Sobrevivieron sólo tres de los 50 miembros
del comando independentista checheno
Murieron al menos 90 rehenes en la operación
de rescate en Moscú
El asalto habría comenzado antes de que se venciera
el ultimátum de los captores, según la prensa
El presidente Putin ofrece perdón a los rusos
por no haber podido salvar a todos los secuestrados
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 26 de octubre. Pasará mucho tiempo
antes de que se sepa, si es que algún día llega a saberse
toda la verdad, qué ocurrió en realidad y, en primer término,
cuántas personas murieron durante la operación de rescate
que el Kremlin or-denó, la madrugada de este sábado, para
liberar a las cerca de 700 personas secuestradas por un co-mando checheno.
Tampoco se conocerá pronto el número exacto
de rehenes que, tras ser rescatados, fallecieron en los hospitales de esta
capital como secuela del empleo de gas neuroparalizante, altamente tóxico,
y de otros recursos especiales usados durante el asalto.
Por lo pronto, hay un desfase considerable entre la cifra
oficial de víctimas mortales que se proporcionó poco después
de concluida la operación y los datos, también oficiales,
que han ido sa-liendo a lo largo de este día y que, lamentablemente,
podrían ser to-davía no definitivos.
El Ministerio de Salud Pública de Rusia, cuyo servicio
forense realizó las respectivas autopsias, informó que, para
las 22 horas de este sábado, 90 rehenes murieron en la operación
de rescate en el teatro Dubrovka de Moscú o en las primeras horas
después, al tiempo que la cifra de muertos por herida de bala no
supera las cuatro personas.
Se sobrentiende la causa que segó la vida de la
inmensa mayoría (el gas) pero, desde las instancias oficiales rusas,
no se nombra.
Es más, el viceministro del Interior, Vladimir
Vasiliev, al conceder que se utilizó un gas en el asalto, aseveró
que no hay una relación directa con la muerte de ninguno de los
rehenes.
Aniquilamiento total
Por su parte, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) reveló
que, durante el asalto, murieron 50 in-tegrantes del comando separatista,
18 mujeres y 32 hombres, y que sólo tres secuestradores están
de-tenidos, y, aparentemente, ninguno de los miembros del comando consiguió
escapar.
De tal modo, el número de muertos asciende ya a
140 personas, al menos, y duplica con creces la primera cifra oficial que
se dio a conocer a la prensa, 30 cautivos y 36 plagiarios, un total de
66 personas, según recoge La Jornada en su edición
de este sábado.
Pero todo parece indicar que, por desgracia, puede aumentar
to-davía el número de víctimas mortales, debido al
delicado estado de salud de muchos de los rehenes, que, después
de las 58 horas de calvario desde que fueron secuestrados la noche del
pasado miércoles o a consecuencia del gas neuroparalizante, requieren
tratamiento especializado en hospitales.
Al respecto, se sabe que entre 350 y 500 personas están
internadas con diagnóstico, principalmente, de afecciones respiratorias
y cardiacas de distinto grado de gravedad, y varias decenas se en-cuentran
en estado crítico.
Versiones encontradas
Cuando
el país todavía no se repone de los casi tres días
de tensión y angustia que se vivieron a partir del secuestro masivo
en plena ca-pital de Rusia, sin duda el mayor desafío para el presidente
Vladimir Putin desde que despacha en el Kremlin, la versión oficial
no aclara serias contradicciones que ponen en entredicho que las cosas
hayan ocurrido realmente así.
Repetida hasta la saciedad por diferentes voceros, la
primera afirmación que resulta dudosa es que el Kremlin satisfizo
todas las demandas de los secuestradores para mantener abierta la vía
de la negociación.
En realidad, sólo tenía que cumplir una
sola exigencia, que era comenzar el retiro inmediato de sus tropas en Chechenia
y anunciar su disposición a alcanzar un arreglo político
para la república independentista caucásica.
Nunca dio la menor señal de que podría aceptarlo,
y ello dificultó el diálogo y acabó por cerrar la
puerta de la negociación.
Ligado a esto, no es del todo claro qué hizo que
se tomara la decisión de iniciar el asalto. Las autoridades aseguran
que fue el hecho de que los secuestradores empezaron a fusilar rehenes.
Un vocero del FSB dijo que, en esas condiciones, se resolvió
acudir sin demora en ayuda de los cautivos y se desató un intenso
combate, que al cabo de una hora permitió a los efectivos del grupo
antiterrorista Alfa entrar en el teatro Dubrovka.
No obstante, de haber sucedido de ese modo, quizás
nada habría impedido que los secuestradores llevaran a cabo su amenaza
y, al primer indicio de que había co-menzado una operación
de rescate, volaran el edificio. Tenían ex-plosivos suficientes.
Circula la versión de que el asalto no fue precipitado
por los se-cuestradores, más aún, que el FSB sostiene que
mataron a los primeros dos rehenes algo así como seis horas antes
de que venciera el ultimátum, sin razón aparente para adelantar
el plazo.
El periódico Moskovski Komsomoliets, en
una edición especial que empezará a circular este do-mingo,
afirma que el Kremlin, al percibir que se había agotado la vía
negociadora, ordenó la operación de rescate antes de que
los secuestradores chechenos empezaran a matar rehenes.
Elaborado hasta el mínimo detalle, al basarse en
el factor sorpresa de la operación, el plan neutralizó a
los secuestradores sin necesidad de disparar un solo tiro, al menos en
la sala, donde se encontraban las mujeres chechenas con los paquetes de
explosivos adheridos a sus cuerpos.
Relato inquietante y cruel
El influyente diario, de acuerdo con el adelanto que puso
en su página de Internet, publicará este domingo el testimonio
de un miembro del grupo Alfa que participó en la operación
de rescate.
"A través del sistema de ventilación de
la sala se inyectó una fuerte dosis de gas neuroparalizante. Lo
principal es que pudimos eliminar a las mujeres suicidas. Hicimos boquetes
y nuestros combatientes simplemente entraron en la sala y mataron a quemarropa
a las terroristas dormidas. De un tiro en la sien", dice.
Agrega: "Entiendo que es cruel, pero cuando una persona
lleva encima dos kilogramos de explosivos, no se nos ocurre otra forma
de neutralizarla".
Al margen de versiones encontradas, el secuestro masivo
de rehenes no dejó mu-chas opciones a Putin, quien de hecho tuvo
que escoger entre ceder a las exigencias de los separatistas chechenos
o intentar su liberación mediante un asalto armado.
La primera opción implicaba un alto costo político;
la segunda, un enorme costo en vidas humanas.
El eje de la argumentación justificatoria del Kremlin
para lanzar la operación de rescate es que los secuestradores empezaron
a matar rehenes, y, ante el peligro de que murieran todos, era mejor intentar
salvar a cuantos se pudiera, a pesar del daño que podría
causar en muchos cautivos el uso del gas neuroparalizante.
En breve mensaje a la nación, dirigido la noche
de este sábado por cadena de radio y televisión, el presidente
Putin pidió perdón a los rusos por no haber podido salvar
a todos los rehenes.
Noble gesto, pero el mandatario no consideró necesario
explicar a sus compatriotas por qué rechazó la demanda independentista
de comenzar negociaciones para poner fin a la guerra de Chechenia.