ya de aplazamientos del programa del
ALCA, posiblemente hasta el 2010, ante la inviabilidad de la vía
rápida aprobada en Estados Unidos", dice.
Por lo pronto, a nadie aquí pasó inadvertido
el hecho de que en estas horas el gobierno de Washington acaba de abrir
su mercado a más de 40 productos argentinos trabados por el proteccionismo
estadunidense, como parte de esos juegos de toma y daca que ya se esperan
también en Brasil.